Arturo Prat, el agente de inteligencia que devolvió sus gastos reservados

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28-02-2019 BILLETE DE DIEZ MIL PESOS CHILENOS FOTO: VICENTE LOPEZ / LA TERCERA

Pocos meses antes de morir en la cubierta del "Huáscar", el capitán Arturo Prat fue enviado a Argentina en una misión de espionaje, en 1878. El gobierno le entregó dinero para costear su cometido. A su regreso rindió cuentas y devolvió lo que no gastó. Dos autores que han escrito sobre esa faceta del héroe y un experto en Defensa detallan cuánto pesa su ejemplo. Especialmente en comparación con los $3.500 millones de gastos reservados que la justicia le imputa al general Fuente-Alba haber malversado.


Está documentado en libros, archivos y hasta la Armada lo detalla en la biografía del héroe que tiene colgada en su website. El caso es conocido para historiadores, aficionados y "nerds", pero cobra relevancia cuando hay un ex comandante en jefe a las puertas de enfrentar juicios por malversación de fondos y lavado de dinero. En 1878, el año previo a convertirse en máximo héroe naval y merecedor de salir en el billete de $10 mil, Arturo Agustín Prat Chacón fue enviado por el gobierno en una misión de espionaje a Argentina, costeada con gastos reservados. Esas mismas dos palabras que tienen como tienen al general (r) Juan Miguel Fuente-Alba.

Prat fue, vio, regresó e informó. Y devolvió lo que no gastó. Había sido enviado por el Presidente Aníbal Pinto Garmendia (1876-1881) a una misión de inteligencia crucial para saber si Chile podía entrar en guerra contra Perú y Bolivia sin temer que una intervención trasandina concretara la temida HV-3 (Hipótesis Vecinal 3, un conflicto simultáneo). El mandatario lo mandó llamar urgente a La Moneda, el oficial se presentó y recibió instrucciones de infiltrarse haciéndose pasar por un abogado que estaba de paso. Lo único que no quiso acatar fue usar una "chapa" o identidad falsa.

Junto con sus órdenes, Prat recibió una suma de dinero para costear sus gastos. Además de recabar información sobre el armamento bonaerense -fundamentalmente su fuerza naval, decisiva en los conflictos de la época-, debía constatar si había intenciones de invadir. A su regreso, rindió cuentas y retornó todo lo que no gastó.

La historia ha sido relatada en más de una ocasión. Libros como Prat, Agente Secreto en Buenos Aires, de Piero Castagneto y Diego Lascano; La Conexión Chilena de Carlos BassoHistoria Secreta de Chile de Jorge Baradit la narran con distintos detalles y énfasis.

Hoy, cuando los gastos reservados son nuevamente campo de tensiones judiciales y políticas, los entendidos recuerdan el caso del héroe como uno de los primeros, o tal vez el primero, que los usó para los fines que hoy la ley fija como los únicos permitidos: inteligencia, contrainteligencia y lo relacionado con seguridad interna y externa del país.

El pionero del hoy cuestionado sistema

Más allá de si en 1878 se usaba o no la misma denominación de los gastos normados por la Ley 19.863, el fin era el mismo. Así lo creen Castagneto y Baradit, y también el experto en Defensa Eduardo Santos.

También, sostienen, este otro ejemplo de Prat, pese al tiempo y circunstancias distintas, es plenamente válido como contraste ante el caso de Fuente-Alba, quien no solo no devolvió ni un solo peso de los gastos reservados, sino que además se le imputa haber gastado cerca de $3.500 millones en costear su casa, sus gustos, viajes, regalos, necesidades personales, el matrimonio de uno de sus hijos y hasta los servicios de un violinista.

"Efectivamente. El trabajo que hizo el capitán Prat en esa ocasión fue tremendamente relevante, porque a partir de la información que obtuvo en Argentina y Uruguay se pudo determinar que el acorazado 'Andes', el buque más poderoso de la Armada argentina, no estaba en condiciones operativas suficientes para enfrentarse con los blindados 'Blanco' y 'Cochrane' de la escuadra chilena. Con esa información, el gobierno decidió ir por un conflicto en el norte, que era rápido y factible, porque Argentina no iba a poder intervenir", explica Santos.

