Felipe Avello: Marca registrada

Parte de la llegada de Avello a un streaming con llegada internacional fue el cambio en su tono de humor. “Fue más fácil ficharlo ahora, con su faceta actual. Se ha hecho cargo de un contenido más transversal. Es capaz de pararse al frente de cualquier público y divierte a niños de 5 años hasta adultos de 95 años -dice un productor de Black Star content, quienes hicieron el especial de comedia de Avello que fue estrenado recientemente-. De hecho, lo vinieron a ver los ejecutivos de Prime Video desde Miami, y estaban muertos de la risa”.

Desde hace un año el equipo del comediante ha ido bajando videos desde YouTube con sus antiguas rutinas, pensando en monetizar su contenido a través de una cuenta oficial. Los afectados son sus fanáticos, a quienes les han cancelado los canales que le tributaban al ingenio y al absurdo de Avello y que ahora, lanzan una pregunta que trasciende al humor: en Internet, ¿quién es realmente el dueño de la obra de un artista?


Es una mañana de 2017 en el café Tavelli de calle Manuel Montt, en Providencia. Felipe Avello está sentado junto a su amigo, el comediante Pedro Ruminot, y al mánager de ambos, Sergio Alvarado. La reunión la citó Ruminot, quien trabajaba con Alvarado hace ya un tiempo. Él fue quien introdujo, en primera instancia, a Avello con su representante. Y, ahora, les quería comentar una idea.

“Ellos dos venían haciendo presentaciones juntos en cafés más bien pequeños -cuenta Alvarado-. Pero ese día, Pedro nos dijo, siento que se pueden hacer más cosas. Podemos presentarnos en teatros. Hagamos giras”.

Avello y Ruminot eran una amistad conocida en el mundo del humor. Además de su participación en El Club de la Comedia y en películas, venían hace un tiempo siendo muy reconocidos como dupla en su podcast, Tierra2: un programa de una hora donde Avello entraba en una especie de catarsis, inventaba historias de famosos, políticos, futbolistas, además de personificar insólitos personajes que iba improvisando en vivo.

El proyecto que propuso Ruminot se llamó Socios y fue un éxito. Se presentaron en el teatro Nescafé, en el Caupolicán e hicieron giras a regiones. Ese fue el punto donde, dice Alvarado, Avello se dio cuenta de una cosa. “Ahí dijo: okey, ya entiendo cómo funciona esto. Me voy a lanzar solo”.

Alvarado fue clave para la reorganización y reinvención de Avello. Comenzó a estructurar de mejor manera los shows que hacía.

“Profesionalizamos lo que él venía haciendo. Partimos por que todos los show sigan un estándar -comenta el manager-. Para eso, contratamos un equipo: un sonidista, un iluminador, un equipo audiovisual. Nos empezamos a preocupar más por la experiencia de la gente al ir a verlo”.

De lo otro que se preocupó Alvarado fue de empezar a masificar el trabajo de Avello, que durante años había cosechado una imagen controvertida, tanto en sus proyectos personales como en la televisión, en programas como SQP.

“Al principio nos costó. Yo trabajé también con Edo Caroe, con Pedro y con Alison Mandel. Y les decía: también tengo a Felipe. Las empresas se espantaban. Decían, no, pero quizás con qué va a salir”.

Precisamente ese humor fue el que Camilo Calabrano, un joven médico de la ciudad de Lautaro, conoció mientras estudiaba su tercer año de medicina. Empezó a escuchar Tierra2 y el estilo disruptivo de Avello lo fascinó. Se dio cuenta de que los capítulos del programa no estaban en YouTube. Por eso, decidió que era buena idea empezar a subirlos.

Su canal, que comenzó el 2012, terminó teniendo unos 100 videos, entre el podcast y material de Avello que iba encontrando en internet. Él los editaba y los subía. Diez años después, su canal tenía en total más de 7 millones de reproducciones.

