Nick Hornby y una terapia de amor intensiva

El estado de la unión se llama lo último del escritor británico, donde -en clave de humor- cuenta la historia de un matrimonio que busca recomponer la relación casi al borde del divorcio. Ha tenido en general una buena acogida de crítica y en Culto abordamos sus claves.


Antes de pasar a su habitual sesión de terapia de pareja semanal, Tom y Louise se juntan en un pub a tomar una pinta de cerveza y conversar, casi para ponerse de acuerdo en lo que dirán. Su matrimonio vive una crisis, de hecho, Tom se fue del hogar y están intentando recuperar lo que alguna vez tuvieron. Esta historia, que podría ser muy dramática, en realidad es la base en la que Nick Hornby sustenta su última y muy graciosa novela, El estado de la unión.

En breves 152 páginas, es publicada por la catalana editorial Anagrama, y en rigor es la adaptación en formato libro de la serie de TV del mismo nombre de 2022 (HBO), y que protagonizaron Rosamund Pike y Chris O’Dowd, de la que Nick Hornby fue guionista. Lejos del excesivo llanterío, la novela aborda las relaciones de pareja en base a lo cómico.

De hecho, la novela está casi armada como un guión, con poca narración y mucho diálogo entre ambos personajes centrales. Es una apuesta, pues pocas novelas actualmente tienen esas características, pero en manos de Hornby es un acierto pleno.

Así por lo menos lo recogen las críticas al libro. Por ejemplo, The Guardian señala: “No tenemos acceso a sus pensamientos no expresados, pero eso no es una gran pérdida, ya que sus ingeniosas discusiones sobre su relación lo revelan todo. Hornby, como siempre, es un maestro en extraer intensidad de los detalles más banales. Tras 15 años de matrimonio, la pareja reflexiona sobre lo que tienen en común: ‘Crucigramas… y Juego de Tronos ‘”.

Lo mismo destaca el Publsher Weekly: “La relativa falta de texto que no sea diálogo impulsa la inmediatez y la intensidad mientras Tom y Louise se tambalean hacia una conclusión esperanzadora. Los lectores que quieran una exploración honesta de una relación quedarán cautivados por el vivaz equilibrio de emociones difíciles y humor sarcástico”.

Incluso, ambos aprovechan de discutir de otros temas, como el Brexit -del que Tom se muestra partidario- y le sugiere una particular idea a Louise, algo así como un amistoso e indoloro “Brexit matrimonial”. “Hornby mantiene su diálogo girando como un trompo, capturando perfectamente los vertiginosos cambios en el equilibrio de poder mientras la pareja intenta negociar un ‘Brexit marital’. (“¿Con quién vas a hacer acuerdos comerciales? Hasta donde yo sé, no salías con ninguna mujer alemana o italiana”). Lo mantiene ligero, evitando el rencor y la bilis de una ruptura matrimonial real”, comenta The Guardian.

El Standard Evening también comenta al respecto: “El Brexit también sirve como comparación, reconocida por los personajes, para su conflicto matrimonial mientras se esfuerzan divertidamente por encontrar una analogía -cualquier analogía- para su situación, desde maratones hasta gasolina, bolígrafos y autopsias. Como era de esperar, el diálogo de Hornby se puede citar, a menudo es divertido y siempre está bien observado”.

En una entrevista con la web Decider, el mismo Hornby comentó cómo surgió la idea: “Quería escribir sobre consejería por un tiempo. Cada vez que pensaba en ello, pensaba que me parecía un poco exagerado ir al consultorio de un terapeuta y pedirle que hiciera preguntas y luego tratara de responderlas más o menos directamente o no decir nada en absoluto. Mientras que ese momento anterior me pareció que tenía el potencial de generar mucho caos y falta de comunicación, y muchísimas conversaciones porque la gente está sola. Las parejas están solas y liberadas de todas las limitaciones del consultorio de un terapeuta. Parecía muy divertido escribir sobre ello”.

En la Nashville Public Television, de Estados Unidos, Hornby comentó la importancia que la da al humor a la hora de escribir: “Todos los días consisten en algo que es posiblemente muy, muy horrible, y en algo divertido. Realmente, no concibo libros que tengan 300 páginas sin gracia, porque no hay tramo de la vida que tenga 300 páginas sin gracia”.

De hecho, agregó: “(Mis libros) suelen situarse aquí y ahora, donde vivo y no puedo escribir ningún libro que no tenga chistes. No sé si los chistes son graciosos, pero sé que no puedo escribir con un tono completamente parecido al de Poe…trato de mantenerme optimista al hacer que los libros sean un poco optimistas, aunque no creo que poco realistas”.

Aunque ese optimismo y “buena onda” también son criticados. “Si bien nunca es un libro desagradable, se ve obstaculizado por una monotonía que proviene de nuestro sentimiento de que el autor ha cableado las cosas deliberadamente para que el conflicto nunca supere un cierto voltaje. Y en los tiempos difíciles en los que ha llegado la novela, su bonhomía se muestra tensa y falsa”, señala Marcel Theroux. Quizás a veces no es necesaria tanta azúcar.

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