Comunistas Explotadores

Marcha del Dia del Trabajador

Cuesta hacerse la imagen de Gladys, Guillermo y Volodia chapoteando en una piscina. Desde la derecha, uno siempre tiene esa noción de los comunistas como personas hoscas, poco amables y que difícilmente van a andar disfrutando de los privilegios de la vida. No hay tiempo, dirán algunos, la represión y el abuso de los poderosos de siempre hace impensado que los dirigentes y representantes de los trabajadores se den tiempo para disfrutar de esos placeres.

Pero arriba en El Arrayan, en pleno barrio alto, los comunistas tenían su paraíso terrenal. Se organizaban fiestas, paseos de militantes y era un lugar de encuentro permanente para la jerarquía comunista que dejaba la clandestinidad y empezaba a beneficiarse del retorno a la democracia, de las utilidades del capitalismo chileno y a cosechar su cada vez mayor ascendiente en la clase trabajadora.

Junto a ellos llegó la señora Eliana, en Enero de 1990. Venía de Lo Prado y fue invitada, junto a su familia, a hacerse cargo del terreno, limpiar y mantener ordenado el lugar. Durante 30 años cumplió la funciones de cuidadora y durante esos mismos 30 años, el Partido Comunista no le pagó ningún sueldo y ninguna cotización por el trabajo ejercido. No sólo eso, sino que además la demandó judicialmente para desalojarla del terreno y tiene hasta Marzo de este año para hacer abandono del lugar.

"Nada hay que desacredite más una doctrina, por santa que sea, que verla predicar por gentes que proceden en todos sus actos precisamente contra sus mismos postulados y fines" decía Clotario Blest en 1925, buscando impulsar la transformación política en una época convulsionada de nuestra patria. Máxima que se le puede aplicar perfectamente a los dirigentes comunistas de hoy, que no trepidan en usar las herramientas judiciales y legales para abusar de sus propios trabajadores, predicando a la par sobre justicia, igualdad y dignidad.

Pero no solo en materia laboral han sido inconsecuentes los dirigentes del Partido Comunista. También lo han sido en el negocio inmobiliario y específicamente, en el mercado de la educación que ellos tanto rechazan en nombre de los estudiantes. Pero a la hora de hablar de utilidades, no tuvieron problemas para comprar, explotar y luego abandonar una Universidad como la Arcis, dejando al desamparo a cientos de estudiantes y profesores, los mismos que dicen defender.

Inmobiliaria Libertad, sociedad anónima, se llamaba la "pyme" del Partido Comunista que, gerenteada por sus dirigentes históricos, entró a la propiedad de la Universidad Arcis y se hizo una "pasada" que le permitió conseguir jugosas utilidades del mercado de la educación. Durante su participación en este negocio, varios de sus dirigentes hicieron "clases", ocuparon posiciones administrativas y usaron la Universidad como un símbolo del modelo comunista de educación popular, llegando incluso a pactar un millonario préstamo no reembolsable con el mismísimo Hugo Chávez, Doctor Honoris Causa de la fallida entidad educacional.

Una y otra vez, los ejemplos de la inconsecuencia comunista se hacen evidentes en nuestra sociedad. Los mismos que se llenan la boca hablando de derechos humanos, son los que posteriormente homenajean a la primera línea vandálica, alaban a dictadores latinoamericanos o festinan con imágenes y arengas que relativicen la violencia en contra de todos aquellos que piensan distinto. Los mismos que alborotan a las masas desechando el sistema previsional, pero que felices recibieron la dieta de director de AFP mientras pudieron. Los mismos que vociferan en contra de cualquier tipo de privilegio, pero apenas pueden, viajan en primera clase para disfrutar gozosamente de ellos.

"A desenmascarar a aquellos que, abusando de nuestra enseña, se valen de ella únicamente para lucrar y para conseguir deleznables fines" escribió don Clota, él mismo que moriría sólo y abandonado por la dirigencia sindical en mayo de 1990, curiosamente, al mismo tiempo que seguramente Hugo Gutiérrez estrenaba sus primero piqueros en el Arrayán.

En tiempos de convulsión constitucional, los chilenos más que nunca tenemos que tener claridad sobre la inconsecuencia de los comunistas explotadores, para no caer en las falsas promesas de igualdad y dignidad que vociferan sus nóveles dirigentes. Como dice el dicho, aunque el Comunista se vista de seda, comunista queda.

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