El PGA se lleva la chaqueta verde, pero el LIV da un golpe sobre la mesa: las conclusiones que deja el Masters de Augusta

Rahm con la chaqueta verde y el trofeo del Masters. (REUTERS/Mike Blake)

Jon Rahm ganó su segundo major y lideró un podio que completan dos jugadores de la superliga. Es la primera vez que ambos circuitos se cruzan en el torneo más importante del mundo.



Con el convulsionado presente del golf mundial era imposible que Augusta no se transformara en un campo de batalla. Deportivamente hablando al menos. Porque si bien es cierto que la tensión entre los bandos fue rebajándose una vez llegados a Georgia, la tabla de líderes se mantuvo hasta el domingo con un mano a mano entre el PGA y el LIV. Rahm fue quien finalmente se puso la chaqueta verde, pero Koepka y Mickelson se llevaron portadas que no estaban consideradas el jueves por la mañana.

De hecho, hasta el comienzo de la cuarta ronda todo parecía listo para que el LIV tuviera su primer major. Brooks Koepka llegó al domingo con cuatro golpes de ventaja frente al español, pero todo se derrumbó en el hoyo cuatro.

El nacido en Palm Beach clavó tres bogeys en cinco banderas y vio como el nuevo número uno del mundo le quitó la punta y la ilusión de volver a ganar un major tras cuatro años. De a jueves a sábado fue ese jugador que se llevó cuatro grandes entre 2017 y 2019. El domingo fue nuevamente el Koepka de 2022.

Pero ante su debacle, y casi en silencio, otro referente del LIV se metió en la disputa. Fue Phil Mickelson, el rostro estelar y primer rebelde que tuvo el PGA. “Lefty” clavó siete birdies entre el 6 y el 18 de Augusta National durante el domingo para escalar hasta la segunda posición del tablero general. Registro increíble que no alcanzó para arrebatarle la chaqueta a Rahm, pero que sí permitió que dos de las tres mejores marcas del campeonato más importante del mundo sean de jugadores de la superliga.

Si se va un poco más atrás, tres de los siete mejores jugadores del Masters están entre los rebeldes. Además, de los 17 que jugaron en Georgia (eran 18 pero Kevin Na se retiró antes de la primera ronda), 12 lograron superar el corte. Solo Louis Ooshtuizen (retirado el segundo día), Sergio García, Bryson DeChambeau, Bubba Watson y Jason Kokrak se despidieron tras 36 hoyos. Nada mal si se piensa que en el field de 88 jugadores, más de 50 eran del PGA.

Los chilenos por su parte lograron buenos resultados (Niemann T16 y Pereira T43), ayudando a una comitiva que se va de Augusta sin una nueva chaqueta verde (seis de sus jugadores la ganaron antes de cambiar de bando), pero dejando en claro que están para competir. Tras cuatro días se esfuman los cuestionamientos por el nivel poco competitivo y más enfocado en el espectáculo.

Ahora bien, el LIV tendrá otros desafíos hacia el futuro, ya que pese a que se confirmó que sus jugadores podrán seguir participando en el Masters en 2024, solo siete de ellos tienen presencia asegurada. Sergio García, Dustin Johnson, Phil Mickelson, Bubba Watson, Patrick Reed y Charl Schwartzel, por haber ganado en el pasado la chaqueta verde y Cameron Smith por haberse llevado el título del The Players en 2022. En el caso de los primeros seis, su presencia en Augusta está confirmada de por vida. El australiano por su parte, gracias a su victoria en TPC Sawgrass, tiene invitación hasta 2025.

Niemann mirando el arroyo en el hoyo 13 de Augusta National. (AP Photo/David J. Phillip)

En este escenario, Niemann (24° OWGR) y Mito (54°) deberán buscar vías para volver a Georgia. La más accesible es estar dentro de los 50 mejores jugadores del ranking mundial al final del año o la semana antes de que salga la lista de la edición de 2024, algo que sobre todo en el caso de Pereira no está asegurado. En el LIV no suman puntos y deberán ir a Asia a buscar las unidades que el OWGR aún no les entrega por disputar la superliga. Otras opciones son quedar entre los cuatro primeros puestos o empatados, en el US Open British Open y PGA Championship de 2023.

Tarea pendiente, pero que tras un gran Augusta afrontarán con mayor ímpetu. Tendrán que ir a buscar puntos a otros tour o esperar que el LIV gane su batalla más importante y sea oficializado por la WGR como uno de los circuitos oficiales.

Por mientras el PGA celebra que en el primer Masters de Augusta donde tuvo que pelear ante sus rivales, uno de los suyos fue campeón. Rahm por su parte, también dejó una reflexión con tintes de batalla. Ya con la chaqueta verde puesta, pensando en su mentor Severiano Ballesteros y en estos años convulsionados, lanzó una declaración de principios. “La historia del deporte es una de las grandes razones por las que juego al golf”, dijo el vasco. El nuevo número uno del planeta y el emblema principal del PGA en Georgia.

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