Elecciones PS: Facción de Vodanovic consolida ventaja y se inician tratativas para definir nueva directiva

Los números, que manejan los principales grupos de la colectividad, coinciden en que el Tercerismo -facción ligada al último presidente, Álvaro Elizalde, y a la primera mayoría, Paulina Vodanovic- confirmó su predominio. Detrás quedaron los "lotes" encabezados por Camilo Escalona (Nueva Izquierda) y Alfonso de Urresti (Grandes Alamedas).


Un café a media mañana compartieron hoy en el sede del PS el presidente interino de la colectividad, Andrés Santander (de la facción Grandes Alamedas), la abogada y exsubsecretaria Paulina Vodanovic (abanderada del Tercerismo) y el exsenador Camilo Escalona (líder del grupo Nueva Izquierda).

Aunque en los días previos se habían dado conversaciones informales y casuales, la de hoy es la primera la cita entre representantes de las principales tendencias partidarias, luego de que este martes el Tribunal Supremo del PS ratificara a los militantes que fueron elegidos para el comité central en los pasados comicios del 15 de mayo.

Una vez resuelta la calificación de las elecciones internas, esta instancia partidaria debe ser convocada dentro de los próximas semanas para resolver quién presidirá la colectividad y quiénes ocuparán los otros 9 cargos de la mesa ejecutiva (directiva) por los próximos dos años, donde el segundo puesto de relevancia es el de secretario general.

Si bien en los próximos días se intensificarán las negociaciones, en los resultados ratificados por el Tribunal Supremo se consolidó la ventaja del Tercerismo, facción a la que también pertenece el anterior presidente Álvaro Elizalde. A ello se suma que Vodanovic fue la candidata con la votación personal más alta con 2.521 sufragios.

Según las cifras que baraja el Tercerismo, ellos habrían obtenido entre 31 a 32 miembros del comité central; en segundo lugar habría quedado la Nueva Izquierda (“lote” que lidera el exsenador Camilo Escalona) con 29 integrantes; y en tercera ubicación estaría el grupo de Grandes Alamedas (cuyo abanderado es el senador por Valdivia, Alfonso De Urresti) con 22 dirigentes electos.

Los números que maneja Grandes Alamedas, coinciden en que el Tercerismo sacó una ventaja, pero con 29 a 30 cupos en el comité central. También difieren en que ellos estarían en un empate técnico con el sector de Escalona, ya que cada tendencia habría logrado entre 27 a 28 integrantes de la instancia.

Vodanovic señala que “hoy tenemos la primera mayoría de la lista más votada y tenemos la mayor cantidad de miembros del comité central, por lo tanto, hay una realidad de que somos el grupo más representativo dentro del partido. Sin embargo, estamos en conversaciones para lograr la mejor mesa, que integre a todos los sectores”.

Por su parte, el senador De Urresti, quien antes de las elecciones era el favorito para asumir la presidencia, dice que “debemos tener la capacidad de llegar a acuerdo”, al ser consultado si algún grupo tenía la preferencia. Añade que además se deben respetar los estatutos, ya que “tenemos un sistema en el cual la representación territorial es igualitaria. Debemos ser capaces de representar a una mayoría”.

Si bien obtener la primera mayoría, a nivel personal y también a nivel de su facción (Tercerismo), le da a Vodanovic un eventual favoritismo para quedarse con la presidencia, según admiten ciertos dirigentes, la decisión de quiénes encabezarán la directiva socialista depende del acuerdo que tomen los 110 miembros del Comité Central, que fueron elegidos en esos comicios del 15 de mayo.

La deliberación que viene, en todo caso, es compleja, debido a que el sistema de votación y de conformación del comité central de los socialistas no es sencillo. Cada militante tenía que marcar preferencias en dos papeletas. Una contenía las listas de los postulantes a nivel nacional (donde competían Vodanovic, Escalona y De Urresti). La otra cédula eran los candidatos por cada región.

En cada papeleta (nacional y regional), el elector debía marcar dos opciones: una por un hombre y una mujer. En caso contrario, el voto quedaba nulo.

En base a los resultados, finalmente se eligieron 30 miembros del comité central a nivel nacional y otros 80 como representantes de las regiones, donde solo la RM definió 24 cupos.

A juicio de algunos dirigentes, la estimación de cuántos delegados obtuvo cada facción no es fácil por dos razones. Primero, los grupos mayoritarios (Tercerismo, Nueva Izquierda y Grandes Alamedas) fueron juntos en una sola lista (Unidad Socialista), por lo que aparecen mezclados y cada tendencia hace su propio conteo. En segundo lugar, esa contabilización si bien es más fácil dilucidarla entre las figuras nacionales, existe una zona gris con los miembros regionales, donde es más difícil identificar las afinidades de cada dirigente. Por ello, existen algunas diferencias entre los apoyos que cuenta cada “lote”.

A pesar de esos factores, entre las principales facciones hay coincidencia de que el Tercerismo (con Vodanovic como rostro) fue el vencedor, pero las discordancias están en qué grupo salió segundo: Nueva Izquierda (cuyo abanderado era Escalona) o Grandes Alamedas (cuyo cabeza de serie era De Urresti).

Además, si bien Vodanovic tiene en teoría la primera opción para quedarse con la presidencia, su problema es que su facción tampoco tiene la mayoría absoluta del comité central (56 miembros), por lo que necesariamente debe pactar con otros grupos. No obstante, una eventual alianza con Escalona bastaría para tomar el control del partido.

Por otro lado, si los sectores de Escalona y De Urresti llegasen a un acuerdo, con la suma de ambos tampoco logran los votos necesarios para imponerse, por lo que inevitablemente deberían buscar alianza con otras facciones. Ello sería una jugada de alto costo político, admiten algunos dirigentes, porque implicaría romper con gran parte del Tercerismo y marginar a una mujer, que además fue la más votada de las elecciones internas.

Antes de resolver quién será el próximo (o próxima) timonel del Partido Socialista (PS), la tienda de Paris 873 tiene que solucionar otro problema de corte más “doméstico”: dónde se realizará el pleno de constitución del nuevo comité central llamado a escoger una nueva mesa ejecutiva para el período 2022-2024.

Usualmente, la tradición es que el cónclave socialista se realice en las dependencias del ex Congreso, hoy ocupadas por la Convención Constitucional. En esa búsqueda está el presidente (s) de la colectividad, Andrés Santander, y el recinto tiene que cumplir con ciertos requisitos: un aforo superior a las 130 personas -considerando los nuevos miembros del pleno, el tribunal supremo y a la actual directiva- y con espacio suficiente para mantener las distancias establecidas por la pandemia.

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