Sobredosis: Alza de muertes hace repensar políticas de drogas

Un drogadicto sostiene una pipa de crack frente a hombres que yacen en la calle cerca Jardins d'Eole, en París, el 28 de junio de 2021. Foto: AFP

Mientras Escocia explora espacios de inyección seguros para los adictos, Toronto sigue a Vancouver y al estado de Oregón al tratar de legalizar el transporte de pequeñas cantidades de heroína, fentanilo y otras drogas para uso personal.


Hace 25 años, la adaptación cinematográfica de la novela de Irvine Welsh Trainspotting reveló un lado diferente de Edimburgo. Lejos de las tiendas para turistas y los sinuosos callejones medievales de la capital escocesa, su sombría visión cómica se centró, en cambio, en los consumidores de heroína de la ciudad y en la lotería de compartir agujas contaminadas con el VIH.

Hoy en día, como destaca el diario The Wall Street Journal, las muertes por drogas en Escocia son tres veces más altas que entonces, alcanzando un récord de 1.339 el año pasado. Con una población de 5,5 millones, es con mucho la tasa más alta per cápita de Europa y no muy lejana a la de EE.UU., donde una epidemia de opioides sintéticos contribuyó a más de 100.000 sobredosis fatales en los últimos 12 meses contabilizados hasta abril.

El índice de mortalidad (21,2 por cada 100.000 personas) de Escocia es más de tres veces superior que en el resto de Reino Unido y 13 veces más que la media europea, señaló la titular escocesa de Política de Drogas, Angela Constance. Un escenario que provocó a finales de 2020 la destitución del entonces ministro de Salud del gobierno autónomo escocés, Joe FitzPatrick.

Con las cifras de este año acercándose a un nivel similar a las de EE.UU., según los datos policiales iniciales, los líderes políticos de todo el espectro en Escocia ahora se están inclinando hacia el tratamiento del abuso de drogas como un problema de salud en lugar de criminal, incluidas propuestas para despenalizar la posesión de heroína y establecer espacios seguros protegidos legalmente para que los usuarios se inyecten, en un enfoque similar al adoptado por otras ciudades en el mundo ante una creciente epidemia de sobredosis por drogas.

Drogas desechadas en una zona boscosa utilizada por adictos cerca del centro de la ciudad de Glasgow, Escocia, el 15 de agosto de 2019. Foto: AFP

Las alarmantes estadísticas que exhibe Escocia llevaron a la creación de la cartera de Política de Drogas. Desde ese puesto, Constance lidera una “misión nacional” para “salvar y mejorar vidas”, cuya principal herramienta es extender la atención a los drogodependientes. Sin embargo, destaca la Deutsche Welle, solo en torno a un 35% del total de las personas adictas a los estupefacientes acude a algún tipo de tratamiento -alrededor de 60.000-, según estima el portavoz del Foro Escocés de Drogas, Austin Smith.

Muchas de las muertes ocurren entre usuarios que comenzaron su consumo en la década de 1990 y cuyos cuerpos están comenzando a sentir los efectos del uso prolongado de drogas. Una gran proporción de las muertes proviene de personas que combinan heroína con benzodiazepinas y otros narcóticos. “No es inusual ver personas con seis o siete sustancias en su sistema y es una mezcla de drogas ilícitas de venta con receta y de la calle”, dice a The Wall Street Journal Andrew McAuley, epidemiólogo y especialista en drogas de la Universidad Caledonian de Glasgow.

La pandemia de Covid-19 ha empeorado aún más la situación, interrumpiendo los servicios de salud ya agotados y dificultando que las personas busquen tratamiento. El VIH también ha vuelto. Los consumidores de cocaína en Glasgow tienden a inyectarse. Dado que las dosis se aplican cinco o más veces al día en comparación con una o dos veces al día para los consumidores de heroína, el uso compartido de agujas está muy extendido.

Los activistas de la reforma de las drogas en Escocia dicen que proporcionar áreas supervisadas médicamente para que los usuarios se inyecten podría marcar una diferencia significativa en la prevención de sobredosis en las calles. Sin embargo, el gobierno de Reino Unido sigue oponiéndose a la idea. “No eliminaría el crimen cometido por el tráfico ilícito, ni abordaría los daños asociados con la dependencia de las drogas y la miseria que esto puede causar a las familias y comunidades”, dijo un portavoz del Ministerio del Interior.

