Marcelo Ríos: “Nunca fui un personaje; fui como era yo, con mis virtudes y mis defectos, fueron más defectos, creo”

Marcelo Ríos tuvo una exhibición en Monticello.

A 25 años de convertirse en número uno del mundo, el zurdo recuerda esa etapa en el tenis y cómo ha ido mutando su relación con el deporte que lo llevó a la gloria.



Marcelo Ríos estuvo de paso por Chile, donde jugó una exhibición frente al español Álex Corretja en el Gran Arena Monticello. Probablemente, a confesión propia, una de las últimas. Nuevas molestias en la espalda y los efectos de una cirugía de reemplazo de cadera han sido complicaciones que han afectado su vida cotidiana. “Todo tiene su fin, pero me costaría decir ahora que no jugaré más. No sé si sería responsable de mi parte. Me gustaría jugar mejor, me gustaría poder retroceder el tiempo, hacer las cosas mejor y hoy poder seguir jugando”, expresó.

Antes de entrar a la cancha de San Francisco de Mostazal para enfrentar al español, habló con La Tercera sobre la hazaña que este 29 de marzo cumplirá 25 años: ser el primer chileno, latinoamericano e iberoamericano en alcanzar el número uno del mundo en tenis. Durante este viernes, se dio a conocer que su señora, Paula Pavic, le pidió el divorcio con duras acusaciones acerca de los bienes conyugales. Al ser consultado por este medio, el Chino prefirió no referirse a lo sucedido.

A lo largo de esta conversación, el zurdo recordará esos momentos de gloria y cómo fue mutando su relación con el tenis desde esa cada vez más lejana tarde de 1998 en Miami, donde en un brillante partido derrotó al ídolo local Andre Agassi por 7-5, 6-3 y 6-4, para entrar en la historia grande del deporte nacional.

Hoy existe Twitter, en esa época no existía ninguna red social. Si lo tuvieras que describir en un tuit a Andre Agassi, ¿qué pondría?

Andre Agassi hoy en día… Podría decirle algo de antes, pero de ahora es como difícil...

¿Y antes?

Lo que pasa es que yo con Agassi no tenía mala relación. Entonces, no le hubiera dicho nada malo. Es un tipo que crecí viéndolo y nunca fue un tipo que me cayera mal ni que lo encontrara… tengo otros peores, pero este no. Entonces, decirle algo malo o tirarme en contra... Solo por qué no siguió con la Brooke Shields.

Entonces, ¿cuál sería el tuit?

Hoy en día, que la cagó no siguiendo con Brooke Shields. Lo digo porque uno la vio en la película (La Laguna Azul), era bonita y todo.

Foto: Juan Farías / La Tercera

¿Qué hizo la noche anterior a la final de Miami?

Me acuerdo que bajé a un bar que había, estuve con unos amigos y nada más.

¿Se acostó?

Sí.

Qué responsable.

¿Qué responsable? ¿Y qué debería haber hecho? ¿Salir a huevear? (ríe).

No sé… ¿Usted tenía consciencia de lo que estaba pasando en Chile cuando ganó?

No tenía consciencia de nada. Vi videos, vi televisión. Pero hoy en día lo veo cuando juega la Selección, no sé si a mayor nivel. Cuando juegan y todos están mirando y va el bus... Viendo imágenes después; la gente que había en mi casa; o la gente que salió a las calles; o ver La Moneda llena cuando yo llego fue impactante, fue fuerte, pero de una manera bonita. Nunca esperé que tanto chileno saliera el día que yo gané. Me pongo a pensar qué pasaría si Chile ganara un Mundial, que es como la comparación con haber sido número uno del mundo... Orgullo, y siempre lo he dicho: tú eres solo en esta cuestión, lo hiciste solo. No son 11 jugadores, que no le saco mérito y también lo encuentro la raja, pero estuviste solo; llegaste a ser número uno solo y esto es todo tuyo. Fue bonito. Pero era demasiado chico, no lo valoré tanto, era demasiado pendejo, fue todo muy rápido... Me hubiera gustado ser número uno más viejo...

¿Le hubiera gustado ser número uno con su familia formada?

En esa época estaba solo. Me hubiera encantado que ellos hubieran vivido esto. Me preguntaron si ellos saben más o menos quién soy yo. Ellos entienden, pero tienes que contarles la historia. Contarle a un niñito de 11 años... Número uno del mundo en tenis, por qué... Tú eres periodista, y eres la mejor periodista del mundo, es fuerte. No es algo que pasa todos los días. O ser el mejor abogado, el mejor doctor, aunque sea por un día o lo que sea... llegar ahí es algo potente. Yo quizás no lo veo así porque ha pasado mucho tiempo, pero de repente estoy solo y pienso “fuiste el mejor del mundo. No el mejor de Chile, ni de Monticello ni de todo Santiago, fuiste el mejor de todo el mundo”. Es fuerte, es bonito y cuando hablo con mis hijos, porque ellos me preguntan y yo les trato de explicar, el tema me gusta.

¿Cuál es la sensación que le deja hoy el haber sido número uno del mundo hace 25 años?

