“Maltrato” y “gritos a viva voz”: los detalles de la investigación contra la presidenta del TC, María Luisa Brahm

Cristián Suárez trabajó como conductor de la autoridad, sin embargo, ya no ocupa ese cargo. En una carta entregada a los ministro del Tribunal Constitucional, la cual forma parte del sumario que instruyó el organismo, sostuvo que "durante mis 31 años de desempeño en la institución de Carabineros de Chile jamás sufrí la situación experimentada durante los meses en que presté servicios como conductor de la señora presidenta de este tribunal”.


Entre declaraciones, resoluciones y distintos actos administrativos avanza la investigación interna del Tribunal Constitucional (TC) en que se indagan las actuaciones de la presidenta del organismo, María Luisa Brahm.

Fue el 15 de marzo cuando Brahm fue notificada de la decisión de abrir un sumario en su contra, donde se agrupan distintas acusaciones por presunto maltrato laboral. El organismo designó como instructor al ministro Rodrigo Pica, en una resolución firmada por el expresidente del TC Iván Aróstica, quien mantiene, a estas alturas, una clara rivalidad con la actual jefa de la institución.

Una de las denuncias que hoy investiga el juez Pica es la que el 5 de marzo hizo el exchofer de Brahm, Cristián Suárez Torres. En una carta dirigida a los ministros -a la cual tuvo acceso La Tercera PM, comenzó su relato manifestando que “durante mis 31 años de desempeño en la institución de Carabineros de Chile, jamás sufrí la situación experimentada durante los meses que presté servicios como conductor de la señora presidenta de este tribunal”.

Suárez advirtió que desde que lo contrataron y a medida que fue pasando el tiempo, la relación con la ministra fue “nula”. “Generalmente me sentí ignorado, manifestándome indiferencia casi absoluta, nunca tuve una instrucción de parte de la señora presidenta, salvo lo antes comentado en cuanto a peticiones personales, en una constante de no dirigirme la palabra”, indicó.

Sin embargo, el conductor sostuvo que pasado el tiempo “la situación se agravó”. Enseguida presentó un relato de las dos veces en que hubo “gritos a viva voz, algo inaceptable para mí y para cualquier persona”. El primer episodio, dijo, fue el 1 de marzo, durante la cuenta pública del Poder Judicial, y la otra, agregó, ocurrió en el traslado de la señora presidenta al lugar de inoculación el día miércoles 3 del mismo mes. Los detalles, si los solicitan, se los facilitaré sin ningún problema”, sostuvo.

Finalmente, quien fuera chofer de Brahm terminó su carta manifestando que “hago un llamado a todos ustedes a proteger a su personal, dado que el maltrato laboral puede ser disimulado y poco evidente u obvio ante los ojos de todos, pero independiente del modo que elija el maltratador, se trata de una práctica que afecta de manera severa el estado de ánimo del trabajador”.

La acusación del ex jefe de Finanzas

Otra denuncia que destaca en el sumario -son cuatro las acusaciones- llegó a manos de la secretaria del tribunal. Se trata de la acusación del ex jefe de Finanzas Julio Ortiz quien renunció a su trabajo tras un sumario que la propia Brahm abrió.

“A mi juicio, la señora presidenta y su jefa de gabinete transgredieron límites formales e institucionales de manera regular y sistemática. Fui relegado y menoscabado, a mi juicio, a cumplir sólo tareas domésticas y responder a urgencias, las que no obedecían a una planificación y a las potencialidades del cargo que ocupaba. Su estilo de administración buscó minimizar mis capacidades, cuestionar mi idoneidad y razonabilidad en decisiones de procesos regulares sin mediar modificaciones a dichos procesos, destacar errores sin retroalimentación u orientaciones previas, realizar juicios a personas que no estaban presentes, interviniendo las distintas áreas del tribunal con personas externas sin ninguna relación contractual”, partió relatando.

Además, denunció lo que para él había un mal manejo administrativo del tribunal. “Ocultó informes de auditores externos, promovió largas jornadas laborales, citando a reuniones de instrucción fuera de horario laboral y en horario de almuerzo, cuestionó iniciativas para enfrentar la pandemia (compra de insumos, uso de radiotaxi, jornadas laborales flexibles, entre otras). Me excluyó, sin informarme, de la relación directa con BancoEstado y la Dipres, pero, a su vez, me hacía responsable de compromisos institucionales, interviniendo, bajo sospecha, la relación con las empresas que prestan servicios externos del tribunal, rompiendo los conductos formales y regulares, dividiendo a los grupos de trabajo, trabajando directo con un funcionario de mi dependencia, sin ser informada de la situación, objetivos y alcance del trabajo”, dijo Ortiz.

La asociación

Las acusaciones contra la presidenta del TC también fueron resumidas en una presentación hecha por la Asociación de Funcionarios del organismo. Allí, en 14 páginas, Leonardo Carrasco, presidente de la agrupación, también apuntó a malos tratos y presuntas faltas administrativas de Brahm.

“Una vez llegada a la presidencia de nuestra institución, la señora ministra María Luisa Brahm asigna como su jefa de gabinete a la ingeniera de Ejecución en Administración señora Claudia Vélez Fajardo para apoyarla en su gabinete. Las funciones que debiera tomar el jefe de gabinete son un tema aparte en este documento. Desde el inicio de sus labores la señora Vélez cuestiona todo el proceso administrativo y comienza a tomar el control de todas las áreas, para, según ella, garantizar el correcto funcionamiento de la institución”, expuso Carrasco en el documento remitido a los ministros del TC.

Además, respecto de los presuntos maltratos, explicó que “tenemos la prueba concreta que confirma que efectivamente en nuestra institución existe el maltrato; las excesivas licencias médicas por estrés laboral, el aumento de sumarios administrativos que por falta de pruebas terminan absolviendo al sumariado y finalmente el aumento de renuncia de funcionarios, varios con muy poco tiempo desde que fueron contratados y con licencias médicas por estrés antes de renunciar”.

Desde el entorno de la presidenta del TC y ministros que la apoyan sostienen que las acusaciones son falsas y que quedará demostrado en el sumario. Brahm, por estos días, ficha a un abogado que la represente.

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