Historias de Las Rojas: las alegrías, dolores y anécdotas que marcaron a las heroínas que clasificaron a Chile a Tokio

Arriba: Yanara Aedo (izquierda) y Javiera Toro (derecha). Abajo: Christiane Endler (izquierda) y Camila Sáez (derecha).
Arriba: Yanara Aedo (izquierda) y Javiera Toro (derecha). Abajo: Christiane Endler (izquierda) y Camila Sáez (derecha).

Esfuerzo, dificultades y decisiones que pudieron cambiar sus ahora reconocidas carreras. La escuadra capitaneada por Christiane Endler se abrió paso en el fútbol mientras vencía a la vida.



El martes, después de que Las Rojas consiguieron la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, la cancha del Arslan Zeki Demirci, de Turquía, la escenografía del historico logro de la escuadra chilena, se llenó de emociones. Había euforia y alegría. “A Toookio, a Toookio”, cantaban las jugadoras mientras exhibían un lienzo especialmente preparado. Después, posaron con un marco que aludía a la hazaña, al estilo de las publicaciones en redes sociales. Se abrazaron y muchas no pudieron evitar las lágrimas.

La emoción que invadía a las integrantes de la Generación Dorada del fútbol femenino chileno no solo daba cuenta de la gesta que cumplían en Antalya. También resumía una historia de esfuerzo, dificultades, discriminación y de decisiones que incluso pudieron cambiar sus vidas y sus carreras.

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Tiane Endler (29) es la insignia del plantel que dirige José Letelier. Sus condiciones técnicas la convirtieron en una de las mejores arqueras del mundo. Dos veces, de hecho, ha estado entre las nominadas al premio The Best, que premia a la mejor guardameta del mundo en la temporada. En ninguna lo ganó, pero pocos en el mundo del fútbol se atreverían a discutir la calidad de la golera del PSG. Su actuación en el Mundial de Francia, en 2019, marcó su consolidación planetaria. También premió su dedicación: entre 2013 y 2014, la capitana de Las Rojas realizó dos cursos de entrenador de arqueros en el INAF, uno de Iniciador y otro de Alto Rendimiento. De ellos extrajo los conocimientos técnicos que la convirtieron en una portera muy superior a la media, aunque en el origen de su relación con el fútbol partió jugando como delantera.

Sin embargo, no todo ha sido luces y reconocimiento en la carrera de la líder de la Selección. En diciembre de 2018, Endler le confesó a La Tercera que estuvo a un paso de tomar una decisión que pudo haberlo cambiado todo. La futbolista más exitosa de la historia de Chile pensó en retirarse de la actividad. “Tuve varios momentos complicados. Incluso no quería seguir jugando fútbol. Pero la motivación siempre sale. Es lo que a uno más le gusta hacer y a veces la rutina te mata un poco. Estar tanto tiempo lejos de la familia, de tu gente, de tu país... es complicado. Hay que saber salir de esos momentos. Eso te hace mucho más fuerte”, explicaba.

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En 2009, la carrera de Carla Guerrero (33), la líder de la última línea de la Selección pudo sufrir un abrupto vuelco. La defensora central sufrió una de las lesiones más graves que puede enfrentar un futbolista: se cortó los ligamentos de la rodilla jugando por la Selección. Después de formarse en Universidad de Chile, la Jefa había decidido estudiar Educación Física. Eligió la Universidad Católica de Valparaíso aunque un año después se cambió de casa de estudios. Estaba en pleno traslado a la Universidad de Valparaíso cuando sufrió la tragedia.

Derrumbada y llena de incertidumbre por su futuro, el destino le tenía preparado un cambio clave: José Letelier, entonces técnico de Colo Colo, la llamó para que se integrara al Cacique, que por esos años dominaba sin contrapeso el fútbol femenino local. Everton le dio el pase para que pudiera trasladarse.

En Macul, Guerrero se convirtió en la Jefa. No solo se recuperó, sino que se transformó en pieza clave para un ciclo que en el Cacique aún no olvidan. Entre 2010 y 2014, las Albas ganaron todos los campeonatos nacionales que disputaron y en 2012 consiguieron la Copa Libertadores. La defensora salió del país para jugar en el Independiente Santa Fe, de Colombia, y en el Rayo Vallecano, en España. El año pasado volvió a Chile para defender a la U. Su campaña en la Copa Libertadores de este año le valió integrar la oncena ideal del torneo, según la Conmebol.

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Camila Sáez (26) es el complemento de Guerrero en la última línea de Las Rojas. Ambas vienen conformado una eficiente dupla defensiva desde hace años, cuando coincidieron en Colo Colo. La oriunda de El Melón también fue parte de la historia dorada del fútbol femenino del Cacique, al que llegó procedente de Unión La Calera. En 2017, con 23 años, dio el salto al fútbol europeo, para defender al CD Tacón, de la segunda división española. Desde 2018, es parte de las filas del Rayo Vallecano.

Al margen de las campañas que Sáez cumplió vistiendo la camiseta del Cacique, en Macul la recuerdan por otra faceta: era hincha fanática del club. Ese apego por los colores albos la llevaba, incluso, a tomar extrañas decisiones para no perderse detalles del rendimiento de los albos. Quienes trabajaron con ella cuentan, a modo de ejemplo, que solía ejecutar los lanzamientos laterales. El objetivo era bastante singular: ir frecuentemente a la banda le permitía mantenerse informada del resultado de su equipo favorito, del que le daban cuenta a través de las transmisiones radiales.

La selección chilena femenina celebra su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, tras superar a Camerún en el repechaje.
La selección chilena femenina celebra su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, tras superar a Camerún en el repechaje.

