Macarena Lizama, ingeniera de Producción, Depto. de Estructuras Asmar: “No me veo encerrada todo el día en una oficina”

09 DE MARZO DEL 2020 MACARENA LIZAMA, INGENIERA DE PRODUCCION DEL DEPARTAMENTO DE ESTRUCTURAS DE ASMAR. FOTO: DEDVI MISSENE

Soy la primera mujer en ser jefa de buque de la Esmeralda. Actúo como coordinadora, soy una conexión entre la gente del buque y de los talleres de producción. Soy civil, no tengo tanto conocimiento de cómo funciona el cuento naval. Llevaba muy poco tiempo y no sabía si tenía la experiencia, pero pensé en esto como un desafío. Me tuve que aprender todo de cero, de hecho, me llevaba a la casa los planos de la Esmeralda y estudiaba. No es menor, lo voy a poner en mi currículum.

Me enteré de este trabajo por un pantallazo en LinkedIn. Yo no quise comentarlo, porque cuando uno cuenta las cosas, no funcionan. Yo no venía a Valparaíso hace unos 15 años. Aparte de cuando vine a la entrevista, yo no tenía ni dónde quedarme. La verdad me sentí hasta culpable de no extrañar Santiago, me gusta vivir acá. Fue simple, fue fácil la adaptación. Este es mi primer trabajo desde que egresé en 2017. Salí justo en toda la crisis del área metalúrgica, que en algún momento era trabajo seguro.

Yo vengo de la Usach, así que no me asustan las barricadas. Pero el 18 de octubre viajé a Santiago y fue del terror. No me podía venir, porque no había buses. Al final lo logré y no viajé más hasta que la cuestión decantara un poco. Acá no había súper, no había para comprar nada y yo no conocía, no tenía idea.

No me veo encerrada todo el día en una oficina. Cuando me decidí por estudiar Ingeniería en Ejecución Metalúrgica fue porque quería algo en terreno. Nunca consideré que era una carrera de hombres; éramos cinco mujeres en la generación. Es que es rarísimo, si no es una cosa tan normal. Es un mundo nuevo, es de mucho estudio; de hecho, hasta el día de hoy tengo que estar estudiando.

Soy pelotera. Tengo gustos de hombre: me encanta el fútbol, elegí metalurgia, me gusta la lucha libre. Soy básicamente un niño (ríe). Soy hincha de Palestino. Llevé a mi hermano Nicolás al estadio por primera vez a ver a ese equipo cuando él tenía cinco años. Me acuerdo particularmente de unos abuelitos, porque andaban con un termo y nos ofrecieron té. Nosotros teníamos galletas y les compartimos. Desde ahí amamos Palestino para siempre.

Tengo mi cuento animalista. Soy vegetariana hace 10 años. Yo era súper hippie, yo me curaba con tecito, toda esa onda, pero a conciencia. O sea, si me dolía la cabeza, tomaba manzanilla, no ibuprofeno. Entonces, ahí dejé de comer carne por todas las cosas que le inyectan. A esta altura, estoy acostumbrada.

Creo que el proceso constituyente es importante. Es fundamental que se abran estas conversaciones, que esté pasando y se converse en la casa. Hay que ser opinante, hay que estar metido, hay que informarse, independiente de tu opinión. Nosotros vivimos no más y no nos detenemos a pensar que las leyes o la Constitución pueden afectar de forma considerable en nuestra vida, especialmente en Chile, que no es un país tan justo.


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