Entre el calendario y la pared

FOTO: PEDRO RODRÍGUEZ

La ANFP debe cumplirle un mínimo de 30 semanas de partidos por 10 meses al CDF, cuya mensualidad da vida a la actividad. Los efectos de la pandemia pueden hacerlo inviable.



La industria del fútbol se prepara para los estragos del coronavirus. Los clubes calculan que reducirán sus ingresos y temen por los dineros del CDF, que a su vez enfrenta el desafío de mantener a sus abonados, sus datos de audiencia y sus anunciantes, ante la incertidumbre que existe sobre el retorno del Torneo Nacional.

El optimismo no abunda. En la ANFP estiman que la crisis sanitaria tiene para largo, por lo que la suspensión de las competencias, inicialmente fijada en 14 días, “se puede prolongar por un período mayor”.

Y cuando vuelva, el fútbol tampoco comenzará inmediatamente, ya que habrá dos semanas entre el reinicio de los entrenamientos y el regreso a las canchas, según el oficio que la gerencia de ligas le envió a los clubes el jueves en la mañana. Así, el Campeonato Nacional podría reanudarse más tarde de lo previsto, probablemente, en junio. La situación genera inquietud en la industria, que nuevamente vive días complejos ante la inactividad. Ya el año pasado sufrió bastante con el estallido social y el término anticipado de los torneos.

Sin ingresos por recaudación ni ventas dentro del estadio, el temor de los clubes a los problemas económicos está presente. También se preguntan cuál será el escenario con el CDF si hay dos o tres meses sin fútbol.

“Es algo complejo, no nos han informado nada. Nos preocupa, pero entendemos que esta situación se sobrepone a todo. Es algo anormal y ojalá podamos volver apenas se den las condiciones. En su momento hubo suspensión por el estallido social, pero esto es mucho más grave”, comenta Cesare Rossi, presidente de Deportes Iquique.

El asunto es el siguiente: en el contrato entre la ANFP y el Canal del Fútbol existe un compromiso mínimo de programación. Es una cifra confidencial. Ninguno de los actores de este acuerdo se muestra dispuesto a entregar el dato. Sin embargo, según pudo averiguar La Tercera, dicha cláusula contempla 30 semanas de partidos por al menos 10 meses.

Por eso, si es que la pandemia obliga a detener las actividades por un período muy extenso, el fútbol chileno corre el riesgo de que ese mínimo de jornadas no se alcance. Si no se logra, la estación tiene la facultad de dejar de pagarle a la ANFP, lo que desataría una severa crisis financiera.

La incertidumbre también va por cuenta de los canales deportivos, que se están quedando sin contenido atractivo y novedoso que ofrecerle a sus clientes y a sus patrocinadores. Un círculo vicioso ocasionado por la pandemia.

Hasta antes de la suspensión, se disputaron 8 fechas de las 34 del certamen. Es probable que varias de las 26 restantes se jueguen a mediados de semana, porque se deben considerar las copas internaciones, la Copa Chile, la Supercopa y las Eliminatorias.

“Si las fechas no alcanzaran y esto se dilatara mucho más de la cuenta, a un punto extremo, tal vez se debería pensar en terminar el torneo en una sola rueda”, comenta un timonel.

En Quilín confían en cumplir con el mínimo garantizado en el acuerdo con la señal. “Estamos recién en marzo, por lo que hay tiempo. Cumpliremos con todos los partidos acordados una vez que se retome la actividad”, sentencia una alta fuente del organismo rector del balompié local.

Desde el CDF no quisieron pronunciarse al respecto, ya que la relación con los clubes le corresponde a la ANFP, por lo que la entidad debe responder a las inquietudes del Consejo.

La preocupación está presente. Y cómo no, si los montos que cancela el Canal del Fútbol son la principal fuente de ingreso. Así como la señal depende de la competencia. En Primera son $ 195 millones cada 30 días, mientras que en la B reciben $ 80 millones en el mismo período.

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