Nicolás Jarry se impuso ante Tomás Martín Etcheverry en la final del Chile Open para abrochar el primer título de su carrera después de la sanción por dopaje que lo dejó con cero puntos en el ranking ATP. El tenista nacional hizo historia en el court central de San Carlos de Apoquindo, tras completar una semana de ensueño. La segunda al hilo, después de que lograra las semifinales del ATP 500 de Río de Janeiro.

“Será un partidazo muy duro. Está jugando increíble y se merece estar en esta final. Es una final, fácil no va a ser por ningún motivo”, anticipó el Príncipe después de superar su segunda semifinal consecutiva en tierra batida. Razón no le faltó, pues fue un laborioso triunfo sobre el transandino, donde sacó a relucir su gran estado de forma, fortaleza mental, actitud y despliegue físico.

Y de trabajo sí que sabe el nacional. A punta de esfuerzo, pasó de estar en el peor momento de su carrera a afianzarse y volver a lo más alto. El 14 de enero de 2020 se oficializó la suspensión provisoria por la presencia de ligandrol y estanozolol en un suplemento alimenticio. El nieto de Jaime Fillol, que durante la temporada anterior había conquistado su primer título ATP en Bastad, pasó de ser el 78 del mundo a quedar sin ranking y no poder jugar ningún torneo oficial. Ni siquiera podía entrenar en recintos en donde se estuviese disputando un evento de la asociación profesional. De hecho, en febrero de 2020 tuvo que abandonar San Carlos de Apoquindo antes de que comenzara el certamen, por esta prohibición.

Jarry perdió apoyo y auspicios. A pesar de que la Agencia Internacional de Integridad del Tenis estableció que no hubo intención en ingerir la sustancia y acogió la existencia de contaminación cruzada, este fue suspendido por once meses por no haber reparado en lo que consumió. Tampoco pudo acogerse al beneficio de congelar su puntaje debido a la pandemia, por lo que retornó a la competencia sin puntos en su haber.

No obstante, más de mil días después logró repuntar su carrera. Para alcanzar este punto, el tenista inició con un proceso que trajo consigo cambios profundos en su vida. A un mes de retornar al circuito, el chileno perdió a su entrenador, el argentino Dante Bottini, quien tras haberlo apoyado durante toda la sanción, decidió sumarse al equipo del búlgaro Grigor Dimitrov. Por esto, se unió con Cristóbal Saavedra y el 16 de febrero de 2021 logró su primera victoria en Concepción ante el argentino Ugo Carabelli. Fue un momento de mucha emoción, donde el santiaguino (quien entró al cuadro principal gracias a una invitación) celebró el momento con un emotivo abrazo junto a su esposa sobre el polvo de ladrillo penquista.

A mitad de 2021 dejó a su técnico y fichó al español Juan Ozón, quien fue clave en su progreso. El mismo lo explicó en una conversación con El Deportivo el año pasado. “Me voy dando cuenta de que el tenis es mental, la vida es mental y cómo uno se toma las cosas; la energía, la positividad con la que uno afronta los problemas del día a día son claves, y la pretemporada es un momento especial, donde uno se empuja para dar el máximo estando cansado”, señaló

Pero el gran salto se produjo este 2023. Cerró el año pasado en el puesto 152 del ranking y logró volver a disputar algunos torneos ATP. Era una señal de que se estaba construyendo un camino. Jarry mejoró en un sinfín de aspectos. Los trabajos físicos estuvieron a cargo del PF Toni Estalella y también participó el entrenador César Fábregas. Además, la médica María Antonia Lizárraga es quien supervisa todos los aspectos fisiológicos. La intensa pretemporada desarrollada en Barcelona, la primera en serio como cataloga su cuerpo técnico, también trajo consigo resultados positivos en lo técnico y mental.

