Pablo Toro: “La realidad es tan delirante que las distopías adquieren una dimensión realista”

Safari se llama su primera novela, publicada vía Montacerdos, y fue incluida entre los mejores libros del 2021 por este medio. Su autor es guionista de series como Bala loca o Los 80, y en charla con Culto desmenuza la obra.


Fue uno de los lanzamientos de la editorial Montacerdos en mayo del 2021, y desde entonces, Safari, la primera novela del escritor y guionista Pablo Toro (38), ha sido uno de los lanzamientos más comentados del año. Incluido el listado de los mejores libros del 2021 de Culto.

Toro, de profesión periodista, ha tenido participación como guionista en las series Bala loca, La Ofis —adaptación local de la británica The Office—, Mis Años Grossos, Los 80 y Por fin solos. Como escritor, el 2010 publicó su primer libro de relatos Hombres Maravillosos y vulnerables, vía La calabaza del diablo, por el cual recibió el Premio Municipal de Literatura 2011.

Ágil, entretenida y con una escritura fluida, Safari es una novela en tres tiempos: la guerra en Irak, la muerte de Pinochet y un futuro distópico, donde uno de sus protagonistas participa en una cacería humana.

¿Cómo nació la idea de esta novela? En charla con Culto, Toro responde: “Nace de una pregunta: ¿Qué tendría que pasar para que la cacería humana se convierta en un espectáculo legal y aceptado por la mayoría? Responderla implicaba imaginar una sociedad: su organización política, sus formas de habla, sus costumbres sexuales y su alimentación, entre muchas otras cosas”.

“Pero también quise modelarla en base al sistema actual –agrega–. Es un juego de conjeturas y proyecciones del presente que combina el drama con la comedia negra. Mi intención era trabajar más con la imaginación que con la memoria, pero lo cierto es que son inseparables y se retroalimentan”.

¿Por qué la decisión de estructurarla en tres partes?

Inicialmente, por frustración. La historia futurista no me convencía por sí sola. Tuve la necesidad de enraizarla en relatos contemporáneos que funcionaran como cimientos de lo que vendrá. Además, quería explorar distintas voces, temporalidades, estilos y formas narrativas. Eso me llevó a buscar una estructura abierta, en tres partes y tres tiempos.

Esta novela juega con tres escenarios, ¿por qué los elegiste?

La guerra en Irak me obsesionó desde sus inicios, en 2003, cuando empezaba a estudiar periodismo. Me parece uno de los hitos fundacionales de este siglo. Una invasión basada en mentiras flagrantes, donde la participación abierta de milicias privadas le daba un tenor distinto a lo bélico, como si ante todo fuera un proyecto empresarial. La muerte de Pinochet en 2006 también evocaba una mezcla de violencia desatada y desfalcos económicos. El futuro distópico, entonces, es una proyección extrema de la relación entre violencia, lucro y espectáculo.

El personaje de Villanueva y su amistad con Gutiérrez son quienes mueven la novela, ¿cómo lograr cohesión de los personajes en tres momentos distintos?

La amistad masculina es un problema central de la novela, sobre todo en las primeras dos partes. Las trancas de comunicación, los tabúes sexuales, la noción de lealtad, la ley del más fuerte. La cohesión se logra mediante la construcción de personalidades, registros de habla y temperamentos que sean reconocibles para el lector más allá del estilo particular de la escritura.

La parte 3, la del safari humano, dialoga en cierta medida con Los juegos del hambre y con El juego del calamar. ¿Por qué crees que ese tipo de historias atraen tanto?

No lo tengo tan claro. Puede que sea el estado de cosas. La realidad se ha vuelto tan delirante que las distopías adquieren una dimensión realista. También hay fenómenos como el calentamiento global, la escasez de agua, la híper concentración de riqueza, la pérdida de la privacidad y la destrucción de ecosistemas. Todo esto nos puede llevar a sentir que la sociedad, tal como la entendemos, tiene fecha de vencimiento. Entonces surgen preguntas inesperadas: ¿Cuánto tiempo falta para que empecemos a cazarnos unos a otros?

La violencia en la sociedad está permanentemente presente en el libro, con la contratista Blackstone, el safari humano y las relaciones que intercambian los personajes, ¿por qué te movió tanto la idea?

Siempre me ha perturbado lo frágil de la civilidad; el hecho de que la barbarie se asoma bajo cualquier superficie humana. A eso hay que sumar la tecnología, que pareciera estar contribuyendo a ambos fenómenos de forma simultánea. La violencia es como un lenguaje atávico, espantoso y familiar. Es uno de los materiales fundamentales en la escritura de ficción, independiente de cómo se manifieste.

¿Influyó tu formación como guionista en la escritura de este libro?

Sí. Escribir guiones te obliga a pensar la narración de manera visual y sonora, además de concentrar el esfuerzo en la estructura y el diálogo. Pero también puede ser una trampa. Una escritura demasiado cinematográfica puede limitar el trabajo con el lenguaje y sus posibilidades expresivas. Hay que entender que son medios distintos y que, en el caso de la novela, se debe estimular la imaginación del lector.

¿Hay algo de autobiográfico en la novela?, ¿hubo referentes reales para personajes como la Maca Barros o el guatón Green?

Hay algunos referentes, sí, pero no demasiado directos. MI apuesta en la sección escolar de la novela es que se sienta biográfica sin realmente serlo.

¿Cómo fue el proceso de escritura?, ¿la trabajaste en algún taller literario?

La trabajé solo y fue bastante lento, con dudas, inseguridades, pasos en falso, probando distintas alternativas de narrador y estilo, hasta llegar a la forma final. Fue un proceso solitario, pero con la colaboración del editor se volvió más activo y dinámico.

¿Algunos libros o materiales audiovisuales que te hayan ayudado en la escritura Safari?

Relatos y novelas de Alberto Laiseca, Fogwill, P.K. Dick, Margaret Atwood, Thomas Pynchon y Alice B. Sheldon. Generation Kill, la miniserie de David Simon. Los buenos soldados de David Finkel y otros reportajes sobre la invasión a Irak. La película Election, de Alexander Payne.

Safari es tu primera novela. ¿Cómo has sentido la recepción?

Creo que el libro ha ido encontrando a sus lectores, y en algunos casos he podido interactuar y conocer sus impresiones. Todas las semanas me encuentro con alguna nueva lectura. No creo que se deba pedir mucho más que eso.

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