Enrique Pichot, técnico de Argentina XV: “La receta para que Chile avance en el rugby está en infantiles y juveniles”

Enrique Pichot, en la última práctica antes de enfrentar a los Cóndores. Foto: UAR.

El hermano mayor de Agustín Pichot, una de las leyendas transandinas más grandes de esta disciplina, estará en Santiago a cargo del seleccionado que enfrentará este miércoles a los Cóndores, en un amistoso preparatorio en San Carlos de Apoquindo.



Enrique Pichot (20 de abril de 1972) viene de una familia ligada al rugby. Su hermano Agustín lleva este deporte en la sangre y es una de las grandes leyendas argentinas de todos los tiempos, a pesar de que pudieron dedicarse al fútbol, pero la tradición familiar pesó. “Somos muy buenos jugando, Agustín es hincha de Boca y yo de Independiente como mi papá, pero él, junto nuestro abuelo y tío nos inculcaron esto”, cuenta el seleccionador de Argentina XV, el equipo transandino que secunda a los Pumas en las competencias sudamericanas, y que este miércoles, a las 19.00, enfrentará a los Cóndores XV en San Carlos de Apoquindo, en un duelo que será abierto al público (entradas, a través del sistema Ticket Plus). La vida, la familia y la detección de talentos son algunos de los tópicos de esta conversación con El Deportivo.

¿Cómo llega Argentina XV a este partido ante los Cóndores?

Los muchachos han tenido partidos importantes los fines de semana. Si bien llegamos un poquito apretados, eso los mantiene más alerta y harán que no estén tan cómodos. En un punto hace que estén más metidos y concentrados en lo que se viene.

¿Cómo ve a los Cóndores?

Tienen un staff muy capacitado, y eso hace que su equipo vaya cumpliendo los procesos correspondientes para ir mejorando y estar a la altura de las circunstancias, y no tan solo con Argentina XV, sino que para estar listos para los partidos contra los equipos del norte y desafiar lo que vienen haciendo para llegar a lo más alto.

¿De qué trata el modelo de detección de talentos argentino y cuánto tienen que ver los entrenadores?

Nosotros somos un eslabón. El trabajo más fuerte lo hacen los clubes. Creemos que la fuente inagotable de los jugadores viene de los clubes. Eso hace que a nosotros como entrenadores del seleccionado se nos haga más fácil hacer el scouting. La UAR le puso mucho empeño en el scouting y el desarrollo de jugadores, hace varios años ya. Nosotros los tomamos a una temprana edad: 16, 17 años, armamos partidos en las uniones para ir a verlos jugar y empezar a tener un primer contacto sobre ellos; filmarlos y seguirlos para tener un back up e ir llevándolos, conociéndolos y después trayéndolos a las academias.

¿Influye el factor geográfico?

Totalmente. La Unión invierte mucho en las academias. Hay cinco academias repartidas en todas las regiones del país. Esas regiones unen provincias y nosotros viajamos para ver cómo están los chicos. Se hacen partidos interacademias después o trials entre los clubes, que son organizados por los managers de las academias, y así conocemos a los chicos a temprana edad. Por darte un ejemplo, este fin de semana culminamos los trials de la camada 2003.

Enrique Pichot, durante su diálogo con El Deportivo.

En Chile los entrenadores serán certificados desde octubre. ¿Cómo funciona esto en Argentina?

Está muy bien organizado. Hay diferentes cursos, niveles. Primero, la Unión Provincial y, si quieres saltar a un seleccionado, la Unión Argentina. Entonces, de esa forma vas cumpliendo estos cursos para estar capacitado, y si tienes ganas y te dedicas a este deporte, dirigir a un seleccionado.

Usted es un apasionado por la dirección técnica. ¿Cuándo le picó el bichito por entrenar?

Lo que pasa es que en la posición que uno juega, dirige. Como siempre jugué de medio scrum, estaba acostumbrado a dirigir. Jugué desde los cuatro hasta los 34 años, y al mismo tiempo que jugaba, empecé a entrenar en el 2000. Podía hacerlo en simultáneo: jugar y entrenar divisiones juveniles. Después de esa etapa, nació mi hijo y durante 10 años lo entrené en infantiles. Luego, volví juveniles, pasé el plantel superior y después al seleccionado de la provincia de Buenos Aires. Por último, hice una capacitación de dos años cuando empezó Jaguares y, después en el tercer año, me ofrecieron junto a Cochi Pellicena, participar en el seleccionado juvenil. Fue una alegría muy grande que me hayan tenido en cuenta y hay que capacitarse, porque los chicos aprenden como uno les enseña. Es importante tener ese conocimiento o esa capacitación para enseñar correctamente.

