Estela Lavín: “Si no creyéramos que mi papá es la persona que le puede ganar a Jadue no lo habríamos apoyado”

01 de Julio del 2021/ SANTIAGO Estela Lavin, Hija de Joaquin Lavin a cargo de la compaña de su padre como Presidente FOTO: LUIS ENRIQUE SEVILLA FAJARDO/ LA TERCERA

La hija del abanderado presidencial de la UDI reconoce que ha significado un costo familiar la decisión del exalcalde de Las Condes de competir por tercera vez por la Presidencia, pero asegura que es la persona idónea para los tiempos actuales.


Ha participado en todas las campañas presidenciales de su padre, el ahora exalcalde de Las Condes y abanderado de la UDI Joaquín Lavín. María Estela (43) también está colaborando desde el área de las comunicaciones en la tercera apuesta presidencial de Lavín. En la Fundación Aire Nuevo, la oficina en que su padre se instaló tras dejar la municipalidad, Estela reconoce que la decisión del exalcalde de competir por la Presidencia significa un costo para la familia y que no todos estaban tan convencidos de que lo hiciera, pero que lo apoyan porque creen que es el único que puede ganarle al abanderado del PC, Daniel Jadue. Sobre el candidato independiente Sebastián Sichel, quien se ubica como el rival más cercano a su papá en las primarias, afirma que no es su momento de ser Presidente y que representa la continuidad de Sebastián Piñera.

Dicen que la tercera es la vencida, ¿cree que ahora sí saldrá electo Joaquín Lavín?

Sí, creo que efectivamente la tercera va a ser la vencida y se va a cumplir el dicho.

Y habiendo estado en todas las campañas, ¿por qué Lavín ahora debería ganar? ¿Qué ha cambiado?

Ahora es el momento justo cuando se necesita una persona como él. Además de toda la experiencia que tiene y de que es una persona que hace cosas, porque se necesita eso, porque estamos en un momento muy decisivo e histórico. Imagínate que el próximo gobierno es el primero al que le tocará toda la convención y se necesita llegar a acuerdos. Y, en el fondo, quien ha demostrado que es capaz de llegar a acuerdos, de trabajar con gente de izquierda, de derecha, de apoyarse, de rescatar las ideas de otros y no atrincherarse, es él. Creo que está pintado para este nuevo gobierno.

Una de las debilidades que se le enrostra a Lavín es la falta de novedad frente a un electorado que parece castigar a los de siempre. Sobre todo tras la dura derrota que sufrió el sector en mayo pasado. ¿Cómo se maneja eso?

Esa crítica siento que es muy hacia toda la clase política, esta idea de “los mismos de siempre”. Pero él siempre ha sido una persona que se sale de la norma, nunca ha sido el político de siempre, él es quien empezó a hacer cosas. De hecho, desde antes de mi papá, los alcaldes ni siquiera eran conocidos. Él empezó desde Las Condes a tener una vitrina y a mostrar que se podían hacer cosas locales, él fue quien empezó con los temas de seguridad municipales. Se le ocurren mil ideas por minuto, entonces, encuentro que él es novedad en sí mismo. Él se ha adelantado a los tiempos, empezó a hablar primero de la integración social.

Entonces, ¿por qué cree que no ha logrado salir Presidente en ninguna de las dos ocasiones anteriores?

En la elección con Ricardo Lagos la verdad es que estuvo a punto de salir, fueron muy pocos votos los que faltaron, en donde él podría haber sido el primer gobierno de derecha. Partió con una base muy baja, entonces se pegó una subida gigante y es lo que alcanzó a hacer en la campaña misma. Si hubiese sido una campaña más larga, hubiese alcanzado a ganarle a Ricardo Lagos. Pero yo creo que todas las cosas tienen su tiempo, tienen su razón de ser. El 2005 hubo una situación distinta, que es que la derecha se dividió cuando él era candidato, después entró Sebastián Piñera y dijo que iba a ser candidato también, no hubo ni siquiera primarias. Entonces, era una carrera que estuvo mal hecha desde el principio y para mi gusto fue culpa de los partidos que no se pusieron de acuerdo.

