La sospecha inicial de Arturo Vidal que terminó desatando la guerra judicial contra su primo Carlos Albornoz

A fines de marzo, en la previa a los duelos de la Selección frente a Brasil y Uruguay, por las Eliminatorias, el volante del Inter de Milán sorprendió a su grupo más cercano y pidió ir a visitar el Club Chicureo, una de sus grandes inversiones. En la ida al lugar, funcionarios del complejo se acercaron a reclamarle por el pago de las imposiciones.



A fines de marzo, días antes de que la selección chilena se jugara su clasificación a Qatar 2022, Arturo Vidal aterrizó en Chile. Con la ilusión intacta, el Rey se incorporó a los preparativos del equipo de Martín Lasarte, que se alistaba para los duelos ante Uruguay y Brasil. “Estamos par ir al Mundial”, decía el lunes 21 de ese mes, en el aeropuerto Arturo Merino Benítez. Su viaje a Santiago parecía ser uno más de los tantos que realiza durante el año, ya sea por motivos personales o laborales.

En su llegada a Santiago, Vidal quiso cambiar su rutina. La decisión sorprendió a su grupo más cercano. Más allá del recorrido habitual que realiza, que contempla visitar a sus caballos en el Club Hípico, esta vez pidió que lo llevaran al Club Chicureo, una de sus principales inversiones. El Rey, como pocas veces lo ha hecho, pidió visitar las instalaciones en las que inyectó grandes sumas en 2014, junto a su primo, y hoy enemigo, Carlos Albornoz.

Su llegada al Club Chicureo generó un duro golpe para el Rey. De las fotos que acostumbra a regalar pasó a los reclamos de sus trabajadores. No tuvo la recepción esperada. Según pudo averiguar El Deportivo, su visita a una de sus grandes inversiones terminó desatando la guerra con su primo. “Vidal llegó al Club Chicureo y varios trabajadores se acercaron, pero no a pedirle una foto. Le reclamaron que hace mucho tiempo no les pagaban las imposiciones”, dice un cercano al nacido en San Joaquín.

Los reclamos no fueron la única alarma. El futbolista se percató del deterioro de los sillones y de las máquinas del lugar. No le gustó nada de lo que veía. Y, de inmediato, se lo hizo saber a Albornoz, quien nunca pudo darle respuestas a sus inquietudes. O, al menos, sus palabras no lograron convencerlo.

Vidal, como pocas veces, dudó de su familia. El mismo Rey, que suele confiar a ojos cerrados en sus más cercanos, pidió que se contratara a una auditora para que hiciera un barrido por todas la documentación del personal del reducto. Fue en ese momento en que se llevó la primera gran sorpresa: más de nueve empleados habían presentado denuncias por el no pago de imposiciones.

Vidal estalló. Se enojó y, en primera instancia, encaró a Albornoz. “Nunca le dio una respuesta clara. Solo evadía y se daba vueltas en lo mismo”, dice un cercano al Rey.

Fue ahí donde comenzó a sumergirse en los cambios que se habían producido en el Club Chicureo y se percató de supuestas irregularidades que lo llevaron a querellarse en contra de Carlos Albornoz, quien fue bautizado por la prensa como el “cerebro” detrás de las inversiones millonarias del deportista. El psicólogo, magíster en Negocios y académico administra propiedades y proyectos que sólo en 2014, cuando decidieron crear la sociedad Inversiones Vidal SpA, eran valorados en más de US$ 10 millones. La acción interpuesta es extensiva a quienes resulten responsables de la defraudación, que alcanza los US$ 5 millones e incluye la solicitud de créditos que el seleccionado nacional asegura desconocer y no haber visado.

Luego, como ya es una costumbre, utilizó las redes sociales para descargarse. Lo hizo dos días después de que Chile perdiera por 4-0 contra Brasil. Utilizó la canción Rata de dos patas, de la cantautora mexicana Paquita la del Barrio para retratar una imagen de quien fuese su mano derecha en sus inversiones en Chile. El rostro de Carlos Albornoz fue cubierto con un gran emoticón de un ratón.

Desde ese momento, el jugador del Inter de Milán decidió cortar todo tipo de relación con su primo. Hasta el día de hoy, ambas partes se entienden a través de sus abogados. Más allá de que Albornoz lo ha querido contactar, el Rey no da paso atrás.

Cercanos al Rey aseguran que está furioso. Añaden que no retirará la querella y que el costo familiar ya lo tiene asumido. Su hermano, incluso, ya se cuadró por las redes sociales con el 23. “Ladrón, sinvergüenza y mentiroso”, publicó Sandrino Vidal. Su exesposa, María Teresa Matus, también se sumó a los reproches. “Eres un mitómano y mala persona”, agregó, en clara alusión al comportamiento de Albornoz.

Albornoz también se defiende. “Yo lo que más quiero es que Arturo se dé cuenta de que seguimos siendo un círculo de protección para él. Yo no guardo ningún rencor contra Arturo. Lo único que me preocupa es que nosotros salgamos del control del club y que en dos o tres años más Arturo no tenga gimnasio, club ni patrimonio”, señaló, en una de las entrevistas que ha concedido.

El círculo de Vidal, tras este quiebre que tiene afectado emocionalmente al Rey, se cerró más que nunca. La estrella de la Selección se muestra ahora desconfiada y mira cada movimiento de su grupo con mucha más cautela que antes. También siente vergüenza. Sabe que mucha gente le advirtió que la confianza casi sin límites que les entregaba a sus más cercanos le podría pasar la cuenta. El nacido en San Joaquín nunca lo quiso asumir. Hasta que explotó. Hoy, ya nada es igual que antes, aseguran.

Fernando Felicevich, su representante, lo está asesorando en sus inversiones en Chile, pese a que no está dentro de sus principales funciones. El agente ha sido el encargado de llevar adelante las reuniones con los abogados del Rey. De momento, el consejo que más le repite su familia, es que liquide todos sus activos y guarde el dinero en el banco para que lo disfrute en su retiro.

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