En su historia el rugby cruza por todos lados. Su hermano Agustín lo responsabiliza a usted de enseñarle todo lo que sabe...

Somos muy hermanos. Nos criamos y aprendimos en nuestra familia que lo más importante es compartir, vivir y disfrutar de los momentos. Siempre competí con Agustín adentro de mi casa, en la nuestra, personal, porque éramos muy unidos y estábamos todo el día juntos. Nos divertíamos mucho compitiendo en cualquier cosa, pero a mí me gustaba mucho que a él le fuera bien. Mientras yo lo pudiera ayudar como hermano mayor en lo que fuere, para mí con eso era suficiente.

En el CASI usted se bajó a Intermedia para que él pudiera entrar al primer equipo.

Yo no me bajé, él era mejor.

Pero a veces hay que facilitar o agilizar ciertas oportunidades

Yo no iba a competir en una cancha con mi hermano. No lo iba a hacer, porque prioricé lo que aprendí en mi casa, que era la relación con mi hermano. Y si yo sabía que él tenía una gran oportunidad y que él era mejor, no había nada que forzar. Fue muy natural el tema. No lo veo como que yo me moví, lo veo como que él creció y yo lo acompañé. Vamos a ponerlo de esa forma.

¿Agustín es el mejor de la historia en el rugby argentino?

Te lo voy a decir de esta manera: creo que la cabeza y la visión que tuvo Agustín frente al rugby no la tuvo nadie en Argentina. Una cosa es jugar y la otra es jugar y pensar para el resto de la gente, y yo creo que la capacidad y generosidad que tuvo mi hermano para con él y el resto del mundo lo hizo grande. No pensó en él, pensó en los demás, y con la fortaleza que él tenía en el juego y en la dirigencia, llevó el deporte a otro nivel. Eso es ser generoso.

¿Siente que abrió un camino?

El crecimiento del otro depende mucho del uno y de acompañarlo y ayudarlo. No es todo para mí; esa es la única forma de crecer. Agustín hizo eso. Él pudo hacer su camino y cortarse solo, pero desde que empezó en el seleccionado y sintió que no era lo que parecía; que las cosas no sucedían para poder crecer cuando le tocó, hizo todo el esfuerzo para que el rugby argentino pudiera crecer desde su fuerza, desde su conocimiento y desde su juego. La verdad es que tienes que ser líder y carismático para llevar adelante el gran desafío que llevó Agustín. No cualquiera puede hacer lo que él hizo. Se paró delante de la International Rugby Board, en Irlanda, cuando tenía 23 años, y les dijo “yo no quiero jugar Super Rugby, quiero jugar el Seis Naciones”. Después se armó el Rugby Championship. Yo lo vi viajar, yo lo vi reunirse con todo el mundo, yo vi las horas que utilizó de su vida para desarrollar esto y el rugby argentino pudiera crecer. Yo lo vi luchar en la adversidad, contra todo el mundo que decía que no se podía; que era una locura y que no era bueno lo que estaba sucediendo, y hoy el formato, con la generosidad que él impuso, funciona por sí solo. El rugby argentino creció por un loco generoso como mi hermano.

¿Por qué es tan exitoso el entrenador argentino?

Porque sufre mucho la adversidad. Al sufrir tanto la adversidad, en mi opinión, tiene que ser creativo. Y con esa creatividad, un poco de organización y orden, por ahí logras mejores procesos. Y si eres consecuente con esos procesos, tienes mayor probabilidad de éxito.

¿Qué sueño le queda por cumplir como técnico?

Estoy muy contento con lo que hago, creo que estoy viviendo un sueño. No soy una persona ambiciosa de ir más allá de lo que tengo hoy. Disfruto el hoy y el ahora con lo que me está pasando; con lo que estoy viviendo, con la gente que voy conociendo y con la oportunidad que tengo. Me gusta mucho lo que hago, lo disfruto y con eso me alcanza y me sobra. Si yo puedo colaborar con cualquiera que esté para abajo o con cualquiera que esté para arriba, con eso estoy bien.

¿Cuál es la receta para que Chile avance y dé un salto en el rugby?

La receta para que Chile avance en el rugby está en infantiles y juveniles. Está ahí, en la educación. Si tú quieres transformar, tienes que transformar de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. Porque si tú educas bien a los chicos en infantiles y les enseñas mejor en juveniles, el trabajo y la tarea del entrenador en el plantel superior o en los mayores es más sencillo que estar creando jugadores nuevos a nivel mayor. Es más complejo.

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