Los mundos que chocaron en el rechazo de Petorca

Campo en la comuna de Petorca, en la Región de Valparaíso, en 2015.  Foto: AgenciaUno

La derrota del Apruebo en Petorca fue una sorpresa. En esa comuna de la Quinta Región, donde la crisis hídrica ha golpeado con fuerza, se esperaba que la propuesta constitucional que garantizaba el agua como un bien natural de uso público encontrase apoyo transversal. Sin embargo, fueron otros los factores que inclinaron la elección. Uno de ellos fue el rodeo: un deporte que varios vieron amenazado por las palabras del borrador.


Marina Díaz y Audilio Fuentes aún no lo entienden. Es jueves, cerca del mediodía, y ellos atienden su carnicería en el sector de Chincolco, dentro de la comuna de Petorca. Han pasado cuatro días desde el triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida y las razones que podrían explicar la derrota de un borrador constitucional, que garantizaba el agua como un bien de uso público en una zona rural que lleva más de 10 años de crisis hídrica por la sequía, no les hacen sentido.

Tan seguros estaban de que el resultado sería distinto, que tres semanas antes de la votación la pareja subió al cerro La Cruz de noche y marcó con cal “Apruebo de salida”, para que todo el pueblo lo viera. Una semana después, prestaron la muralla lateral de su carnicería para que un grupo santiaguino de activistas por el agua pintara un mural sobre ella. Eran, podría decirse, sus últimas acciones antes de la elección en la que depositaron todas sus esperanzas. Las mismas que partieron alrededor de 2019, cuando fueron parte de los manifestantes que se tomaron la 5 Norte y varias otras carreteras locales.

Que un pueblo campesino de 9.881 habitantes se hiciera conocido por el desastre que significaba vivir sin agua, viendo cómo sus animales morían de hambre, y que, además, lograra la empatía de un país que, entonces, sumaba razones por las cuales protestar, sólo podían pronosticar una victoria de una propuesta como la que salió de la Convención. Así, al menos, lo creía Marina Díaz, quien pensaba que el Apruebo sacaría cerca de un 60% en Petorca. El problema que ella no vio entonces fue que sus vecinos le estaban dando otro mensaje:

-Aquí no se hablaba nada sobre la nueva Constitución. Hicimos unas reuniones, donde vino la constituyente Carolina Vilches. Pero, como mucho, se juntaron 15 personas.

Frente al mesón de su carnicería, Audilio Fuentes recuerda esos días.

-Aquí los vecinos creyeron lo que escucharon en la radio, en la tele. Que estaba mala la Constitución, que los presos iban a votar, que las casas se las iban a quitar, que la jubilación iba a ir a un fondo común.

De pronto una vecina, Carmen Araya, entra y se une.

-También se escuchó mucho lo del rodeo. Que se iba a terminar. La gente se convenció de eso. Que se iban a terminar las tradiciones de campo. La gente estaba desinformada. Me decían ‘tienes que votar Rechazo’. A mí, personalmente, no me interesa el rodeo, porque estoy contra el maltrato animal. Pero sí entiendo lo de la tradición.

La propuesta efectivamente tenía un artículo que indicaba que los animales “son sujetos de especial protección. El Estado los protegerá, reconociendo su sintiencia y el derecho a vivir una vida libre de maltrato”. Ese fue el punto de partida desde donde se descolgó esa interpretación, que terminó siendo uno de los factores que volcaron la elección en Petorca. Ahí el Rechazo se impuso por 56,11% al 43,89% del Apruebo.

Al día siguiente del plebiscito, el alcalde independiente, pero a favor del Apruebo, Ignacio Villalobos, dio una entrevista en Radio Cooperativa. Para explicar el resultado, dijo que “quizás la gente votó con miedo, ignorancia y desconocimiento”. El gobernador regional, Rodrigo Mundaca, un activista que nació políticamente empujando la causa del agua, calificó la votación como “irracional”.

A Marina Díaz también la desencajó.

-Mi hijo, que rechazó, me llamó. Le dije que no quería saber nada de nada. Yo apagué todo cuando dieron los resultados.

Audilio Fuentes y Marina Diaz votaron Apruebo.

Cobrar las promesas

Gustavo Henríquez pide que no se olvide algo. Hace no tanto Petorca era una comuna de centroizquierda, donde los liderazgos que emergían casi siempre iban a parar a la DC. Sólo que eso, sostiene el profesor de ciencias y excandidato a alcalde de la comuna por Chile Vamos, cambió con la crisis del agua.