Dos adictos se inyectan una mezcla de heroína y fentanilo en una calle de Kensington, el 19 de julio de 2021, en Filadelfia, Pennsylvania. Foto: AFP

Pese a las trabas del gobierno británico, John Swinney, viceprimer ministro de Escocia, dijo que el gobierno ahora está “explorando activamente cómo podemos superar las barreras legales existentes”, mientras que el líder de la oposición, Douglas Ross, miembro del Partido Conservador de Boris Johnson, ha dicho que no se opondría a una prueba de la sala de consumo de drogas.

La carrera, apunta The Wall Street Journal, consiste en introducir suficientes medidas nuevas para reducir las cifras de muertes por drogas en Escocia antes de que el fentanilo y otros opioides sintéticos comiencen a aparecer en el mercado en mayor número. Hasta ahora, el fentanilo, que puede ser hasta 50 veces más potente que la heroína, ha estado involucrado en solo un puñado de muertes en Escocia, alrededor de una docena, según informes de toxicología. Pero a los expertos en políticas de drogas les preocupa lo que suceda si hay una interrupción significativa en el suministro de heroína de Afganistán, la mayor fuente de drogas en Europa.

No es inusual ver personas con seis o siete sustancias en su sistema y es una mezcla de drogas ilícitas de venta con receta y de la calle.

Andrew McAuley, especialista en drogas de la Universidad Caledonian de Glasgow

Los activistas de la reforma de las drogas en Escocia dicen que proporcionar áreas supervisadas médicamente para que los usuarios se inyecten podría marcar una diferencia significativa en la prevención de sobredosis en las calles. Suiza ha logrado reducir las muertes por drogas de esta manera, al igual que los Países Bajos. En Alemania, hay alrededor de dos docenas de salas de consumo de drogas, todas en el norte del país, donde las tasas de mortalidad por drogas son más bajas que en las ciudades del sur, como Munich. Algunos médicos canadienses ahora recetan opiáceos que, según ellos, son más seguros que las drogas ilegales.

El impacto del fentanilo

El mes pasado, la ciudad de Nueva York -que no ha despenalizado la posesión- abrió dos sitios en el Alto Manhattan para el uso supervisado de drogas, los primeros sitios sancionados en EE.UU. Las personas pueden consumir drogas, incluida la heroína, bajo la supervisión de personal capacitado y someterlas a pruebas para detectar dosis potencialmente fatales de fentanilo, el poderoso opioide sintético que ha impulsado una ola de sobredosis a niveles récord. El alcalde Bill de Blasio dijo a principios de este mes que la iniciativa ya había salvado varias vidas.

Y es que las muertes por sobredosis en EE.UU. han aumentado durante más de dos décadas, se han acelerado en los últimos dos años y, según los nuevos datos publicados el 17 de noviembre, aumentaron casi un 30% en el último año. Mientras el Presidente Joe Biden lo calificó como “un hito trágico”, el Dr. Rahul Gupta, director de Política Nacional de Control de Drogas, dijo que “esto es inaceptable y requiere una respuesta sin precedentes”.

Los expertos creen que los principales impulsores de las muertes por sobredosis son la creciente prevalencia del fentanilo letal en el suministro de drogas ilícitas y la pandemia de Covid-19, que dejó a muchos consumidores de drogas socialmente aislados e incapaces de recibir tratamiento u otro apoyo. El número es “devastador”, señaló Katherine Keyes, experta en temas de abuso de drogas de la Universidad de Columbia, citada por The Associated Press. “Es una muerte por sobredosis de magnitud que no hemos visto en este país”, agregó.

Voluntarios oran antes de una comida en el St. Francis Inn, en Kensington, un barrio de Filadelfia que se ha convertido en uno de los mercados de heroína al aire libre más grandes de Estados Unidos. Foto: AFP

Los nuevos datos muestran que muchas de las muertes involucran fentanilo ilícito, un opioide altamente letal que hace cinco años superó a la heroína como el tipo de droga involucrada en la mayoría de las muertes por sobredosis. Los traficantes han mezclado el fentanilo con otras drogas, una de las razones por las que las muertes por metanfetaminas y cocaína también están aumentando. Los carteles de la droga en México están utilizando productos químicos de China para producir y distribuir fentanilo y metanfetamina en todo Estados Unidos, dijo Anne Milgram, titular de la Administración para el Control de Drogas (DEA).

