Vidal queda preso de sus palabras y del desastre culé

Al Rey, quien jugó todo el partido frente al Bayern, ahora le enrostran haber declarado que los alemanes enfrentarían al mejor equipo del mundo.



“No he tomado mucha atención, porque conozco a la gente del Bayern, a los jugadores y creo que lo que se habla afuera no es lo que piensan los jugadores. Claramente, se tienen mucha confianza, pero mañana no juegan contra los equipos de la Bundesliga, sino que juegan contra el Barcelona, el mejor equipo del mundo”. Las palabras pertenecen a Arturo Vidal. Las pronunció en la antesala del partido entre el equipo culé y la escuadra alemana, a la que concurrió como vocero, que terminó en un desastre histórico para la oncena que dirige Quique Setién.

El derroche de confianza del Rey, que respondía a la ofensiva dialéctica alemana que ponía en duda la capacidad azulgana y que, a modo de ejemplo, anteponía a Robert Lewandowski sobre Lionel Messi, le rebota en la cara al volante chileno. Al menos para sus detractores, que poco tardaron en enrostrarle las palabras.

Cuando el papelón estaba sentenciado, mucho antes del pitazo final, Vidal ya era el foco de los reproches. El apellido del mediocampista se transformó en uno de los principales tópicos de las redes sociales. Ni siquiera por su desempeño futbolístico, discreto como el de todos sus compañeros, sin excepción. Al Rey se le ataca por el arranque de incómodo y, con el resultado a cuestas, injustificado optimismo. La sorna se extendió por largo rato y espacio.

Si la crítica se refiere a la actuación del mediocampista de San Joaquín, el reproche es justificable. Estuvo lejos de sus mejores tardes ante un equipo que conocía muy bien por el exitoso ciclo que cumplió ahí antes de fichar por el Barça. Vidal no fue el de otras jornadas. En el ataque, no participó como otras veces. En la contención, naufragó como todos los blaugranas. Sobre el final se le vio impotente ante una supremacía bávara que no admitía objeciones. Fue amonestado por reclamar.

“Arturo Vidal, de fichaje salvador a ser humillado por su ex equipo”, tituló, por ejemplo, el sitio catalán Sport, aunque luego lo desligaría de responsabilidad absoluta en el desastre. “El chileno sucumbió por el terreno de juego ante el vendaval bávaro y solo en algunos momentos dio muestras de impotencia con alguna carrera que terminaba con la jugada que estaba construyendo el equipo alemán”, analizó el medio, que le dedicó una nota específica. “Al final, la única fanfarronada de este partido fue la del chileno. Ni vigor, ni llegada, ni nada. El mejor equipo del mundo estaba enfrente”, añadió Mundo Deportivo, en abierta alusión a sus declaraciones.

Lo concreto es que el Rey sufre una decepción proporcional a su entusiasmo. Pierde de la mejor forma el sueño de optar al trofeo con el que sueña. Y, ahora, por lo demás, vuelve al loop eterno respecto de su permanencia en la Ciudad Condal.

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