Comparada al primer refuerzo, velocidad de vacunación contra el Covid-19 disminuyó 56% en la cuarta dosis

Cuarta dosis.

Análisis del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián mostró que de un promedio de inoculación diario de 62.932 personas se pasó a 28.001. De acuerdo a los expertos, la ralentización se debería a una pérdida del temor frente a la enfermedad, dudas frente a recibir una cuarta inyección y falta de información que motive a continuar el programa de inmunización.


A más de un año de iniciada la inoculación masiva contra el Covid-19 en el país, más de 17 millones de personas ya cuentan con al menos una dosis de vacuna. Hasta esta mañana, según cifras del Departamento de Estadísticas e Información de Salud del Ministerio de Salud, el 90,9% (17.260.382) de la población objetivo (mayores de tres años) tiene su primera dosis, el 69,7% (13.238.580) completó su esquema con dosis de refuerzo, mientras que el 9,4% (1.795.585) lleva ya su cuarta dosis.

Pero en el primer mes de la aplicación de la cuarta dosis -que fue instruida luego de que se constatara una caída en la respuesta inmune de las personas con tres dosis- se ha visto una ralentización en el avance de la campaña. De hecho, de acuerdo al análisis realizado por el Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPPSUS) de la Universidad San Sebastián, el ritmo de vacunación contra el Covid-19 disminuyó 56% en comparación a la tercera dosis o primer refuerzo.

Según estableció el IPSUSS, durante la aplicación del primer refuerzo se alcanzó un promedio diario de 62.932 personas inoculadas, cifra que en la curta dosis ha caído a una media de 28.001 vacunaciones diarias.

Según el presidente de IPSUSS, Manuel José Irarrázaval, esta caída en el ritmo de vacunación obedece a varios factores: “Una de ellas es la coincidencia del inicio de la campaña de refuerzo con las vacaciones de verano, que puede haber incidido en una postergación de la vacunación, pero también creo que hay otro componente, la pérdida del miedo a esta enfermedad debido a que ha disminuido la gravedad de los cuadros clínicos en relación a lo que vimos al inicio de la pandemia”.

De acuerdo al informe elaborado por IPSUSS, las regiones del país que tienen mayor cobertura de la cuarta dosis son Valparaíso (15%), Magallanes (14,5%) y la Región Metropolitana (14%). Por otro lado, en las que el proceso ha avanzado más lento y tienen más bajo porcentaje son Tarapacá (8,6%), Antofagasta (8,9%) y Aysén (10%). Mientras, el grupo con menor avance es el segmento de 50-59 años, alcanzando un 7% de la población objetivo.

La caída en la velocidad de la inmunización queda en evidencia, además, al comparar el primer mes de avance de las distintas dosis que se han distribuido, de acuerdo a la información publicada por el Deis. En el caso de la primera vacuna, cuya distribuición masiva comenzó el 3 de febrero de 2021, ya había 3.700.399 personas inoculadas al 3 de marzo. Pero en el caso de la tercera dosis, entre el 11 de agosto y el 11 de septiembre se notó la primera desaceleración, pues se vacunaron en ese plazo 2.384.629 personas, casi un millón y medio menos que en el proceso anterior, es decir, una caída del 35,5%.

En esta vez la caída es mayor. Cumplido ya un mes calendario de iniciada la cuarta vacuna -del 7 de febrero al 7 de marzo-, el número de personas que recibieron la inyección asciende a 1.301.723, es decir, un 64,8% menos que la población alcanzada con la primera dosis y 45,4% con la tercera.

Carlos Pérez, decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la universidad San Sebastián e infectólogo de la Clínica Universidad de Los Andes, explica que, “en general, las personas que han recibido las primeras dosis han llegado por lo menos hasta la tercera. Puede ser también que algunos están un poquito más dudosos de si realmente se justifica o no la cuarta dosis, porque tiene menos evidencia científica todavía. Yo creo que sí es útil y ha demostrado que aumenta los anticuerpos, que van bajando con el tiempo”.

Esta diferencia de personas inoculadas en el proceso en curso se puede explicar en base a varias razones. Paula Repetto, psicóloga de Salud y profesora asociada de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, comenta que “febrero de este año es súper distinto a febrero del año pasado. Antes estábamos con restricciones, incluso los fines de semana no se podía salir en algunos lugares, y en las vacaciones solo era un lugar donde tú podías ir. La gente estaba asustada”.

Además, atribuye esta desigualdad a temas de información y de entendimiento de las personas: “Es distinto cuando yo me tengo que vacunar por primera vez y luego ponerme la segunda dosis, versus cuando tengo que empezar a tener una tercera y una cuarta. Hay gente que todavía no tiene muy claro por qué tiene que seguir vacunándose. Es una vacuna distinta y hay que explicarlo también de manera distinta”, comentó.

