Habla Hanif Kureishi a un año del accidente que lo dejó postrado: “Todavía no estoy listo para morir”

A un año del accidente en Roma que le cambió la vida, y que lo dejó sin el uso de sus extremidades, el escritor británico dio una entrevista a la BBC donde comentó cómo ha sido su vida desde entonces. Comentó que "el mundo parece mucho más oscuro", cómo es su nueva vida cotidiana y cómo su hijo lo ayuda a escribir.


Paseando por Roma. Así fue. Cuando la idea era visitar las bellezas de la “Ciudad eterna”, la Fontana di Trevi, el Panteón, el Coliseo, el Foro, El Vaticano, la Capilla Sixtina, entre otros, el novelista británico Hanif Kureishi sufrió una caída y aterrizó de cabeza en el pavimento. Era el “Boxing day” del 2022, el día después de Navidad, y su vida cambió para siempre desde ahí.

La caída lesionó su cuello y lo dejó sin movimientos de sus brazos y piernas. Desde ahí, Kueishi fue tratado en cinco hospitales diferentes en Italia y luego en el Reino Unido, donde reside. Dictándole a su hijo, retomó la escritura y en enero de este 2023 abrió un blog donde ha ido relatando su experiencia, The Kureishi Chronicles.

Nacido en Londres, hijo de padre pakistaní, Hanif Kureishi es uno de los autores ingleses fundamentales, parte de una verdadera “Generación dorada” que a inicios de los 90 despuntó con nombres como Kazuo Ishiguro, Julian Barnes, Ian McEwan, Martin Amis, o Graham Swift. Es el lote que el editor español Jorge Herralde definió como “el Dream team de la narrativa británica” y terminó publicando en Anagrama. El tiempo demostró que no se trataba solo de un mote colocado al azar, sino que se trata de autores con obras sólidas. El Premio Nobel a Ishiguro, en 2017, no hizo sino poner la guinda de la torta.

Pero a pesar de las dificultades generadas por la caída, Kureishi ha continuado con su vida. Hace pocos días, dio una entrevista a la BBC, donde comentó cómo ha sido este año en base a esta nueva situación de su cuerpo

En el tradicional medio de comunicación británico, el autor de El buda de los suburbios describió el accidente: “Pensé: ‘Tengo que respirar unas cuantas veces más y luego voy a morir’. Entonces pensé, como supongo que hace mucha gente cuando muere, que ‘es ridículo morir de una manera tan estúpida. Seguramente podría hacer algo un poco más dramático, un poco más interesante para contarle a la gente’. También tuve la sensación de pensar: ‘Hay muchas cosas que realmente quiero hacer, pero todavía no estoy listo para morir’”.

Además comentó su frustración por las consecuencias del accidente inesperado, y que dicho sentimiento -asegura- es compartido con otros pacientes en su misma situación. “Un hombre se cayó de la cama y se rompió el cuello. La gente cae por las escaleras. La gente cae en las piscinas. Es un catálogo de acontecimientos ridículos y crueles, contingentes y sin sentido”.

“Hablé con un tipo el otro día; estaba en su jardín, tropezó con un rastrillo y se rompió el cuello. Estaba absolutamente indignado por la injusticia de lo que le había sucedido. Es muy común, en este tipo de circunstancias, [sentir] que te han sacado del mundo al azar y castigado de alguna manera kafkiana. Pero luego tienes una sensación mucho más amplia de que esto le sucede todo el tiempo a la gente”.

Pero pasar por esto, por mucho que Kureishi lo tome un poco a la broma, cambia el humor. Así lo reconoció en la entrevista. “Era un tipo bastante alegre, iba por el mundo muy alegremente, me gustaba caminar, ver cosas y hablar. El mundo parece mucho más oscuro. Y miras a toda esa gente inocente paseando por el mundo luciendo tan sana, en forma y feliz y piensas: ‘No sabes, jefe, lo que te espera en el futuro’.

“Y esa es una forma muy cruel y cínica de ver las cosas, pero has atravesado una puerta cuando tienes un accidente de la misma manera que yo tuve un accidente. Pero en cierto sentido siento que estoy mucho más cerca de la realidad: que, en cierto modo, estamos viviendo en una especie de miasma nirvánico hasta que algo como esto suceda”.

Y agregó cosas en el marco más cotidiano: “Ni siquiera puedo preparar una taza de té. No puedo rascarme la nariz. Así que he tenido que aprender a hacer exigencias. Soy un dictador reacio”.

Además, comentó que le llama la atención la reacción de la gente ante un discapacitado. “Una de las cosas que te sucede cuando estás discapacitado es que te sientes menos poderoso, que eres una especie de dios impotente para tus hijos, pero en realidad, en otro sentido, eres más poderoso. Eres increíblemente poderoso”.

“La gente realmente se siente atraída hacia ti por tu enfermedad, porque les fascina y se preguntan cuándo les irá a pasar. No se puede decir que no le hace nada a la gente. Es muy conmovedor, muy perturbador y cambia la vida de otras personas a tu alrededor”.

Asimismo, señaló cómo ha sido la experiencia de ir escribiendo un blog con la ayuda de su hijo, Carlo. “Tuve que encontrar una forma completamente nueva de escribir. No puedo sentarme en mi escritorio durante horas jugando con palabras y tachando cosas. No puedo usar mis manos, no puedo usar un bolígrafo. Así que sólo tengo que decirlo de la manera más legible y coherente que pueda. Ahora se lo dicto directamente a Carlo y él lo escribe y luego, después de un par de días, lo revisamos, lo revisamos y lo haceos un poco más claro. Pero tengo que inventarlo en mi cabeza de antemano, todo el blog, tengo que verlo visualmente y luego leerlo en mi mente.

Abro la boca y espero lo mejor. Es una forma muy interesante de trabajar porque no es como escribir ni cómo hablar, es algo un poco intermedio. Nunca antes había escrito algo y luego lo había publicado literalmente 10 minutos después. Puedo escribir un ensayo de 4000 palabras, ponerlo en Substack y llegar a una audiencia. No hay censura. Es una forma muy interesante y estimulante de escribir. Yo lo haría. Nunca habría pensado en hacerlo si no hubiera tenido este accidente”.

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