¿Y cómo toma las críticas que apuntan a que Lavín es contradictorio en sus ideas? Por ejemplo, que sea de derecha y se declare socialdemócrata.

Claro, que de repente diga ‘soy socialdemócrata’ suena como ya... También pasó con el tema bacheletista-aliancista, me acuerdo en su tiempo, y son básicamente formas en que él hace ver que lo mejor es llegar a acuerdos o tender puentes (…). El hecho de que él haya dicho ‘soy socialdemócrata’ fue en el sentido de que hay cosas de la social democracia que son rescatables, tal como hay muchas cosas de la derecha que son rescatables y uno tiene que buscar esos equilibrios. Quizás la manera no es tan entendible y hay que defenderlo bastante.

A veces debe plantearlo de mejor forma... Claro (se ríe). Además, también es fácil equivocarse cuando das miles de entrevistas a la semana.

Lo pregunto porque esas declaraciones generaron ruido en los sectores más duros de derecha, sobre todo en la UDI, y de alguna forma algunos en el oficialismo cuestionan por qué deberían votar por un candidato que tiene ese tipo de declaraciones que se alejan del ideario del sector.

Pero en el fondo no son contradicciones, está diciendo que ‘ojo, acá no estamos hablando de los buenos y los malos’. La vida no es así, la vida está llena de matices. Siento que hay que leerlo de esa manera, hay cosas rescatables e ideas rescatables en todas partes. Lo que hace es un mensaje más transversal, unitario y creo que se necesita.

¿Y cómo toman que muchas veces se caricaturice la figura de Lavín, que se aleje de alguna forma a una figura presidencial? Por ejemplo, lo asocian a memes.

La verdad esto viene hace harto rato. Nosotros le hacemos bullying antes que nadie (se ríe), el primero que encuentra memes se envían al chat familiar inmediatamente. La verdad lo tomamos con mucho humor.

Algunos lo asocian a las “piñericosas”.

Pero eso es bastante distinto, esas son patinadas, lo de mi papá es parte de su humor, de su personalidad. Lo otro cometía errores, no lo veo parecido a las piñericosas. No creo que alguien diga no voy a votar por él porque está disfrazado de Mario Bros (se ríe).

¿Y ustedes le recomiendan algo sobre eso?

Obvio que sí. Hay mucha gente que encuentra que no es de presidenciable o qué sé yo, por ejemplo, estar en TikTok, pero a él le gusta, a mí también me gusta. Creo que reírse de sí mismo es una virtud.

En su momento se dijo que la familia, principalmente su mamá, no tenía ganas de que tuviera una nueva aventura presidencial. ¿Les costó apoyarlo en esta etapa?

Obvio que sí, sobre todo a mi mamá. A mi mamá nunca le ha gustado la política, cada vez que él empieza con que va a ser candidato, creo que a mi mamá le da urticaria (se ríe). Ella lo sufre intensamente y ahora es como que ‘por favor que sea la última’. Deben haber llegado a un pacto (se ríe) de que esta será la última.

¿Y crees que está será su última campaña?

Creo que la tercera es la vencida, pero nunca se sabe, porque el que nace chicharra, muere cantando. Evidentemente, significa un costo, las campañas son muy complejas, porque todo el mundo tiene una opinión, por ejemplo, estás comiendo en una parte y escuchas al lado cómo están hablando de tu papá y lo están pelando. Igual como que uno ya está medio acostumbrado, entonces, no importa tanto, pero siempre es un costo. Me imagino que la familia de Piñera todo este tiempo lo debe haber pasado terrible, no se lo deseo a nadie. Entonces, uno dice, aventurarse a una cosa así, en vez de estar como protegido en tu trabajo, realmente es una cosa que tienes que sopesar.

¿Y por qué decidieron apoyarlo en la campaña?

Si es que no creyéramos que mi papá realmente es la persona que le puede ganar a Daniel Jadue, y que se necesita en este momento, no lo habríamos apoyado, porque sí creo que es un costo gigantesco para la familia y en un momento muy difícil.

¿Y en qué se ha visto reflejado ese costo?