Ya lo dejé atrás. Lo mío fue una etapa del deporte haber sido número uno. He vivido cosas más bonitas y que valoro más que haber sido número uno. Haber sido número uno me dio todo lo que tengo hoy, quizás la estabilidad económica, las cosas que he hecho, quien soy en Chile o en el mundo o donde sea... Pero hay cosas más bonitas en la vida. No lo quiero dejar tampoco como soberbio, lo digo porque he vivido cosas más importantes en mi vida después de haber sido deportista y que quizás me han traído más felicidad. Te lo digo, fui demasiado inmaduro; fui demasiado chico; o duró muy poco; o fue un sueño muy corto; o no lo supe aprovechar; o no lo tomé en ese minuto. Si yo viniera de un país donde ha habido muchos números uno, tú ya sabes a lo que vas. Yo me encontré con una sequía en el tenis y de repente te encuentras que eres número uno del mundo. No lo aterrizas, no valoras realmente lo que vale. Todos me dicen “fuiste número uno del mundo, hueón”, y tú dices “sí”. Como que es fácil la hueá. Es difícil valorarlo hoy en día y lo he dejado atrás. Como que no vivo de lo que fue esa época...

¿Qué hacía para desconectarse del tenis y de esta presión de ser el número uno?

Nunca fui un personaje; fui como era yo, con mis virtudes y mis defectos. Fueron más defectos, yo creo. No estoy diciendo que sea malo. Yo creo que para llegar a ser alguien en la vida o ser un deportista exitoso tienes que ser diferente. No es que me dijeron “tú tienes que ser así y si no eres así, no vas a llegar”. La manera mía de ser, de pensar o de actuar era totalmente diferente a la de un tipo que estaba 200 del mundo. Y yo lo veo así. Para mí los gallos que son número uno, un Messi, son tipos tocados por la varita y son tipos totalmente diferentes. Conversar con Messi, yo sé que no es tonto. No puede ser tonto, tiene que ser inteligente, si es un tipo exitoso. Pero yo me fui criando solo, no tenía gente al lado ni gente con quien compararme. Es decir, estuvo Hans Gildemeister, hubo una sequía de 10 años y después aparecí y yo, y viene un pendejo de 21 años y es número uno del mundo. ¿Qué pasó?. Pero tampoco me lo cuestioné. Tampoco mi meta era ser número uno ni ganar torneos; mi meta era jugar. Me acuerdo que una vez le pregunté en el auto a mi papá qué es ser millonario. Tener un millón de dólares... ¿Así de fácil? No tenía gente al lado con quién compararme. Si hubiera existido Garin, que fue 20 y yo fui 1, te comparas. Pero no tenía con quién compararme y decir si está bien ser número uno dos semanas, si estuvo bien ganarle a Agassi…

¿Y qué hacía después de jugar? ¿Cuál era su rutina?

Hoy en día los tenistas viajan con 10 personas. Yo no, era solo. Los tiempos han cambiado. Si hubiera tenido gente más profesional a mi lado, hubiera durado más de lo que duré. Yo vivía como cualquier persona, no era de concentrarme dos días antes de jugar, como los futbolistas. Yo vivía mi vida, estaba con mis amigos, salía, y se daba todo bien. Jugaba tenis y jugaba bien, estuviera carreteado o no. A los 20 años podía hacer miles de cosas, si lo hago hoy día quizás no, pero a los 20 años vivía una vida normal. Vivía en una casa normal, estaba en una vida normal, pero era número uno del mundo...

¿Qué significa el tenis para usted hoy?

Hoy en día, nada.

¿Y en ese momento?

Mi vida. Era lo único que hacía.

¿Qué cambió?

Yo creo que, más que dedicarme al tenis o querer ser tenista, fue una escapatoria al colegio. Siempre lo he dicho, me cargaba el colegio, lo pasé pésimo, me iba pésimo y fue una escapatoria. Me dieron la posibilidad de jugar tenis, tuve que terminar cuarto medio dando exámenes libres, pero era una escapatoria para no ir al colegio. Me pusieron metas: tenía que ser tanto en el ranking, si no, volvía al colegio. Todo eso me ayudó a hacer lo que me gustaba, que era no ir al colegio más que jugar tenis.

Foto: Juan Farías / La Tercera

¿Qué es lo que hace más feliz al Chino Ríos?

Me gusta la vida que tengo, la tranquilidad que estoy viviendo en Estados Unidos, estar con mi familia, poder compartir cosas que no tuve tiempo de compartir cuando jugaba y no tener que tener horarios como antes. Quizás más relajado. Yo hago cosas mías y me gusta hacer cosas que a mí me entretienen. Trato de estar con ellos en las tardes y jugar con ellos. Tengo seis hijos, lo paso la raja, nunca estás solo. Es decir, trato de no enfocarme en hacer cosas obligado. Trato de hacer cosas que me gustan. Si un día no tengo ganas de hacer algo, no lo hago y trato de disfrutarlo.

¿Cómo se considera como padre?

Mi vida ha sido bien loca. Tener trillizos fue súper complicado. Que hayan nacido tres fue complicado, pero fue bonito. Me considero un padre entretenido, que no he cambiado en nada. No soy un padre normal, mi vida no me ha hecho ser normal y ellos lo tienen bastante claro y lo agradecen. Me ven más como un amigo que como un padre. No ando poniendo reglas. Como será que ellos también están haciendo home school, no van al colegio. Para nosotros fue una decisión de que ellos necesitaban hacer otras cosas. El colegio te enseña, pero hay muchas maneras de ser exitoso en la vida. No solo el colegio. Pierdes tiempo en gimnasia, música, en cuestiones que a ellos no les llama la atención y hoy en día hacen tareas en la casa y hacen miles de cosas que quizás le hacen mejor que estar todo el día en el colegio. Quizás esté equivocado, pero son decisiones que tomamos como papás.

Descríbase en tres palabras.

Hijo de puta. Soy hijo de puta con la gente que me hace daño.

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