Este factor al que alude Repetto también hace alusión a las expectativas de las personas frente a la vacunación, las que, con el tiempo, fueron disminuyendo. Ignacio Silva, infectólogo del Hospital Barros Luco y académico de la Universidad de Santiago, menciona que “lo más importante es que en la medida en que aumenta la frecuencia de las dosis y se ve que igualmente hay circulación del virus y medidas restrictivas, hay personas que dejan de confiar. Se disminuyen las expectativas. Muchas personas pensaban, y es que de cierta manera se comunicó eso, que con las vacunas se acabaría la pandemia y existe un grado de frustración al ver que no es así”.

Eso sí, los expertos advierten que se debería tender a normalizar la cobertura de la cuarta dosis e, idealmente, equipararse a las anteriores. “Comparar la primera con la cuarta dosis puede ser un poco complejo, porque todavía falta que algunas personas la reciban por tiempo, por la fecha que recibieron la tercera dosis, así que seguramente entre este mes y el próximo debería terminar de regularizarse y ya tener los números finales”, dice Pérez.

Situación comunal

Esta diferencia que se ha marcado a nivel nacional, también se ve reflejada a nivel comunal. Por ejemplo, en el caso de Las Condes y tomando en cuenta el primer mes de cada dosis, desde la primera a la cuarta hay una disminución de 39,9% y desde la tercera a la cuarta disminuye 40,1% la cantidad de individuos inoculados en la comuna durante ese período.

Ricardo Gutiérrez, director de la Corporación de Educación y Salud de Las Condes, afirma que “es importante considerar que efectivamente la sensación de urgencia por acceder a la vacuna en febrero de 2021 era muy distinta a la realidad de la cuarta dosis el 2022. El contexto de cuarentenas y las restricciones a la movilidad en febrero 2021 evitaron que muchas personas salieran de la comuna. Este año vimos cómo mucha gente salió de Santiago de vacaciones y que posiblemente la vacunación de la cuarta dosis no era prioridad, considerado que ya tenían tres dosis de la vacuna”.

Esto se refleja en que el promedio diario de vacunación que el municipio registró en febrero del año pasado es mayor al de febrero 2022: en el primero fue 2.272, mientras que en el segundo alcanzó 1.796, bajando un 20,9%. “La dinámica de los calendarios también ha cambiado, en febrero 2021 el criterio era edad, y en febrero 2022 edad y fecha de vacunación”, agrega Gutiérrez.

Algo similar ocurre en San Ramón, donde la diferencia entre la concurrencia a los centros de vacunación en los distintos llamados ha sido evidente. El alcalde Gustavo Toro comenta que “hay disminución, pareciera que no hay un interés mayor en torno a la vacuna. Por supuesto que hay gente que sí es preocupada y que se ha ido a vacunar, pero siento que se ha venido dando un cierto relajo a partir de la época estival”. Y agregó: “Cuando salió la vacuna había mucha expectación, mucha campaña a nivel de gobierno también. Recuerdo que tuvimos que implementar centros de vacunación nuevos para la gran demanda. Había filas que demoraban a veces hasta horas. Hoy día no, es rápido”, mencionó.

La Pintana igualmente ha detectado una disminución en la cantidad de vacunados en el primer mes. Por ejemplo, sobre el inicio del proceso en febrero 2021, inocularon a 24.564 en las primeras cuatro semanas, pero en la tercera dosis solo fueron 16.767, disminuyendo un 31,7%. Actualmente, en la dosis, la adhesión es aún menor. Bernardo Martorell, director de Salud de la municipalidad, explica que “nosotros no sentimos que esto sea parte de un incremento en la duda o en los cuestionamientos de grupos que puedan ser antivacunas, simplemente una falta de percepción de riesgo que ha ido incrementando con el tiempo, y tiene que ver también con la comunicación de riesgo y con la realidad de la enfermedad, que efectivamente ha disminuido su letalidad y gravedad en cada caso”.

Para la psicóloga Paula Repetto, la disminución en la velocidad de vacunación con cuarta dosis también está relacionada con la disponibilidad de funcionarios de salud y con el tiempo disponible de las personas: “Yo tendería a pensar que hay un tema práctico. Ahora que estamos yendo a actividades presenciales, las clases y todo, encontrar un día en que podamos ir todos está difícil. Vería también qué pasa con los equipos de salud, que son las mismas personas que hacen hartas cosas. Ahora hay menos gente disponible vacunando. Me acuerdo que el año pasado en algún minuto era la misma gente que tomaba PCR, también vacunaba en campaña influenza y Covid”.

Consultada sobre la relentización del proceso de inmunización con la cuarta dosis, la ministra de Salud, Begoña Yarza, explicó que “somos estimuladores de la vacunación. Estamos preocupados por el grupo de niños de edades preescolares que tienen bajos niveles de vacunación y ahí vamos a hacer campañas bien particulares. También nos preocupa el grupo de adultos que no se ha vacunado. Para eso es la estrategia de comunicación de riesgo, para los papás y cuidadores de niños y estrategias particulares para los adultos. Todas las estrategias que contribuyan a aumentar los niveles de vacunación”.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.