Harboe: “La coalición del presidente Boric tiene la responsabilidad del éxito o el fracaso de este proceso”

Mario Tellez/La Tercera

El exsenador PPD aspira a que los colectivos Socialista y Frente Amplio convoquen a "un gran acuerdo” en torno a un texto que permita generar las transformaciones sociales y, al mismo tiempo, evite un fracaso del proceso. Sin embargo, plantea que en el oficialismo que empieza el 11 de marzo, “hay algunos que no entienden que son parte de una coalición de gobierno y que lo que haga o deje de hacer la Convención influirá directamente en el destino del gobierno al cual apoyan”.


Aunque dice que tiene la “obligación de ser optimista”, el convencional Felipe Harboe (Colectivo del Apruebo) evidencia su preocupación por el momento que atraviesa la Convención Constitucional. En su opinión, algunas normas ingresadas dan cuenta de que hay quienes buscan una “Constitución revanchista”.

Hace cuatro meses, el grupo al que pertenece el exsenador y exmilitante PPD -quien fue uno de los protagonistas del Acuerdo del 15 de noviembre y dejó su cargo en la Cámara Alta para postular a la Constituyente- envió una carta a todos los convencionales alertando de lo ajustado del tiempo y haciendo un llamado a ser “más diligentes”. “Es evidente que lo que planteamos, hoy día se está instalando. La época de la catarsis ha sido demasiado larga. Se requiere dejar las consignas de lado y plantear propuestas basadas en evidencia y que tengan cierta viabilidad. No cabe ninguna duda que el proceso hoy está en una situación muy delicada, porque por un problema de plazos y voluntarismos, maximalismos de algunos, corremos el riesgo de no llegar con un texto constitucional adecuado”, dice.

La mesa se reunió con todos los colectivos, evidenció la preocupación por los plazos. ¿Qué falta para que los acuerdos se concreten?

Creo que esta nueva mesa tiene un sentido de realidad y de urgencia que no tuvo la primera y quiero destacar el rol que han jugado Gaspar Domínguez y María Elisa Quinteros. ¿Qué es lo que falta? Traducir las buenas intenciones que expresan algunos en acciones concretas. Aquí debiera ocurrir que los colectivos mayoritarios del mundo de centroizquierda convoquen a un gran acuerdo amplio en torno a ciertos ejes fundamentales del texto constitucional y eso se traduzca en que cada colectivo, al interior de cada comisión, haga esfuerzos para lograr acuerdos.

Se refiere al Colectivo Socialista y al Frente Amplio, ¿no?

El éxito o fracaso de la Convención va a depender de la acción y la actitud que tomen los colectivos Socialista y del Frente Amplio. Ellos tienen que tomar la decisión si van a ceder ante posturas populares, para tener el aplauso fácil, pero incorrectas para el país, como las planteadas, por ejemplo, mayoritariamente en la Comisión de Medio Ambiente; o bien, van a optar por tomar el liderazgo, y van a convocar a un acuerdo. Lo que hemos visto en la Comisión de Medio Ambiente es que algunos lo han planteado como una forma de reivindicar nuevas ideas, otros dicen “no se preocupen, eso no va a tener los 2/3″, y yo les digo: puede no tener los 2/3, pero primero se va instalando la idea de una Convención irresponsable. En segundo lugar, no hay sentido de realidad en algunas aprobaciones y, en tercer lugar, el problema es que se va generando un descrédito comunicacional cada vez más grande. Y a aquellos que dicen que el problema de la Convención es un problema comunicacional, yo les digo, usted puede tener la mejor estrategia comunicacional, pero si el contenido es malo, el resultado va a ser igualmente malo. Por tanto, no se deben aceptar gustitos personales. La madurez política supone que las personas no quieran imponer su visión, sino más bien intentar convencer con argumentos.

“No pretendo ser parte de aquellos que levanten una Constitución revanchista”

En entrevista con La Tercera, Ricardo Montero (CS) planteó que “no podemos darnos el lujo de, por proyectos personales o maximalistas, estar vetando grupos o personas”. ¿Hay sectores vetando a otros? ¿Hay una suerte de veto a la derecha?

