Panguipulli: una muerte que desató la furia

La Municipalidad de Panguipulli resultó totalmente consumida por las llamas la noche del viernes.

A Francisco Martínez (27) no le gustaba Santiago y terminó viviendo en Panguipulli. La tarde del viernes los disparos de un sargento de Carabineros -que cumplía labores de verano reforzando la unidad policial de esa zona- le quitaron la vida en el sur del país y reactivaron las críticas por el accionar de la policía uniformada. La crisis ya llegó a La Moneda y dejó en cenizas a parte de la ciudad de la Región de Los Ríos.


Un malabarista que realizaba su acto en las esquinas de la comuna de Panguipulli; tres carabineros; un control de identidad; cuatro disparos, y una investigación por el delito de homicidio. Todos elementos que en las últimas horas volvieron a poner a Carabineros en el centro de las críticas y obligaron al gobierno a desplegarse -viaje del subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, incluido-, luego de que se registraran violentas alteraciones del orden público.

Los acontecimientos que reactivaron la crítica al accionar policial se remontan al viernes a las 16.15, cuando el persecutor jefe de la Fiscalía de Panguipulli, Marcelo Leal, despachó una orden de investigar a la PDI por el eventual delito de homicidio con arma de fuego.

Poco antes, la fiscalía había conocido que había una persona fallecida en el centro de la ciudad de la Región de Los Ríos.

La víctima fue identificada como el santiaguino Francisco Andrés Martínez Romero (27) y el único imputado es el sargento segundo de Carabineros Juan González Iturriaga, quien realizaba el servicio “Plan Verano”, como reforzamiento de la dotación de la 5° Comisaría de Carabineros de Panguipulli, y llevaba poco tiempo en esa destinación.

Francisco Martínez tenía 27 años y, según cuenta su familia, vivía en una carpa. También lo describen como alguien pacífico.

Los antecedentes recabados hasta hoy en base a testimonios y registros de videos determinaron para el Ministerio Público que cerca de las 15.30 funcionarios de Carabineros procedieron a controlar la identidad de Martínez, quien se encontraba realizando malabarismo en la calle. El uniformado le solicitó su cédula de identidad, pero Martínez le habría dicho que no tenía.

Según fuentes del caso, el imputado le habría señalado entonces a la víctima que debía acompañarlo a la unidad policial. Pero, de acuerdo a lo testificado por los uniformados, Martínez habría amenazado al sargento levantando unos machetes, que eran los elementos con los cuales estaba realizando los malabares.

Fue ahí cuando el sargento González precedió a realizar dos disparos al piso. Los carabineros relataron que Martínez no habría cambiado su actitud y que se abalanzó en contra del imputado. Esta escena se puede apreciar en el video que se viralizó y que capturó el momento. En ese enfrentamiento, el sargento realizó disparos reiterados, causándole la muerte. El cuerpo quedó con cuatro impactos balísticos en el pecho, pelvis, muslo y pierna.

Hasta el momento no hay información sobre si los machetes eran de verdad o solo cuchillos sin filo para realizar malabares. Estos artefactos no fueron encontrados en el sitio del suceso y el Ministerio Público presume que fueron retirados por terceros.

La trama se desencadenó rápidamente: el sargento González pasó a control de detención, la fiscalía solicitó la ampliación de su detención y el tribunal accedió a la petición y será formalizado el lunes.

La muerte de Francisco Martínez desató la primera gran crisis que debe enfrentar el general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, quien hasta hoy había optado por el silencio. La vocería oficial de la institución la dio el general inspector de la Dirección Nacional de Orden y Seguridad, Marcelo Araya. El oficial aseguró que “vamos a entregar todos los antecedentes”. Además, reiteró que “se ve un peligro inminente para la vida del carabinero”.

Para la agrupación “Nos Importan”, que provee asistencia jurídica a carabineros imputados por situaciones en acto de servicio, se trataría de una caso de legítima defensa: “Un individuo que, luego de haberse negado a un control de detención por porte de arma blanca en la vía pública, se abalanza sobre el carabinero empuñando dos vistosos machetes, con clara intención de atacarlo y causarle daño, no quedándole al funcionario otra alternativa que disparar su arma de servicio”.

En Panguipulli cundió la rabia tras el deceso y se registraron una serie de barricadas, protestas y desmanes por todo el pueblo. La noche del viernes terminó con una serie de atentados incendiarios en distintos edificios públicos de la comuna: la sede de la municipalidad quedó reducida a escombros y edificios como el Registro Civil y el Juzgado de Policía Local también fueron alcanzados por las llamas.

Hasta el cierre de esta edición la policía había detenido a cinco personas por los desmanes, aunque ninguna vinculada directamente a los incendios.