Por su lado, el giro que adoptó Avello lo llevó a consolidarse en el Festival de Viña de 2019. Alvarado dice que esa presentación, marcada por un humor blanco y sencillo, fue un hito clave para la trayectoria del humorista. Los shows y las giras por el país se multiplicaron después de eso. Incluso empezaron a preguntar por él en otros países.

En paralelo, dice Alvarado, entendieron que era importante potenciar el canal de YouTube del comediante. “Nos dimos cuenta cuando viajamos a México que el canal era la forma de mantener el contacto con nuestro público en el extranjero. Empezamos a trabajar de forma más ordenada el contenido que subíamos, así como a crear cosas para otras redes sociales”.

El último paso fue registrar el año 2020 la marca “Felipe Avello” ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial. Luego, establecieron relaciones formales con plataformas como YouTube y Spotify. Eso significó un cambio en las reglas del juego para sus fanáticos.

“Me di cuenta de que empezaron a bajar, por infracción a la propiedad intelectual, todos los canales que subíamos contenido de Avello -dice Calabrano-. Entre esos, el mío. Lo tuve que dejar en oculto, para que no me borraran todo. Hoy nadie puede ver esos videos”.

Calabrano, que trabaja atendiendo pacientes con depresión o con trastorno de ansiedad, dice que lo que más le molestó no fue la caída de los videos.

“Lo que más me dio lata es que en esos videos la gente comentaba que esas rutinas les subían el ánimo -asegura-. Incluso, que los ayudó a curar su depresión. Creo que ellos no entienden muy bien lo que significan esos videos para la gente”.

Pagar por ver

Felipe Avello, un periodista que pasó su infancia en San Pedro de la Paz, llegó a Santiago a fines de los años noventa, luego de titularse en la sede de Concepción de la Universidad del Desarrollo. Ahí nunca fue un alumno estructurado.

“Era muy creativo y le gustaba hacer notas distintas, más bien chistosas”, comenta Verónica Moscoso, actual periodista y compañera en esos años.

Esa veta la siguió trabajando. Una vez en Santiago, comenzó a hacer notas para programas como Día a Día en TVN y Mekano en Megavisión. La clave era el absurdo de lo que mostraba Avello: un niño con sobrepeso vestido de hombre araña; un bailarín solo tapado con una zunga que hacía estragos en el matrimonio de Iván Zamorano; o, incluso, darle besos a ancianas en cámara.

Ese estilo lo llevó a SQP, donde abandonó su trabajo de notero y pasó a ser panelista de farándula. Ahí, mostraba un personaje satírico constante, que iba entre el machismo, la homofobia, una puesta en escena como payaso circense, bailes eróticos, además de varias imitaciones a futbolistas, empresarios y gente del espectáculo.

“Ahí se conectó con un humor mucho más extremo -detalla Mauricio Weitzel, editor del programa-. Casi todo lo improvisaba. Llegaba media hora antes del programa con una maleta con sus cosas para su rutina, o con una guitarra, le decíamos de lo que íbamos a hablar, y el resto lo iba inventando él a medida que avanzaba el programa”.

A la par, en Tierra2, su podcast con Pedro Ruminot, inventaba historias y relatos inverosímiles sobre gente del espectáculo y la televisión. El estilo lo hizo cosechar una fama de “loco”. Pero también le valió una fanaticada fiel que iba siguiendo sus rutinas una vez que eran subidas por los mismos fanáticos a YouTube. Entre ellos, Calabrano, que se encargó de subir todos los capítulos de ese programa a su canal de YouTube.

“En ese tiempo se generó una comunidad muy activa alrededor de Felipe -asegura el médico-. Había grupos de Facebook y muchos canales de YouTube dedicados a seguir lo que él iba haciendo”.

Luego de que Avello dejó la televisión, comenzó a emprender en el stand up comedy. Fue en ese momento cuando Alvarado lo conoció. Ahí comenzó la profesionalización de su espectáculo. Con esto, vino algo importante: dar un giro hacia el humor blanco, como explica José Carvajal, uno de sus guionistas.