No me cabe ninguna duda. De hecho, una parte del Colectivo Socialista decidió, en la segunda votación de la mesa, no votar por Patricio Fernández, de su propio colectivo, bajo el argumento que cómo iban a votar con la derecha. Si uno logra que un sector de derecha se sume a lo que uno está planteando, es un triunfo, porque está sumando voluntades a una visión propia. Aquí hubo algunos que reclamaban contra la denominada “vieja política” y hemos visto prácticas iguales o peores que en la vieja política.

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Soy un defensor del proceso constituyente, renuncié al Senado para participar en este proceso, porque creo que de verdad las transformaciones deben venir del proceso constituyente. Con la misma fuerza que he planteado eso, también quiero decir que no pretendo ser parte de aquellos que levanten una Constitución revanchista, que busque imponer un modelo, porque parte de las críticas a la Constitución del 80 es que impone una visión en desmedro de otras. La respuesta no puede ser imponer otro modelo, ni menos aún afectar la independencia del Poder Judicial o afectar la independencia, autonomía y pluralismo de los medios de comunicación, o afectar de manera definitiva la actividad productiva en Chile. Hay que tener sentido de realismo. Yo no estoy disponible para apoyar un texto que puede poner en riesgo las libertades, la paz y la producción en Chile.

¿Qué podría hacerlos terminar con los vetos?

Creo que hay un conjunto de gente que no va a terminar con los vetos. Por eso es que la responsabilidad recae en el Frente Amplio y en el Colectivo Socialista. O sea, la coalición de gobierno del presidente Boric tiene la responsabilidad del éxito o el fracaso de este proceso. Si este proceso no logra tener un texto el 4 de julio, va a haber fracasado el principal instrumento transformador de la política en Chile de los últimos 50 años.

¿Debe el gobierno interferir de alguna manera para conducir este proceso?

Si la Constituyente requiere de una prórroga para llevar adelante su cometido, el gobierno de Gabriel Boric se va a transformar en un gobierno de mera administración, porque va a tener al lado un poder constituyente, que en la práctica va a ser un poder constituido. Y por más que el gobierno quiera dar señales, si la Constituyente da señales en otro sentido, los inversionistas y el resto de los países van a estar mirando lo que pasa en la Constituyente. En consecuencia, es fundamental para el gobierno que el proceso constituyente sea exitoso el 4 de julio. Ahora, el gobierno como tal no puede intervenir, hay autonomía; pero, evidentemente, el presidente Boric es el líder de una coalición y como tal debiera coordinarse con los convencionales que participan de su coalición. Nadie podría pensar que son cuerdas separadas.

¿En su opinión, los convencionales que representan a la coalición de gobierno dimensionan aquello?

Hay algunos que no entienden que son parte de una coalición de gobierno y que lo que haga o deje de hacer la Convención influirá directamente en el destino del gobierno al cual apoyan.

“Es triste observar que el proceso que tanto costó conseguir pueda fracasar”

Tal como se han ido dando las votaciones y a partir de las normas ingresadas, ¿cómo cree que se está dibujando la nueva Constitución y qué expectativas tiene?

Tengo la obligación de ser optimista, porque creo que de verdad le haría bien a Chile tener una nueva Constitución transformadora, pero, lamentablemente, algunas normas aprobadas por las comisiones me hacen moderar mi optimismo.

¿Hoy día, usted diría que está en riesgo la aprobación en el plebiscito de salida?

Es muy prematuro todavía. Probablemente está la sensación de que podría haber un rechazo, pero el principal riesgo no está en el plebiscito, está en la falta de voluntad real de algunos de llegar a acuerdos y en los maximalismos irresponsables, revanchistas de otros. Es triste observar que el proceso que tanto nos costó conseguir pueda fracasar por los extremos y creo que la gran mayoría de Chile no está en esas posturas.

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