Peter Brötzmann, nombre esencial del jazz europeo, muere a los 82 años

Formado en los 60, en la era dorada del género, el músico alemán era dueño de un estilo desinhibido y expresivo. Murió en su residencia en Alemania.


Fue un saxofonista de estilo tan expresivo como sensible, tan voluminoso como preciso, por eso se ganó un espacio entre los grandes del jazz europeo. Peter Brötzmann, adscrito a la corriente del free jazz, falleció la noche del martes mientras dormía en su casa en Wuppertal, Alemanía. Tenía 82 años.

Nacido en Remscheid, Alemania, en 1941, Brötzmann estudió artes visuales y se inició como pintor. Trabajó como asistente de Nam June Paik y fue influenciado por el movimiento Fluxus. Comenzó a hacer música de forma autodidacta, básicamente saxofón y clarinete, inspirado en los grandes instrumentistas estadounidenses que recorrieron Alemania por esos años, como Miles Davis y John Coltrane.

A mediados de los 60, tocaba en un trío con Peter Kowald y el baterista sueco Sven-Åke Johansson y se cruzó con músicos audaces como Carla Bley y Cecil Taylor. Rechazó los modos rítmicos y melódicos estándares para explorar el free jazz, inspirado en parte por el deseo de expresar algo nuevo después de la Segunda Guerra Mundial. “El trauma de mi generación fue lo que nuestros padres le habían hecho al resto del mundo. Y entonces dijimos: ‘Nunca más... Nunca más nacionalismo’, explicó en una entrevista de 2018 .

Su primer lanzamiento, For Adolphe Sax, fue autoeditado en 1967. Fue seguido en 1968 por uno de los álbumes emblemáticos del free jazz del siglo XX, Machine Gun. La guía canónica Penguin Guide to Jazz lo describe como “uno de los documentos más significativos del underground europeo del free-jazz”.

Aunque también tocaba mucha música más suave y lírica, su reputación de ferocidad lo convirtió en un socio natural en Last Exit, un supergrupo de jazz de la década de 1980 con Sonny Sharrock, Ronald Shannon Jackson y Bill Laswell, quienes tocaban punk, funk y noise rock.

Brötzmann grabó más de 50 álbumes con su nombre, muchos de ellos con obras de arte que él mismo pintó o creó, basado en su trabajo como diseñador.

Entre sus admiradores se encontraba el también saxofonista y expresidente estadounidense Bill Clinton, quien describió a Brötzmann como “uno de los más grandes”.

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