“Después del Festival de Olmué en 2018, nos dimos cuenta que funcionaba más el humor blanco, porque llegaba a más gente. Empezamos a hacer giras por casinos y empezó a cambiar el público. Antes lo seguía el grupo que le gustaba el humor que tenía en esos años, que eran en un 90% hombres, con un look muy similar, de barba, lentes y polera negra. Con el cambio, empezamos a ver señoras, gente adulta y más público femenino”.

Avello, hoy, está convertido en una marca. Así lo considera Cristian Leporati, académico de la Escuela de Publicidad de la UDP.

“Es simple: Felipe Avello es una marca desde que partió en la TV. La generó a partir del impacto que tuvo en esos 10 años en SQP. Él se dio cuenta de sus atributos. Hoy tiene sus seguidores que lo adoran, lo siguen a todos lados. Y se dio cuenta que podía vivir de esto”.

Antonia Guevara, publicista y profesora de Publicidad PUC, dice que Avello ha dado en el clavo con aspectos claves al construir una marca.

“Lo primero es generar empatía. Para eso, hay que ser auténtico. Y él ha demostrado serlo a lo largo de sus distintas facetas -explica-. La gente cuando lo ve, se pregunta, ¿será así todo el día, o es un personaje, una máscara? Pero él ha dejado ver que esa es su manera de ser. Y también eso tiene que ver con la magia que genera, que sea auténtico. La gente le cree, y eso es importante hoy en día”.

A Leporati le hace sentido que Alvarado, con Avello, hayan generado un modelo profesional de hacer humor. Aunque, entre esas cosas, conlleve la caída de cientos de videos que subieron sus fanáticos los últimos años.

“Él es un producto en sí mismo, y como todo producto, tiene un ciclo de vida: un comienzo, una maduración muy rentable y el declive -expone-. Y Avello ha estado muy expuesto en los medios. Eso genera un desgaste natural. Pero puedes extender su ciclo de vida controlando algunas cosas. Y, aunque suene duro, hay que manejar cosas, como los videos que suben sus fanáticos a las redes sociales. Está bueno lo que hiciste, pero de ahora en adelante, lo vamos a hacer nosotros”.

Leporati entrega un ejemplo.

“Fíjate en Stefan Kramer. Él, a diferencia de Avello, ha manejado muy bien sus tiempos. Por ejemplo, sube un video, pero después guarda silencio. No está todo el día lanzando contenido -indica-. Porque él sabe que estar permanentemente expuesto, lanzando rutinas, desgasta el negocio. Si quieres verme, paga”.

“A él siempre le gustó tirar esa talla que incomodaba al resto, que te ponía nervioso. Pero no lo hacía con maldad: era de travieso -recuerda Enrique Mundaca, amigo de la infancia-. Él quería correr el límite, saber qué podía pasar si decía tal o cual cosa”. Foto: Equipo Felipe Avello

El valor de Avello

La caída de los videos de Felipe Avello ha causado un conflicto con sus fanáticos.

Camilo Calabrano dice que su canal estuvo arriba sin problemas, hasta que el 20 de mayo del 2018 le llegó un correo de Sergio Alvarado, en plena preparación para la presentación de Avello en el Festival de Viña del Mar de 2019.

“Me decía que era el mánager de Felipe y Pedro. Y me pedían que, por favor, bajara los videos de Tierra2, que los dejara privados. Me dijo: ‘Hay un revuelo actual que no entendería el humor y queremos evitarlo’. Como que le tenían miedo a que los funaran”.

Luego, dice el médico de Lautaro, varios canales fueron cayendo en masa. Además del de Calabrano, el que más contenido subía de SQP, JCDanzig, dejó de estar disponible. A febrero del 2022, había subido 250 videos y reunido 61 millones de visitas.

