Fabián Orellana, el eterno y silencioso rebelde que sigue vigente en España

Una difícil infancia construyó la personalidad retraída que convive con el talento del Histórico. El análisis de cinco de sus anteriores técnicos y un actual compañero en Valladolid.



Nada ha sido fácil en la carrera de Fabián Orellana. Formado en una de las zonas más complejas de Puente Alto, a los 14 años vio trunca su incipiente carrera tras ser despedido de las inferiores de Colo Colo. Fue el primer golpe, uno que quizás fue tallando el carácter que lo ha acompaña hasta hoy. Introvertido y silencioso, son los adjetivos que más repiten sus ex técnicos y que la prensa hispana -donde juega su 12ª temporada- no perdona. Una rebeldía callada que le ha traído más de un problema.

Tras el traspié con los albos, el Histórico no se dio por vencido. Se fue a jugar a El Pinar en San Joaquín, de donde lo sacó Audax Italiano. “Fabián tenía problemas disciplinarios. Todo fue muy complicado por el hecho de vivir en condiciones problemáticas. Tuvimos la paciencia que Colo Colo tal vez no tuvo con él. Fue difícil, porque cuando estaba en cadetes lo expulsaban a los dos minutos y hasta por ocho fechas. Le dimos disciplina”, decía hace años a La Tercera Luis Ahumada, ex formador audino.

El puentealtino debutó en 2005 con los audinos. Al año siguiente, con Raúl Toro en la banca, comenzó a mostrar parte de su repertorio, hasta que explotó en 2007. “Venía de un ambiente complicado. Cuando sabía que tenía un problema, hablaba con él, le decía que diera un par de vueltas y se fuera para la casa. Fabián no tuvo una infancia feliz, fue muy dura. Hablábamos de eso, de lo que tenía que hacer”, recuerda Toro.

Después todo fue rápido. El gol contra Argentina, el 15 de octubre de 2008, en las Eliminatorias para Sudáfrica, lo lanzó a la fama y le valió el mote de Histórico. “El partido fue un miércoles y el jueves a nosotros nos pasaron el Nacional para entrenar. Pero cómo lo iba a citar a Orellana si había jugado un partidazo el día anterior. Igual llegó a las 9 de la mañana. Cuando salió a la cancha estaba toda la gente que hacía aseo en el estadio y todos lo aplaudieron… ¡Fue una cosa increíble! Cuando íbamos a empezar lo tomé y le dije: ‘Anda al camarín para que te hagan un buen masaje y te vas a tu casa’. Ahí me di cuenta de que estaba para cosas más grandes”, rememora Toro.

Garrote y zanahoria

Al año siguiente, Udinese compró su pase en US$ 3,25 millones para cederlo a Xerez. Pero como siempre en la vida de Orellana, la felicidad no pudo ser completa. Tras fichar en Europa, recibió una amarga noticia: su hermano César fue formalizado por tráfico de cocaína. La vida le ponía otro obstáculo, pero lo sorteó con el mismo desenfado que acompaña su carrera.

“Yo lo tuve hace diez años. Pero en todo este tiempo ha demostrado ser muy competitivo. En Granada marcaba la diferencia, era desequilibrante, sobre todo en el uno contra uno. Era polivalente, podía jugar por la derecha o la izquierda, como falso punta o segunda punta”, asegura Fabri, su técnico en el Granada, entre 2010 y 2011 en el ascenso, el segundo capítulo del Poeta en España.

Tras subir de categoría con los andaluces, el atacante partió a Celta de Vigo, otra vez en la Segunda División, y nuevamente ascendió. Paco Herrera, su DT en ese entonces, vuelve el hito a la memoria. “La rompió en todos los sentidos. Ahora que mi familia ha oído que hablábamos de Orellana, ha vuelto a cantar la canción… ¡Orellana Lo Lo! (mientras sus hijas y su mujer entonan la arenga al otro lado de la línea)... Jajaja. En Vigo era lo que se cantaba. Nos permitió jugar de otra manera. Nos dio alternativas con sus controles, sus pases y sus goles. Nos completó. Por mi parte el cariño hacia Orellana es total. Tuvimos un entendimiento fuera y dentro del campo”, dice el catalán.

Elogios que se repiten a lo largo de su carrera, como los de Voro, el técnico que lo tuvo seis meses en Valencia, en el primer semestre de 2017: “No es tan rápido y tampoco tiene estatura, pero lo suple con inteligencia. Sabe exprimir al máximo sus cualidades. Es un jugador muy versátil. Sabe jugar mucho en los últimos metros y con el balón en los pies crea mucho peligro. Saca rendimiento a cualquier acción. Si lo marca un central alto, él se las ingenia, mete el cuerpo y crea riesgo”.

