El gol de Vargas no fue suficiente: Botafogo toca el cielo y gana por primera vez la Copa Libertadores

Ante una hegemonía incontrarrestable del fútbol brasileño en la Copa Libertadores, no había ninguna novedad a la hora de determinar hacía dónde iba el cetro más relevante del continente a nivel de clubes. Sin embargo, la noticia tiene que ver con la consagración inédita de un equipo con mucha historia pero que le faltaba algo para sentarse en la misma mesa con los otros colosos del gigante sudamericano. El Botafogo es el nuevo rey de América. Derrotó por 3-1 al Atlético Mineiro para tocar el cielo por primera vez.

El imponente Monumental de Buenos Aires recibió la final, en la que sus tribunas de tiñeron de blanco y negro, porque los dos clubes comparten los colores. Si bien existía cierto temor de no copar el recinto al no estar ningún equipo argentino (sobre todo River), el ambiente estuvo. Fue como una extensión del Brasileirao lo que se vivió al otro lado de la cordillera, incluyendo la presencia estelar y sorpresiva de Novak Djokovic.

Si las finales suelen ser partidos estrechos, apretados, donde no suceden muchas cosas por el temor a perder, acá ocurrió precisamente lo contrario. Fue un choque donde pasó de todo, un panorama ideal para el fanático neutral: goles, expulsados, una que otra polémica e incertidumbre hasta el final. Eduardo Vargas fue el representante chileno en la definición, aportando para el Galo en el segundo tiempo.

Nadie apostaba a que la final comenzará con un expulsado en el minuto inicial. Pero así fue. Gregore, uno de los volantes centrales del Fogao, comete una infracción tan descalificadora como injustificable en el inicio del juego. Va con el pie en alto y le impacta en la cabeza a Fausto Vera. El árbitro argentino Facundo Tello le muestra la roja directa. Incredulidad para los cariocas, al quedarse con uno menos con todo el partido por delante. Presumiblemente, el encuentro iba a cambiar.

El Mineiro se adueñó de la pelota, mientras que Botafogo estaba obligado a atrincherarse en su terreno. Los talentosos del equipo (Luiz Henrique, Savarino, Almada e Igor Jesus) debían ir al sacrificio con uno menos. Pese a este panorama, el equipo del portugués Artur Jorge no sufrió. El control del Galo era insulso, sin ocasiones de peligro en el área defendida por John. Si el duelo tuvo un quiebre con la expulsión de Gregore, sufrió otro con el 1-0 del Fogao.

En los 35′, Luiz Henrique (expupilo de Manuel Pellegrini en el Betis) abrió el marcador. Le quedó el balón en el área y sacó un zurdazo para batir a Everson. La recta final del primer tiempo fue toda de los cariocas, donde no se notó en absoluto la desventaja de jugar con 10. El panorama iba a mejorar con el cobro de un penal. El juez Tello va al VAR para revisar un posible penal del meta Everson en contra de Luiz Henrique. El portero se lleva por delante al atacante y lo baja. Falta y pena máxima. Ejecuta Alex Telles y pone el 2-0.

Mientras el Mineiro no aprovechó en nada tener un hombre más, el Botafogo lo pasaba por arriba en actitud y energía. El elenco de Gabriel Milito estaba en la lona, ad portas del nocaut. De cara al segundo tiempo, el Galo remeció el árbol con tres cambios. Uno de ellos fue Eduardo Vargas, jugando su primera final de Libertadores.

La entrada del seleccionado chileno fue exitosa porque descontó. Minuto 47 y Hulk lanza un córner, el cual encuentra a Turboman con libertad en el área para cabecear y convertir. El primer gol de Vargas en la edición 2024 llegó en el momento preciso, para devolver a los suyos a la lucha de la final, justo cuando todo parece indicar que no seguirá en el club en 2025.

El equipo de Belo Horizonte tomó el joystick del partido y no lo soltó. Se fue al ataque, agrupando a más gente en su zona ofensiva. Vargas junto a Deyverson se instalaron en el centro del área, más Bernard y Hulk por afuera. Botafogo solo atinó a defender y aguantar la ventaja mínima. El duelo entró en una zona de estrés y nerviosismo, con un equipo buscando la igualdad y el otro tratando de sostener la pared que levantó.

El jugador de la Roja entró muy buen en el partido. Y casi encuentra el empate. En los 86′, se lo perdió solo, con un remate que rozó el travesaño. Al rato después, tuvo otra, pero definió mal y apurado, elevando. Un duelo de epílogo dramático terminó coronando a un Botafogo que se puso el overol en los segundos 45′. Lo ganó a puro corazón, y con una dosis de fortuna. En el tiempo extra, Júnior Santos hizo el 3-1 definitivo.

El club de Río de Janeiro es el 27° campeón de la historia de la Copa Libertadores. Pero lo más relevante para la institución tiene que ver con que salda una deuda: era el único equipo grande de Brasil sin el máximo cetro en sus vitrinas. Desde ahora, los 12 grandes del gigante sudamericano han ganado la Copa. Cartón completo. Además, se convierte en el último clasificado para el Mundial de Clubes 2025.

Atlético Mineiro: Everson; Lyanco (46′, Mariano), R. Battaglia, J. Alonso; G. Scarpa (46′, E. Vargas), F. Vera (46′, Bernard), A. Franco, G. Arana; Hulk, Paulinho; y Deyverson (76′, A. Kardec). DT: G. Milito.

Botafogo: John; Vitinho, Adryelson, A. Barboza, A. Telles (58′, Marcal); M. Freitas, Gregore; Luiz Henrique (79′, M. Martins), J. Savarino (58′, D. Barbosa), T. Almada (80′, J. Santos); e Igor Jesus (90′+2′, Allan). DT: A. Jorge.

Goles: 0-1, 35′, Luiz Henrique, le queda el balón y remata de zurda; 0-2, 44′, Alex Telles, de penal; 1-2, 47′, Vargas, cabezazo tras córner de Hulk; 1-3, 90+7′, Júnior Santos, tras acción personal.

Árbitro: F. Tello (ARG). Amonestó a Battaglia, Lyanco, Vera, Hulk (AM); Alex Telles, Almada, Vitinho, J. Santos (B). En los 2′, expulsó a Gregore (B) por falta descalificadora.

Estadio Monumental, Buenos Aires. Asistieron 70 mil personas, aprox.