Desde la exposición hasta un montón de cosas chicas. Por ejemplo, en mi caso yo fundé una ONG que se llama Banigualdad, eso partió mucho antes de que mi papá se metiera al primer gobierno de Piñera y fuera ministro de Desarrollo Social, pero yo recibía fondos del Fosis, y como dirigía la fundación, una vez que él entró, chao fundación (…). Es un cacho, porque no puedes desarrollar tu vida personal como te gustaría por las decisiones que va tomando (se ríe). Pero ahí estamos, lo apoyamos y seguimos adelante.

¿Y están todos embarcados en eso?

Sí, de hecho, ahora está metido mi hermano Juan Pablo, la María Jesús está esperando guagua, está más cansada y por eso aparece menos, pero también me está ayudando con la página web, elige las fotos: ‘en esta se ve bien’, asesora a mi papá. Está más flaco y decimos que cambie de marca, porque parece un abuelito (se ríe). Todos metidos dentro de lo que podemos ayudar.

¿Y su mamá más convencida también?

A mi mamá no le queda otra que hacerse la idea, en el fondo dice: ‘no voy a pescar, no voy a ver el debate’, pero después está ahí viendo el debate.

Le va a tocar ser primera dama si es que gana...

Ups. Eso se verá después (se ríe). Creo que se muere, quizás sea momento de renovar la figura, lo digo a modo de talla, pero creo que le costaría mucho.

Una de las cosas que se dicen de la campaña de Lavín es que parece ser más una estrategia de primera vuelta, porque está apuntando a Daniel Jadue y está ignorando en la primaria a los otros competidores en un escenario en que Sebastián Sichel, según las encuestas, podría dar una sorpresa. ¿No hay temor de que Sichel pueda ganar?

Todo puede pasar en política, pero lo veo bien difícil. Uno, porque es una primaria de derecha. Sichel es una persona que no es tan de derecha, que estuvo en la DC, después en Ciudadanos. No sé si el electorado de derecha en el fondo lo elegiría a él. Y además viene de un gobierno que está súper mal evaluado, viene del gobierno de Piñera, por lo que para mí representa continuidad.

Lavín también fue ministro de Piñera en su momento. Ahora nadie quiere asociarse al gobierno.

Lamentablemente, sí. Es una pena, pero este gobierno está súper mal evaluado. Quizás injustamente. Lo ha hecho muy bien en temas como la pandemia, la vacunación, etc. Pero sí la ha embarrado en otras cosas. Ha llegado súper tarde con las ayudas. Entonces pasa a ser como un peso más que una ayuda.

Una de las estrategias de Sichel en su campaña es decir que él, a diferencia de Lavín, representa la renovación. ¿Lo ve así?

Pucha, no poh (se ríe). Siento que no. Creo que el más libre, el que más hace cosas, el que más da iniciativas diferentes al pensamiento tradicional es mi papá. Otra cosa que tenga más años. Pero que Sichel sea la renovación, para nada. Si viene recién de este gobierno, él fue el que estaba celebrando el IFE de $65 mil. Ahora, eso no quiere decir que Sichel no sea un súper buen activo y que tenga un futuro en la política que efectivamente haga cosas muy grandes, que se desarrolle. Pero creo que le falta y que no es su tiempo.

Uno de los temores que hay en el sector es que Chile Vamos se quede fuera de la segunda vuelta presidencial. Esto, en un escenario en que esté Yasna Provoste y José Antonio Kast vaya a primera vuelta. ¿Cree que hay un riesgo?

Hay gente que efectivamente piensa que puede ser así. Pero esto es muy cambiante. Hace tres meses, Pamela Jiles ganaba todas las encuestas. Puede ser que Yasna Provoste no exista después, o puede ser que también vaya Paula Narváez. Todo al final es ciencia ficción en este minuto. Cada día tiene su afán. Evidentemente que va a dividir votos. Eso está claro. Pero no creo que llegue al punto de que no pase un candidato de la centroderecha a la segunda vuelta. Ojalá no fuera (a primera vuelta). Pero si va, no sería tan terrible.

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