Javier Milei y el fantasma de que se convierta en el Fujimori argentino

El presidente argentino Javier Milei, acompañado por el ministro de Defensa, Luis Petri, visita un área afectada por una severa tormenta eléctrica, en Bahía Blanca, el 17 de diciembre de 2023. Foto: Reuters

El megadecreto y el paquete de leyes anunciados en las tres primeras semanas de gobierno libertario hicieron recordar a la oposición transandina el “fujishock” con el que Alberto Fujimori intentó ajustar la economía peruana en los 90.


El ajuste prometido por Javier Milei, el Presidente de Argentina, se inició con el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para la desregularización económica la semana pasada, vigente desde este viernes 29. El miércoles lo amplió con el envío al Congreso de la “ley ómnibus”, un proyecto que toca numerosos ámbitos de la vida cotidiana. Así, en solo tres semanas en el poder, eliminó toda duda de gradualidad en su intención de liberalizar al máximo la economía transandina, pero también agitando las aguas en la oposición.

En el peronismo, a varios se les vino a la mente el “fujishock”, un evento relativamente similar ocurrido en los 90, y que estuvo a cargo de un nombre famoso de América del Sur: Alberto Fujimori, el expresidente peruano calificado como dictador por algunos, o como el artífice de la liberalización de la economía del país norteño, por otros.

Uno de los primeros en comparar la política de desregulación de Milei con el proceso que Fujimori lanzó en 1990 -tras la hiperinflación heredada del gobierno de Alan García- fue el excandidato a la vicepresidencia de Argentina por Unión por la Patria (UxP), Agustín Rossi, quien señaló en X, antes Twitter, que “Milei puede ser como Fujimori. ¿Por qué? El mandatario peruano disolvió el Congreso y reorganizó todos los organismos públicos, incluyendo la intervención del Poder Judicial, por lo que acumuló todo el poder en sus manos”.

Posterior al anuncio del DNU, pero incluso antes de la “ley ómnibus”, la bancada de diputados de UxP ya se había posicionado en contrario del envío de un decreto que se saltara al Congreso, considerando que las propuestas no pueden ser modificadas y requieren que solo una de las dos cámaras las aprueben por mayoría simple.

En un comunicado, aseveraron que Milei “se arroga facultades legislativas. No convoca a sesiones extraordinarias (que ahora hizo). Se lleva puesta a la Constitución. Frente al silencio cómplice de algunos, nuestro bloque va a defender la democracia, la división de poderes y la República. Argentina no necesita un Fujimori”.

¿Qué hay de cierto en la acusación? ¿Son comparables ambos casos? La Tercera conversó con los analistas Augusto Álvarez Rodrich, de Perú, y Julio Burdman, de Argentina, y ambos coincidieron en que hay similitudes, pero con evidentes matices.

“Son comparables en el sentido de que lo que busca es detener una situación de inflación alta con recesión”, señaló Álvarez Rodrich. Sin embargo, aclaró que el caso inflacionario de Perú hace 33 años era mucho más grave. “Veníamos de una hiperinflación que había sido, en cinco años, de dos millones por ciento, y que había sido la segunda hiperinflación más larga de la historia mundial”.

Al mismo tiempo, añadió que la experiencia comparada le permite notar que “necesitas un plan de shock que no es gradual. Perú lo intentó en los años previos al 90 y no sirvió. Eso es lo que me parece que Milei está haciendo muy bien. El mandatario argentino unificó el ajuste económico y el programa de reestructuración económica. En el Perú comenzaron con el de ajuste en agosto del 90, y el de reestructuración recién comenzó un año y medio después, en noviembre del 91″.

El presidente de Argentina, Javier Milei, saluda después de asistir a la actuación de su novia, la actriz Fátima Florez, en un teatro en Mar del Plata, el 30 de diciembre de 2023. Foto: Reuters

Fujimori salió el 6 de diciembre pasado del penal Barbadillo, donde estaba recluido desde 2009 tras ser declarado culpable de los delitos de homicidio calificado, lesiones graves y secuestro agravado por trato cruel, entre otros. Debía pagar una condena de 25 años, pero tras años de discusiones legales, obtuvo una salida temprana.

Varios medios recordaron la famosa frase con la que Juan Carlos Hurtado Miller, ministro de Economía durante el primer gobierno de Fujimori, anunció el “fujishock” en 1990. “Que Dios nos ayude”, pidió. Similar a la que Milei repite en su retórica del “no hay plata”. “Que Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen”, reitera constantemente.

Para Julio Burdman, hay contrastes importantes, más allá de que Milei anunció su ajuste en campaña, y Fujimori no. “Creo que la diferencia es que el modelo de Milei es más ideológico que el de Fujimori, que estaba más basado en una emergencia. En Argentina, el Presidente hace un planteo filosófico-político a favor de la desregulación y el achicamiento de la presencia del Estado en la vida de las personas que no estaba presente en el otro caso. Paradójicamente, si hacemos la comparación, Milei tiene el discurso que tenía Vargas Llosa, no de Fujimori, que justificaba todo en términos técnicos”, planteó el politólogo.

Miembros de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) asisten a una protesta contra las reformas económicas del presidente Javier Milei, frente al Teatro Colón en Buenos Aires, el 27 de diciembre de 2023. Foto: Reuters

Pero quizá la diferencia más importante, cree Burdman, es que en Argentina no se puede dar una situación como la ocurrida en 1992, cuando Fujimori cerró el Parlamento. Pese a que Milei también tiene una minoría parlamentaria, el politólogo transandino descarta un escenario similar. “Creo que el tejido democrático argentino es muy distinto y, aparte, acá no existe ningún instrumento para disponer el cierre del Congreso, ni siquiera en términos retóricos. Sería una medida completamente ajena al juego institucional y a la cultura política argentina. La descarto de plano”, planteó.

Ahora, Milei se prepara para su primer paro general en respuesta a su batería de medidas, el que fue convocado por la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT). La paralización es la más rápida en 40 años de democracia, y fue programada para el 24 de enero.

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