“Fue una pretemporada más larga y las primeras dos o tres semanas estaba solo en Barcelona, estaba enfocado en mejorar. Estuve muy concentrado, se planificó muy bien con el equipo y salió a la perfección el tema de los ajustes, cantidades, horarios, que no hubiera una sobrecarga muy grande y el manejo de esta. La clave fue cómo afronté la pretemporada y eso viene gracias al trabajo de los dos años que me motivó a tomármela como me la tomé. Me ayudó a sacarle el máximo provecho y he tratado de mantener ese enfoque”, señaló en la previa a su debut en el ATP 250 de Santiago.

Dentro de los resultados destacados de arranque de temporada está sin duda la clasificación a su primer cuadro principal de un Grand Slam desde la sanción por dopaje. Fue enero y en Melbourne. El chileno logró superar los clasificatorios del Australian Open y llegar a la segunda ronda del primer grande del año, dejando en claro que el nivel estaba. Por eso lo vivido estas semanas en Sudamérica no sorprende. Claramente ilusiona, pero tenía un trasfondo. Uno marcado por el trabajo y la constante evolución.

Nicolás Jarry festeja en el court central de San Carlos de Apoquindo. Foto: Team Chile.

Dos semanas de gloriosas

Jarry completó catorce días de ensueño. Sin duda, fueron los mejores en su carrera. Todo arrancó en Río de Janeiro, donde alcanzó por segunda vez una semifinal en un ATP 500. No obstante, cayó en la ronda de los cuatro mejores ante el español Carlos Alcaraz (2°). Llegar a esta instancia se premió con un special exempt (SE) para jugar de manera directa el cuadro principal del Chile Open, ya que estaba inscrito en los clasificatorios pero al seguir con vida durante el fin de semana en Brasil, los tiempos no le permitían disputar la qualy.

Ahí el chileno demostró que su crecimiento no tiene techo. Uno de los puntos donde tuvo un desarrollo evidente fue en lo psicológico: “Es algo con lo que todos tenemos que lidiar. Cada uno ve sus propios temas mentales y en la vida, y yo me he enfocado mucho en estar bien unido con la familia, con los amigos, tratando de empujarme, de pensar positivo, de trabajar con psicólogos”, manifestó antes de iniciar el torneo disputado en el recinto precordillerano.

“No es fácil, hay que poner buena cara y seguir adelante. Saber que todos tenemos problemas, no pensar que uno es especial o que están todos bien. Además, todo el mundo te lleva a que todo está increíble, que todo es bonito o todo es bueno, cuando en realidad es todo lo contrario. No hay que creerse esa falsedad, estar acompañado y hablar los problemas. Normalizarlos”, sentenció en torno a la salud mental.

Jarry pasó de no haber obtenido una victoria en el Chile Open, a imponerse en todas las instancias del cuadro principal del torneo. Así logró su segundo título ATP tras el obtenido en 2019, en Suecia. Además, volvió a ser top 100, posición en la que no se encontraba desde 2020.

Además, debió lidiar con el cansancio de tantos partidos jugados en tan corto tiempo, pues disputó 11 encuentros en dos semanas. “Tampoco puedo hacer mucho tiempo en cancha, porque vengo con muchos partidos encima. El objetivo es que sea de calidad y no cantidad”, contaba en la antesala de su debut en Santiago.

En ese sentido, se convirtió nuevamente en la primera raqueta nacional tras sumar, durante estas dos semanas, 450 puntos para el ranking. El 20 de febrero se ubicaba en el lugar 139 y durante la presente jornada, día en el que se actualiza la lista, escaló hasta el puesto 52. Además, se convirtió en decimosexto mejor tenista de la temporada, un alza extrema y que le abre las posibilidades en el circuito de manera total. Entrará directo a los Masters 1.000 y a los Grand Slams. Será un habitual en los torneos ATP e incluso podría ser sembrado en alguno si las buenas rachas se mantienen. Ahora parte un nuevo episodio para Jarry. Uno que vivió antes de la sanción y que persiguió por dos años una vez que logró reinsertarse en el circuito.

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