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Javiera Toro (22) es uno de los orgullos futbolísticos de Tocopilla. Los otros son hombres: Alexis Sánchez y Manuel Colo Colo Muñoz. A los tres los junta una historia llena de esfuerzo y privaciones. En el caso de la defensora, quien hoy milita en el Sevilla, de la liga española, la historia parte a los 13 años, cuando decide partir a Iquique en busca del sueño de transformarse en futbolista. Ni siquiera la oposición de Iván, su padre, quien llegó a defender a Cobreloa y Coquimbo la frenó. En el norte le ofrecieron integrarse al Colegio Deportivo de Iquique y le garantizaban una cama en un departamento en que convivía con compañeras mayores de edad.

Un inesperado contratiempo puso en riesgo su carrera: a los dos años quedó embarazada. “Me sentí molesta conmigo, porque me quedaba mucho para cumplir mi sueño de jugar en la selección. Pensaba en lo que iba a tener que trabajar para recuperar todo el tiempo que iba a estar parada por el embarazo”, recordó en la época del Mundial de Francia. Dos meses después de la cesárea, se entrenó con la selección masculina de Tocopilla. También jugó torneos aficionados a cambio de dinero y de pañales para Liam, su bebé.

Palestino le abrió las puertas de Santiago, pero lejos de las comodidades y de los lujos. Recibía 50 mil pesos como ayuda económica, de los cuales 20 mil se iban a Tocopilla para aportar en los gastos vinculados a su hijo y otros 20 mil para ayudar en la casa que la acogía en Estación Central. El resto lo guardaba para movilizarse.

La vida comenzó a cambiarle a comienzos de 2018. En ese período firma por Santiago Morning y sus ingresos se multiplican por seis. Al año siguiente parte a Colo Colo y desde 2020 es parte de la legión chilena en el fútbol español: milita en el Sevilla.

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La cuenta en Twitter de Yanara Aedo (27), @YanaraJudo, da cuenta de la afición deportiva que tuvo que dejar para dedicarse al fútbol: el judo.

La delantera de Las Rojas y del Rayo Vallecano también brilló en el tatami: la temuquense, formada en el club Standard, fue medallista de oro en el campeonato regional de La Araucanía y extendió sus éxitos a nivel nacional e incluso Sudamericano, donde fue medallista de oro en el nivel escolar.

El fútbol que aprendió a jugar desde los tres años fue ganando espacio entre sus inquietudes. “Fue un cambio radical. No tiene nada que ver una cosa con la otra: en una se corre riesgo todo el tiempo y en el fútbol hay que tratar de lesionarse lo menos posible. Estuve varios años, lo disfruté mucho, conocí y viajé mucho”, reconoció hace un tiempo en el programa Pelota Parada, de CDF.

El cambio más radical tuvo que ver con su vida. A los 14 años, se decidió a dejar Temuco para buscar una oportunidad seria en el fútbol. “No le tomaba el peso a la decisión. Tenía en la cabeza que iba a llegar y el paso a Santiago me hizo pensar que estaba bien encaminada. Había que tener paciencia, pero sin dejar de trabajar”, declaró en una entrevista al sitio oficial de la ANFP.

La carrera que ha desarrollado le terminó dando la razón: en Chile, destacó en Colo Colo. Sus siguientes estaciones fueron el Washington Spirit y el Valencia. “En Estados Unidos recibí un golpe de realidad”, ha admitido, respecto de los esfuerzos que debió realizar para ponerse a tono con la exigencia más alta en el fútbol femenino a nivel mundial. En Tokio, Aedo cumplirá su principal sueño deportivo: participar en los Juegos Olímpicos. Y se dará un gusto: tener frente al televisor a su principal ídolo en el fútbol: Jorge Valdivia. “Inspira”, dice respecto del Mago.

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Fernanda Pinilla (27) es la científica de Las Rojas. No se trata de una metáfora. la Mosca, como la apodan sus compañeras, es, en efecto, licenciada en Física de la Universidad de Chile.

Sin embargo, su influencia trasciende el fútbol y las aulas. Líder sindical, fue pionera al reconocer públicamente su homosexualidad. “Me he sentido discriminada por ser lesbiana. Cuando era más niña. Por gente que trabaja en los equipos, no por mis compañeras. Gente de más arriba, del área médica, en donde uno sentía el trato distinto. O quizás era la sensación. Simplemente como que te lo prohibían. Estando en una Selección Sub 17, con 16 años, a un entrenador se le ocurrió hacer una charla para preguntarnos nuestra orientación sexual. No le vi ni le veo sentido. Uno no anda haciendo charlas o anda preguntándole a los niños en el curso por su orientación sexual, por ejemplo. Encuentro fuerte indagar en la sexualidad de las jugadoras. Esas cosas son señales, discriminación indirecta. ¿Por qué le tiene que importar o por qué manipular mi sexualidad?”, declaró a La Tercera después del Mundial.

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Natalia Campos (29) es otra de las guardametas de la Roja. También es enfermera. Este año volvió a Chile para defender el arco de la U, pero hasta el año pasado estuvo en España, donde defendía al Albacete. La última parte de los dos años que duró su paso por Europa la sorprendió en plena pandemia del Covid-19. Tuvo la intención de sumarse a los equipos médicos que combatían la enfermedad, pero la falta de convalidación de su título profesional se lo impidió. “Me había dedicado este tiempo al fútbol y ahora me encuentro en una situación un poco frustrante de querer ayudar por mi carrera, pero no puedo. Sólo he podido compartir consejos a través de redes sociales”, contó en esa época a la radio ADN.

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