Sobre su disciplina táctica, el asesor técnico del cuadro che completa que “entiende el juego. Sabe cuál es la debilidad de la defensa rival, cómo llevarle al error, cómo debe colocarse… Pequeños detalles que no se ven, pero que Fabián los entiende. Es un futbolista receptivo, que sabe lo que lleva entre manos”.

Carácter complicado

Alabanzas espontáneas, pero que van aparejadas con ciertos rasgos de su personalidad. Un carácter fuerte y una cierta tendencia a la frustración es lo que se repite. “Tiene una personalidad muy marcada y no habla mucho. Hay que empatizar con él, hay que saberlo llevar; con eso le sacas mucho rendimiento. Se frustra con facilidad. Los técnicos todavía lo piden con los líos que pueda tener, como el que tuvo con Berizzo en Celta. Ese carácter tal vez no lo ha llevado a llegar más arriba, pero no se puede negar que es un gran futbolista”, relata Fabri.

El gallego alude al problema que tuvo con Eduardo Berizzo en enero de 2017, cuando el argentino lo sacó del plantel. Más tarde, fue el diario Faro de Vigo el que transcribió la pelea. Según cuenta el rotativo, el jugador se quejó de las cortas vacaciones de fin de año. Y cuando el ayudante del Toto, Roberto Bonano, lo fue a buscar para que conversara con el técnico, el futbolista contestó: “Que se vaya a cagar, no voy”.

Paco Herrera es, quizás, uno de los adiestradores que más cariño le guarda. Sin embargo, tampoco desconoce su temperamento. “Tiene su carácter. Es una persona bastante introvertida y eso a veces lo hacía reaccionar de diversas maneras. Si había algo que no le gustaba lo podía convertir en enfado. Al principio fue difícil sacarle unas palabras, una conversación. Conseguimos que todo eso que lleva por dentro, eso de ser retraído, al menos cambiara. Incluso que fuera capaz de gastar bromas”, relata el ex ayudante de Rafa Benítez.

El último que lo sufrió fue José Luis Mendilibar, el año pasado en el Eibar. El vasco, dueño de una personalidad fuerte, describe así su relación: “Si Fabián tiene un día malo, hay que mirar a otro lado. Cuando está centrado, nos da mucho. Pero se enfada con facilidad, ya sea por un pase malo de un compañero o por una pitada mala del árbitro. Se desconcentra. A él le tiene que ir todo bien, todas las cosas que él cree tienen que pasar. Si eso no ocurre, se va, las toma contra el compañero, con el árbitro, incluso hasta conmigo”.

Con los medios

Esa misma personalidad lo ha hecho un ermitaño. Esa es la crítica que le hacen los medios hispanos. En una docena de años son muy pocas las notas que ha dado. “A mí me pidieron los medios, también el club, que tratara de intermediar para que hablara. Me senté con él, tomándonos un café y hablando. Coincidimos en que pudiera hablar un par de veces, no mucho más diría yo. Todo para que la afición de Vigo le conociera. Lo que sí pudimos conseguir es que fuera más empático con sus compañeros. Nunca tuvo una mala palabra hacia los medios, solo era un tema de su personalidad. Le preguntabas: ¿Fabi, por qué esta situación?... Y él te contestaba: ‘Míster, es que soy así, me cuesta’”, aclara Herrera.

Pese a las críticas, y tal como dice Fabri, “los técnicos lo siguen pidiendo”. Y es que a sus 35 años, Orellana sigue vigente. “Tiene una edad considerable, sobre todo para jugar allá arriba. Hay que darle mucho valor a eso. No hay muchos delanteros que jueguen con esos años a primer nivel. Más en un equipo pequeño como Valladolid, donde tienes que trabajar y si no tienes la pelota tienes que luchar para recuperarla”, dice el histórico del Valencia.

Hoy está de regreso en la selección chilena. Martín Lasarte quiere sacarle partido. Así también ocurre en Valladolid, donde se alza como un referente. Así lo reconoce su compañero Toni Villa (26 años). “Es un mítico de la primera de España, como se suele decir. Es un jugador internacional y vino con una humildad muy grande, ya siendo veterano, que supuestamente deben ser más duros. Pero Fabián no, se presentó muy abierto al grupo. A mí me da muchos consejos siempre y me anima, me dice: ‘Tú eres muy bueno, tienes que jugar más, pero debes se paciente’. Viniendo de Orellana es más reconfortante. Me gustaría llegar a esa edad con ese físico. Tiene mucha experiencia en verse en situaciones comprometidas y por eso se le escucha también más”, reconoce el mediapunta vallisoletano.

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