Tommy Rey: las confesiones del rey de la cumbia chilena

A 40 años de la fundación de la sonora con su nombre, el emblemático cantante repasa su vida artística como símbolo de fiestas y celebraciones gracias a una voz melódica inigualable. Giras por el Adriático, invitaciones a cantar metralleta en mano, el llanto de los exiliados, vivir con insomnio, y cómo la cumbia derribó prejuicios en Chile. Tommy Rey revela el pasado y cuánta cuerda le queda.


* El batelera

Mi papá trabajaba haciendo muebles, pero le gustaba tocar la guitarra y yo también aprendí a tocar. Me gustaba mucho escuchar radio, aunque no teníamos, éramos muy pobres. Yo me iba a parar por ahí por casas para escuchar música. Me gustaba Joselito, Lola Flores, porque en ese tiempo estaban de moda las canciones de España, y me encantaba. En el colegio sabían que yo cantaba y me hacían cantar para los demás. Canté mucho un tema que se llamaba La Batelera, de moda en esos años. Después me pusieron El Batelera en el colegio”.

* El chacal anterior

“Había un programa de aficionados en la radio Corporación en Teatinos, como el chacal de la trompeta, pero antes de Don Francisco, y mis hermanos me llevaron. Ensayé un poquito con los guitarristas y les gustó. Empecé a cantar un tema que se llamaba Entre copa y copa, de Miguel Aceves Mejía. Cantaba y miraba para atrás por si me iban a tocar la trompeta. Canté todo el tema y gané el primer lugar ese día. A los 16 años empecé a ir a programas como El Calducho, en radio Portales. Ahí estaban Lucho Dimas, Fresia Soto, la Nueva Ola. Pero no me dieron mucha bola, porque yo cantaba cosas melódicas, y estaba de moda el twist y el rocanrol. Me aburrí y me fui a la radio Agricultura, a un programa que se llamaba Llamando al favorito. El animador era Enrique Valladares que había sido cantante, y a él le gustó lo mío. En esa radio trabajaba una orquesta que era muy famosa, Los Peniques. Se quedaron sin cantante y Enrique Valladares pensó que yo podía servir, y le dijo al director de la orquesta que me probaran. Lo hice y quedé altiro. Tenía 18 años”.

* En la taberna Capri

“Estuve como un año con Los Peniques, nos fuimos a trabajar a Concepción y allá hubo problemas con el director por plata. Se armó una pelea y se devolvieron a Santiago el director, el pianista y el bajista. Buscamos músicos en Concepción y estuve un tiempo más con ellos, pero quería regresar a Santiago. Los hermanos Palacios todavía no tenían la Sonora, estaban estudiando trompeta. Al tiempo empezaron a tocar cosas de La Sonora Matancera y me llamaron. Empecé con ellos en la taberna Capri, en calle San Antonio. Ahí se formó la Sonora Palacios”.

* La gira adriática

“El año 67 fuimos a tocar a Valparaíso, a Playa Ancha, en un carnaval de verano. Andaban unos yugoslavos y les gustó la orquesta. Nos hablaron para ir a tocar allá y estuvimos cinco meses. Recorrimos toda la costa del mar Adriático trabajando en hoteles. Los yugoslavos no tenían idea de cómo bailar cumbia, bailaban no más. Volvimos a Chile el 19 de septiembre, nunca me olvido, el día de la Parada Militar”.

* Qué cansado va

El primer disco que grabé fue Pobre caminante, que pegó inmediatamente, después La Mula, La Mafafa, La Peineta (n. de la r.: Los Domingos). Alcancé a grabar más de 100 temas con la Sonora Palacios. La gente me identificaba, pero no sabían mi nombre, a mí nunca me nombraban, solamente decían Sonora Palacios. Fuimos a Mendoza, y de ahí seguimos por el norte de Argentina, como dos meses por allá. Llegamos hasta la frontera con Bolivia en Tartagal tocando en canchas, estadios, en diferentes partes”.

* Golpe, televisión y quiebre

“Había muchos locales con orquestas en Santiago, pero cuando vino el 73, el golpe, se podía trabajar hasta cierta hora por el toque de queda. En el Maxim de Av. Matta, entrábamos a las 8 de la noche y no había nadie. Así que empezamos a ir a la televisión, a Sábados Gigantes, le gustaba mucho a Don Francisco. Cuando llevábamos mucho tiempo viajando e íbamos a diferentes partes, la parte económica no era buena. Pillamos al director, cuánto cobraba y lo que nos pagaba a nosotros. Empezamos a conversar y nos retiramos cinco miembros. Buscamos otros músicos. Ahí entró Leo Soto, el timbalero; entró Leo Núñez que había sido compañero mío y que era El chacal de la trompeta, el segundo chacal, porque el primero también tocó conmigo, Juanito Bulnes, muy buen músico, fallecido”.