Es una muerte por sobredosis de magnitud que no hemos visto en este país.

Katherine Keyes, experta en temas de abuso de drogas de la Universidad de Columbia

Frente a este escenario, el año pasado Oregón aprobó un plan para despenalizar la posesión de drogas. Según Pew Charitable Trusts, los arrestos y condenas por drogas han disminuido en Oregón desde febrero. Los delitos contra la propiedad, a menudo relacionados con el consumo de drogas, también han disminuido este año. En tanto, los legisladores de Maine hicieron una propuesta similar de despenalización, aunque el Senado estatal rechazó un proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes del estado.

La estrategia de Toronto

En Canadá, que tiene una novena parte de la población de EE.UU., 6.265 personas murieron por sobredosis de opioides el año pasado. Otras 1.772 personas fallecieron en los primeros tres meses de este año, en camino de superar la cifra del año pasado.

Solo en 2020, 531 residentes de Toronto perdieron la vida por sobredosis de opioides. Eso fue 81% más alto que en 2019, cuando 293 habitantes de Toronto murieron. A junio de este año, 282 personas fallecieron, en camino de establecer un récord. En Vancouver, en tanto, 414 personas murieron por sobredosis de drogas el año pasado. Otros 355 lo hicieron entre enero y septiembre de este año.

“Los enfoques actuales de la política y la regulación de las drogas no están funcionando”, dijo la Dra. Eileen de Villa, oficial médica de Toronto, durante una presentación ante la junta de salud de la ciudad el 6 de diciembre.

Familiares protestan frente a una farmacéutica en Stamford, Connecticut, por sus seres queridos fallecidos a raíz de sobredosis de opioides, el 17 de agosto de 2018. Foto: AP

Así, a medida que aumentaban las sobredosis, Columbia Británica introdujo una política para recetar versiones farmacéuticas de opioides a los usuarios. Vancouver, la ciudad más grande de la provincia, cuenta desde 2003 con sitios para el uso supervisado de drogas. Toronto, la capital de la provincia de Ontario, las implementó en 2017.

Los enfoques actuales de la política y la regulación de las drogas no están funcionando.

Dra. Eileen de Villa, oficial médica de Toronto

La junta de salud de Toronto dijo este mes que buscaría permiso del gobierno federal de Canadá para permitir que los usuarios de drogas porten pequeñas cantidades de drogas para uso personal, incluida la heroína, el fentanilo y la cocaína, sin temor a ser procesados. La exención no cubriría el tráfico de drogas, que seguiría siendo un delito.

“Cuando se trata de la crisis de sobredosis, el statu quo se rompe. En todo nuestro país, la gente está muriendo y, juntos, los gobiernos tienen la capacidad de detener esto. La crisis se intensifica y cada año se pierden más vidas (…). Estas son muertes evitables, y ya es hora de tratar el consumo de drogas como un problema de salud”, dijo Joe Cressy, concejal de la ciudad de Toronto y presidente de la Junta de Salud de la ciudad.

Estas son muertes evitables, y ya es hora de tratar el consumo de drogas como un problema de salud.

Joe Cressy, concejal de la ciudad de Toronto

A comienzos de mes, la Junta de Salud aprobó el Modelo de Toronto, un enfoque de salud integral para poner fin a la crisis de sobredosis. Se trata de “un enfoque intergubernamental integral para aumentar los programas de tratamiento y prevención, hacer que los servicios de reducción de daños sean más accesibles, proporcionar vías y programas de derivación para que las personas que usan drogas accedan a los servicios y despenalizar la pequeña posesión de drogas”, según un comunicado enviado a La Tercera por la oficina de Cressy. “La aprobación del Modelo de Toronto es un paso fundamental para tratar la crisis de sobredosis como el problema de salud urgente que es y, lo más importante, salvar vidas. Estoy comprometido a trabajar con el Gobierno Federal para llevarlo a cabo hasta su implementación lo más rápido posible”, aseguró el concejal.

Los esfuerzos de Toronto siguen a los de Vancouver, que solicitó una exención similar en mayo, y los de la provincia de Columbia Británica, que presentó su propia solicitud de despenalización en noviembre.

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