Castagneto coincide con que la misión y su financiamiento cumple con el modelo de gastos reservados: "Sí, aunque en esa época todo el tema de inteligencia estaba muy poco desarrollado. La de Prat fue una misión muy ad hoc; parte de la naturaleza del espionaje implica incurrir en actividades ilícitas, y Prat no hizo nada ilícito. No violó ninguna ley de los países donde estuvo. Se le calificó como agente confidencial y se le asignaron estos gastos, que podríamos considerar reservados".

"Tiene que haber sido uno de los primeros casos. Arturo Prat no es solo un baluarte del heroísmo y del servicio denodado a la patria, sino que además era un tipo extraordinariamente íntegro, ético", subraya Baradit.

Eso sí, él y Santos advierten que las labores de inteligencia que cumplió no es lo que se hace hoy. "En el Siglo XXI los medios de inteligencia son otros, con satélites, telecomunicaciones. En el Siglo XIX lo importante era saber el armamento de los países, y eso hoy es público", recalca el especialista en Defensa.

El autor de Historia Secreta de Chile, en tanto, detalla que "era espionaje, pero como se entendía en la época: con fuentes abiertas, no había tanto control. Pudo entrar a un barco, y no lo hizo de noche, rompiendo cadenas, sino que pidió autorización para subir. También leyó diarios y reportes de la época. De todos modos era una misión del Estado, con riesgos y no le quita méritos".

"Su ejemplo pesa inmensamente hoy"

¿Qué tanto pesa el ejemplo de Prat en estas circunstancias? ¿Hay que tomarlo con distancia por el contexto? "Pesa tremendamente, inmensamente. Sí hay que diferenciar que si te dan un viático es una cosa, y si te dan un gasto a rendir es otra. Como está redactada la ley, se entiende que es una rendición, por lo tanto es obligatoria la devolución de platas de acuerdo al concepto de cómo Contraloría controla", asevera Santos.

Agrega que hoy "hay un relajo en la doctrina y cultura de las instituciones militares. En algún momento de las últimas décadas hubo un cambio sustancial en las conductas personales de los uniformados. Hasta los '70 vivían con sueldos restringidos, al tres y al cuatro. Y hoy vemos esto de autos caros, viajes, tremendas casas, y ese relajo viene de un cambio de switch. Llama la atención que estos problemas de malversación y otros estén centrados más bien en el Ejército, y que no aparezca todavía con ese mismo volumen en la Armada y la Fuerza Aérea".

-A Fuente-Alba se le imputa hasta haber pagado un violinista con sus gastos reservados.

-Por eso el tema es obsceno. En algún momento se rompió la cultura de austeridad, y eso, la corrupción en el Ejército, fue una herencia del Gobierno Militar.

Castagneto tampoco tiene dudas: "Más allá de la época y todo, es sencillamente lo que uno espera que haga un funcionario público con esos recursos. Puedes entender que, por ejemplo, que un general invite a un general extranjero; se justifica si es parte de una misión de inteligencia, de recoger información. Si le regala algo a otro oficial extranjero en función de mantener buenas relaciones para intercambiar información, también se justifica".

"Pero no es lo mismo que comprarse bienes materiales para darse gustos", continúa, y agrega que "lo que hizo Prat sigue vigente hoy. Es lo que se espera que un funcionario público haga con los recursos del Estado, sea uniformado o no".

Baradit recalca que haber retornado los dineros no usados, "es un punto muy contingente y muy bonito, porque la plata que se le entregaba para la comisión de servicio, se le entregaba para él. Pero con su gran trasfondo ético, la figura gigante de Prat, él, sin que se lo exigieran, hizo una rendición de cuentas y lo que sobró lo devolvió hasta la coma".

-Los entendidos dicen que, siendo reservados, hoy es imposible rendir esos gastos con todo detalle. Que nadie entrega recibos.

-Ya, pero $3.500 millones no es el vuelto que se me quedó en el bolsillo. Nosotros elegimos figuras, imágenes históricas, para que nos guíen. Elegimos a ciertos personajes que actúan de determinadas maneras para que nos ayuden a la construcción de nuestro país; por eso la Iglesia elige santos. Prat es un militar íntegro, que entiende que la Patria lo está sosteniendo, y que no debe aprovecharse económicamente.

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