* Llevará tu nombre

“Los músicos me llamaron y me dijeron que le iban a poner al grupo Sonora de Tommy Rey. Había que tratar de dar a conocer el nombre y nos contrataron de un local muy conocido, La Pachanga, en San Pablo, y pusieron un letrero que decía Sonora de Tommy Rey, ex Sonora Palacios. Cuándo supieron los Palacios, me llamaron por teléfono amenazándome que no debía usar el nombre. Les dije que no lo hacíamos nosotros, sino los dueños de los locales. Empezamos el año 82 y grabamos el primer disco, que fue Daniela y pegamos altiro. Después El Pipiripau, La parabólica, varios temas. Ahora ya no grabamos”.

* Cantando el himno

“Empezamos a ir al Festival de la Una. En ese tiempo uno estaba una semana entera. De ahí nos llamaron de Sábados Gigantes, que era más visto. Empezamos a viajar y fuimos a Suecia con los exiliados. Fue algo muy emocionante. Una vez empezamos a tocar, pero no tocamos altiro las cumbias, sino que tocamos la canción nacional. Muchos lloraban. Me daba pena cómo lloraba la gente. Antes habíamos ido a Buenos Aires y fue igual. Muchos que no podían volver se subían al escenario y nos abrazaban. También fuimos a Sydney, a Melbourne. Después fuimos a Canadá, Toronto y Montreal. En Chile hemos recorrido de norte a sur, hasta la Tierra del Fuego”.

* Metralleta en la mano

“Cuando aún estaba en la Sonora Palacios tuvimos que actuar para los militares. Me iban a buscar a la casa con la metralleta en la mano. Era gratis. No pagaban, pero yo no estaba de acuerdo con el golpe de Estado, nunca fui partidario de eso. Igual tenía que quedarme calladito nomás. Teníamos que trabajar y mantener la pega”.

* La gaviota de oro

“La primera vez que fuimos al Festival de Viña fue en 2004 y en 2006 nos llamaron para que tocáramos junto a la Sonora Palacios como La Gran Sonora de Chile. En 2013 fue la última vez que fuimos, hasta nos dieron la gaviota de oro. Pero no salió en la tele, porque cortaron la transmisión antes. Nos tiraron a las tres de la mañana y terminamos cerca de las cuatro. Mucha gente no supo que nos dieron la gaviota de oro. Es imposible negar que el Festival de Viña es lo más importante, porque lo ve toda la gente y se llena la Quinta Vergara. Es muy lindo”.

* La pastillita

“Como estoy acostumbrado a trasnochar, cuando me acuesto me pongo a ver tele y sigo viendo mientras mi señora se queda dormida. Me duermo como a las 3.30 de la mañana y despierto como a las 10, 11 más o menos, y me levanto cerca de las 12.00. Tengo que tomar una pastillita para dormir. porque si no, no puedo dormir, y uno tiene que dormir bien para recuperar la garganta cuando a uno le ha tocado trabajar”.

Tommy Rey.

* Cantar los clásicos

El galeón español, La peineta, y la Daniela son los que más pide la gente. A mí me encantan los boleros, grabé muchos boleros. No me aburro de cantar las mismas canciones, al contrario. Si la gente pide eso, entonces uno tiene que dar en el gusto”.

* La cumbia y el prejuicio

“Antes la cumbia era de Plaza Italia para abajo, pero ya no. Hemos tocado en lugares de eventos muy bonitos para gente que se nota que es de clase alta y todos felices. No sé cuándo se produjo el cambio, creo que fue de a poco, la gente fue conociendo la música. Antes la cumbia la encontraban muy rasca, pero de a poco fue gustando”.

* Empeñosos

“Esos grupos como La Noche, cuando estaba Leo Rey, nos tocó trabajar juntos y ellos siempre nos trataban con respeto. A mí todos me dicen tío. Los nuevos grupos nunca nos perjudicaron. Al contrario, es bueno que los músicos hagan cosas nuevas con otras maneras de tocar. Está bien encuentro yo. ¿Si el chileno aprendió a bailar cumbia? Todos bailamos igual, que sea así como salga no más, pero todos son empeñosos”.

* La última cumbia

“Uno nunca sabe hasta dónde va a llegar. Ahora mismo, ya cumplí 78, no sé. Si Dios quiere, algunos añitos más, pero es difícil, porque a uno le gusta mucho esto y cuando no me ha tocado trabajar con la orquesta, uhhh, se muere de angustia uno. La costumbre de tener compañeros, porque uno les toma cariño a los compañeros, es como una familia. Llevamos muchos años juntos”.

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