-Cuando empezamos a sufrir la sequía larga, se empezó a instalar un discurso que giró esa sensibilidad hacia la izquierda y se volvió imparable. Los liderazgos que salieron de ahí empezaron a asumir roles institucionales.

Henríquez, entonces, comienza a enumerar. Luego de que en el plebiscito de entrada el Apruebo se impusiera con un 90,05% en Petorca, desde el mundo de independientes y activistas por el agua salieron electos Carolina Vilches, como convencional por el distrito 6 de Apruebo Dignidad; Ignacio Villalobos, como alcalde, y Álvaro Escobar, sin partido, pero en cupo CS, como el concejal votado como primera mayoría.

En las primarias presidenciales, el comunista Daniel Jadue sacó cuatro votos más que Gabriel Boric en Petorca. Y en la elección de gobernador, Rodrigo Mundaca, que compitió en un cupo del FA, ganó con 43,71% de las preferencias.

La comuna de la Quinta Región interior eligió a Boric por sobre Parisi y Kast en la primera vuelta presidencial, y en la definición, el exdiputado por Magallanes consiguió el 72,86% de los votos.

El problema es que una vez que esa ola de activistas comenzó a ocupar cargos de poder, ya no era suficiente saber apuntar hacia los errores.

-Se empezó a percibir una decepción de los habitantes por el desempeño de estos funcionarios -asegura Henríquez, y da tres ejemplos.

El 9 de octubre de 2019, mientras era galardonado por el INDH, Rodrigo Mundaca dijo: “Cambiaría estos honores por restituir los ríos y que nadie tenga que ser abastecido de agua con camiones aljibes”.

RODRIGO MUNDACA.

Esa misma consigna fue utilizada en su campaña para gobernador. Sin embargo, cuando asumió, siguió echando mano a esa medida. El 7 de diciembre del año pasado dijo: “Sé que los camiones aljibes no son la solución estructural para la problemática, pero es un paliativo cuando hoy el agua escasea”.

-Si tú dices que esos camiones son la expresión de una crisis, de lo que estaba mal y no se podía aceptar, y cuando asumes lo primero que haces es entregarle dos camiones aljibes a la comuna, ¿hasta qué punto quiebras tu discurso? -se pregunta Henríquez.

En julio del mismo año, la convencional Vilches dijo en una entrevista que ser mujer en Petorca significaba “no poder ir al colegio o a trabajar, porque estás con la menstruación y no tienes agua”.

Eso, dice Henríquez, terminó con una estigmatización hacia las mujeres de la comuna cuando debían trasladarse a sus trabajos en La Ligua.

Carolina Vilches.

-Las mujeres se preguntaban ¿con qué cara me van a mirar cuando asuman que no me puedo bañar ni limpiar por la falta de agua? Eso aquí caló hondo.

Según el profesor, los problemas del alcalde Villalobos, uno de los símbolos locales del Apruebo, en la gestión del Cesfam y las escuelas rurales también ayudaron a que se hundiera esa opción:

-Votar Rechazo se convirtió en una forma de castigar a esos liderazgos. Si aquí perdió el Apruebo, fue por decisiones que tomaron personas de izquierda.

Y, claro, dentro de esas estaba cómo eligieron ver al rodeo.

Los huasos y el latifundio

Hay un momento en que la relación entre los campesinos de Petorca y la Convención se quebró. Fue durante una de las visitas territoriales de los constituyentes, cuenta Nicolás Prado, vocero del club de huasos comunal.

-Participamos y nos dimos cuenta de que no teníamos nada que hacer ahí. Fueron a Chincolco. La idea era que ellos nos escucharan y decirles lo que los campesinos buscábamos defender. Nos dijeron que consideraban que el rodeo era maltrato. Era lo que pregonaban: que los animales fuesen sujetos de derechos nos ponía en una situación de conflicto. Porque cualquiera podía hacer una denuncia si veía a uno de nosotros andando a caballo, sacándole leche a una vaca, arando con bueyes o corriendo en un rodeo.

Los huasos de Chincolco, asegura Prado, se fueron de esa cita con una idea bien rotunda que ayudaba a entender el divorcio entre estos dos mundos:

-La gente de campo llevamos milenios viviendo con animales y la gente de la ciudad, que redacta esto humaniza a los animales convirtiéndolos en lo que no son.