En las comunidades de YouTube se han abierto foros criticando las restricciones. El administrador de uno de los canales que aún están disponibles, Queraltoyo, subió un pantallazo donde mostraba la eliminación de uno de sus videos a nombre de “Felipe Avello Oficial”.

En él, atribuía la baja a una incomodidad del equipo de Avello al material antiguo.

“Lamentablemente a Felipe Avello y/o a su manager -criticó- no les agrada que la gente pueda ver como era su humor antiguamente y están denunciando los videos”.

Esto lo desmiente Alvarado. “No es verdad. YouTube los baja de forma automática. No es que con Felipe estemos bajando videos porque no nos gustan. Nos volveríamos locos, porque esa parte de la historia de Felipe le gusta tanto a la gente, que cuando se baja un video, se vuelve a subir en otro canal”.

Alvarado, de hecho, revela que Avello no está atento a ese contenido. “Felipe no anda mirando videos porque son demasiados y lo sube mucha gente”.

Lo que sí es ineludible es el dinero que pueden generar estos contenidos antiguos. Para Óscar Marcos, social media manager de la agencia de marketing Rompecabeza, los números de los videos de Avello son un éxito.

YouTube suele pagar entre $0,4 y $1 USD por cada mil visitas. Por ende, solo ese canal que tenía 60 millones de reproducciones puede pagar entre $40 y $60 millones de pesos. Las visitas de Avello se comparan a las de cualquier creador de contenido de gran escala”.

De hecho, a Calabrano le llegaba plata por las visualizaciones en su canal.

“Al principio yo igual monetizaba con el material. YouTube me mandaba cheques a la casa, y luego me transferían la plata que generaban los videos -dice-. Me pagaban unos 200 mil pesos cada tres meses, más o menos. Eso fue durante, máximo, tres años, hasta el 2015″.

Calabrano aún considera injusto la bajada de sus videos. Sobre todo, considerando que hay canales que ponían mucho trabajo para recopilar y editarlos.

“Mira, yo me iba consiguiendo los videos desde internet. Pero por ejemplo, JCDanzig sacaba los videos de la tele, en alta definición. Cortaba todos los SQP y dejaba solo las partes de Avello. Hacer eso es la media pega”.

Óscar Marcos conoce este debate.

“Ese es un gran tema. Avello como celebridad puede decir, sí, usaron mi material para ganar plata. Pero por otro lado, un millón de personas vieron mis videos, y no moví un dedo. Eso depende del criterio del artista o la celebridad que tenga registrada su marca”.

Mauricio Weitzel, editor de SQP, dice otra cosa: “Los derechos del contenido de SQP le pertenecen a Chilevisión”.

El contenido “oficial” de Avello, en tanto, saca cuentas alegres. El 27 de noviembre se estrenó en Prime Video, la plataforma de streaming de Amazon, su especial de stand up comedy titulado “Solo quiero descansar”. Una oportunidad que llevaban tiempo buscando Avello y su mánager.

“Fue el número uno en el ránking de los contenidos más vistos de la plataforma en Chile durante dos semanas -celebra José Antonio San Miguel, director de contenido de Black Star Content, la productora chilena que realizó el video-. Le ganó a todo el catálogo: a todas las películas y series”.

Por lo mismo, todo indica que la marca Avello seguirá facturando. No sólo porque las empresas y las audiencias más amplias le perdieron el miedo, sino que los números de su presentación en Amazon pueden abrirle paso a otros mercados. Todo eso, Calabrano lo observa mientras su canal sigue abajo. Dice que ha tratado de contactarse, sin éxito, con Alvarado para volver a subir su contenido. Quiere exponerles una idea.

“Ellos tienen que entender que ese contenido antiguo lo produjeron en su momento, pero agarró vuelo propio y, ahora, hay una comunidad que lo sigue disfrutando. Es como una banda de música: puede morir la banda, pero el mensaje y sus temas van a seguir con el tiempo”.

A pesar de todo, el médico sincera una cosa: aún es muy fanático de Avello.

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