La noche de este sábado hubo barricadas y enfrentamientos entre manifestantes y carabineros. También hubo protestas en Concepción, Plaza Ñuñoa, Puente Alto con la quema de un bus y Maipú con el ataque a una comisaría.

Lo que había comenzado con un control de identidad en un semáforo de Panguipulli era una crisis que levantó las alertas en La Moneda, donde se citó a un comité político de emergencia -en el que de manera telemática participó el Presidente Sebastián Piñera- la mañana de hoy y el subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, interrumpió sus vacaciones para viajar de emergencia a la zona.

El rol de Delgado

A tres meses de haber asumido como ministro del Interior, la crisis de Panguipulli se convirtió en una de las primeras contingencias que Rodrigo Delgado debe enfrentar en la cual se cuestione el rol de Carabineros. La anterior había ocurrido el 18 de noviembre, cuando un uniformado disparó a dos menores del Sename en Talcahuano. Ese hecho costó el cargo al anterior general director de Carabineros, Mario Rozas.

Tras la cita, el jefe de gabinete sostuvo que “siempre vamos a lamentar que un operativo de estas características culmine con la vida de una persona”. Delgado recalcó que “para nosotros es muy importante esclarecer la verdad, la investigación tiene que seguir su curso y para eso yo le he pedido a Carabineros de Chile que entregue prontamente toda la información”, y condenó los hechos de violencia en los que señaló que en los incendios “se habría utilizado acelerante, estamos en presencia de (un hecho) bastante premeditado”.

Renacen las críticas

Los representantes de los partidos de oposición condenaron los hechos y exigieron que se retome el debate respecto de una reforma a Carabineros. “Nos parece imprescindible promover una reestructuración completa de Carabineros”, manifestó ayer el timonel socialista, Álvaro Elizalde. Su par del PPD, Heraldo Muñoz, dijo que “el país necesita una nueva policía que cumpla con los estándares internacionales mínimos de una policía en democracia”.

Desde el PC señalaron que “exigimos que se asuma la primera responsabilidad de estos gravísimos hechos por parte de las autoridades políticas correspondientes”. El FA llamó a reactivar el proyecto de ley que busca derogar el control preventivo de identidad.

Chile Vamos optó por defender el actuar de Carabineros. “Desde la bancada UDI le entregamos el respaldo a Carabineros de Chile”, manifestó el diputado Juan Antonio Coloma. RN solicitó al Ministerio Público designar un fiscal especial para investigar los ataques incendiarios y desmanes.

Un santiaguino en Panguipulli

Francisco era el menor de cinco hermanos. Su madre se fue a vivir a Estados Unidos en busca de una mejor vida, pero nunca pudo regresar. Su padre nunca estuvo presente. Rocío Martínez, la hermana mayor, tuvo que hacerse cargo de él desde pequeño.

“Panchito”, como era conocido en todas partes, dejó su casa en Puente Alto a los 18 años. Rocío cuenta que su hermano siempre quiso viajar y que no le gustaba Santiago, por lo que después de visitar algunos países de Latinoamérica se fue a vivir a Panguipulli. Según ella, Martínez siempre tuvo presente la faceta de artista: “Cuando era chico decía que quería ser inventor de juguetes. Jamás pensó en estudiar algo tradicional, tenía facilidad para armar cosas y para sus artesanías”.

A él no le gustaban los celulares, así que no hablaban mucho. Llegaba a la casa sin avisar, cualquier día y a cualquier hora. La hermana dice que en muchas ocasiones trataron de convencerlo para que volviera, pero él siempre decía que estaba bien. “Mi hermano vivía en una carpa, al lado de un supermercado. Hacía malabares y era artesano, con eso juntaba plata. Como la gente lo quería mucho, nunca le faltó la comida, aunque como era vegano cada vez comía menos cosas. No pasó ni un solo día en que no me pusiera a pensar en si tendría frío, hambre o si estaba enfermo”, recuerda la mujer.

Su hermana mayor cuenta que Francisco Martínez tenía esquizofrenia, pero que nunca quiso iniciar un tratamiento: “Él no creía en los remedios, solo en cosas naturales. Aunque no se trataba la esquizofrenia, Francisco jamás tuvo alguna actitud violenta con nadie. Era amable, respetuoso y cariñoso, por eso todos lo querían tanto”. Sobre el control de identidad, la mujer aclara que su hermano no tenía carnet porque se le había perdido. Debido a la pandemia se le hizo difícil ir a sacar uno nuevo, motivo por el que no pudo mostrarlo cuando el carabinero lo pidió.

Para la familia, esta es la segunda vez que tienen un conflicto con personal de Carabineros. El adolescente que cayó al río Mapocho en octubre del año pasado era sobrino de Francisco Martínez.

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