Tampoco ayudó, cree Prado, que los convencionales plantearan el problema hídrico como una lucha entre campesinos buenos y empresarios malos.

-El discurso les prometía agua a todos, pero no era real. Si tienes tu parcela en un cerro y te prometen que te va a llegar agua, pero no hay obras hídricas que la hagan llegar, sólo vas a tener la garantía constitucional del agua. Y como los derechos de agua no serían heredables, no hay incentivos para hacer esas obras que permitirían que el agua llegara.

En su despacho de radio Chincolco, el locutor Sergio Rodríguez adhiere a esa tesis.

-Si bien es cierto que llevamos más de una década con bajas precipitaciones, y sólo el 6% del agua existente es para el consumo humano, según derechos otorgados, el verdadero problema es que el Estado no ha hecho las inversiones en infraestructura que se requieren para solucionar el problema. Más bien han seguido comprando camiones aljibes.

Eduardo Saavedra, residente de la comuna, matiza eso.

-Pese a toda la energía que durante años se invirtió en la lucha por la recuperación del agua, nos dimos cuenta de que no ha sido suficiente, y que la gente comenzó a verlo como algo netamente político. Y como la mayor parte de la gente, y en particular la inmensa multitud de los independientes, se interesa poco en la política. No sólo no les interesa, sino que tienen una pésima opinión de la política y de los políticos.

El problema es que esas explicaciones, la falta de empatía del mundo urbano con el rural y el castigo a las autoridades que emergieron del activismo, no calman a todos.

Por ejemplo, Miguel Carmona, concejal del FREVS, cree que “en Petorca la gente vio en la tele que el borrador estaba malo y se quedó con eso”. Nicolás Quiroz, vocero del Movimiento por el Agua y los Territorios, elabora más esa alternativa.

-No supimos comunicar de la mejor forma las iniciativas de norma y nos jugó en contra el aparataje de los medios de comunicación y los partidos políticos, que generaron noticias falsas. Ganó el Rechazo por la desinformación.

Quiroz quiere profundizar en eso.

-Se instaló el tema de que se iba a eliminar el rodeo, pero no había una norma que dijera eso, sino que se protegía a los animales. Se instaló esa fake news de que se iban a acabar las costumbres campestres.

Al final, dice Quiroz, hay una idea que lo resume todo:

-Petorca funcionó como un latifundio.

El desprecio

La tesis del profesor Gustavo Henríquez tiene un último elemento. El 60% de la población de Petorca está distribuida en pequeñas localidades rurales sobre los cerros, donde las tradiciones ligadas a la chilenidad y la religión católica o cristiana importan mucho. Ese mundo, donde predomina la población adulta y de tercera edad, normalmente no era parte de los alrededor de cinco mil electores que, en promedio, participaba en las votaciones con sufragio voluntario.

-Más allá de que en la Convención no se haya prohibido nada en temas de tradiciones, himno o bandera, el proceso para estos votantes fue tan importante como el texto final. Esas señales quedaron instaladas en la opinión de ellos.

El 4 de septiembre esos campesinos, empujados por el sufragio obligatorio, sí bajaron y, por eso, en Petorca votaron 7.957 personas. Lo hicieron, cree Henríquez, sintiendo que el ninguneo a los símbolos patrios, la fe cristiana y a su cultura por parte de un sector del Apruebo era también un desprecio hacia ellos mismos:

-Eso la Concertación lo entendía. Nunca se fueron contra el rodeo o la Iglesia.

Es el mismo sentimiento que apareció luego de que autoridades trataran a los petorquinos de ignorantes, de desinformados, de manipulados por los medios y que, incluso, esta semana tuvo a varias autoridades electas de la zona y a miembros de juntas de vecinos sin ganas de hablar sobre la votación, por las burlas y ofensas hacia el pueblo viralizadas en redes sociales.

-Aquí las personas de campo son adultas mayores. No manipulan mucho el teléfono, no son activos en redes sociales y, además, la conectividad es mala. Son personas que se levantan y se acuestan temprano. Pasan todo el día afuera, con sus animales. No tienen tiempo para pasar horas del día mirando su celular. Decir que los manipularon por Twitter es de una falta de humildad brutal -analiza Henríquez.

Aún así, esa es la narrativa que flota y se esparce luego de la derrota del Apruebo y que le produce al profesor una última pregunta:

-Si lo tratas con ese desprecio, ¿cómo crees que ese campesino se va portar contigo?

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