“Es un disparo de 2 a 3 metros”: nuevo peritaje del SML descarta que Pablo Marchant recibiera impacto de bala a corta distancia

El velorio de Pablo Marchant fue cuestionado por las autoridades al haber personas armadas.

Un análisis privado encargado por la familia del miembro de la CAM decía que el joven, muerto hace un año, había sido ejecutado de rodillas. Sin embargo, esta tesis es desestimada en un nuevo informe del Servicio Médico Legal (SML), ya que, según los peritos, en la zona del disparo que recibió por parte de un carabinero no se encontraron rastros atribuibles a un disparo a quemarropa y, por lo tanto, la bala que le causó la muerte fue percutada a varios metros.


Nuevos informes que están en manos del Ministerio Público, respecto a la muerte de Pablo Marchant (28), miembro de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y quien murió durante un enfrentamiento con Carabineros en Carahue el viernes 9 de julio de 2021, derriban la hipótesis que planteó un perito privado que fue contratado por la familia del joven. El documento, elaborado por el exjefe de Tanatología del Servicio Médico Legal (SML), Bernardo Morales, sostenía que había sido ejecutado de rodillas por los dos funcionarios policiales, algo que fue descartado recientemente por un informe de la entidad legista que establece que el disparo se produjo a varios metros de distancia.

La muerte de Pablo Marchant, quien inicialmente había sido confundido con el hijo de Héctor Llaitul, se produjo durante un ataque armado en el fundo Santa Ana de Forestal Mininco, en Carahue. Según ha señalado el Ministerio Público, en ese lugar se habría producido un enfrentamiento entre funcionarios de Carabineros y encapuchados que realizaban un ataque armado, lo que dejó a un trabajador forestal herido.

El joven de 28 años era miembro activo de la CAM y, según declararon los carabineros, aquel día portaba un fusil M16, con el que habría hecho el gesto de dispararles, lo que finalmente motivó el actuar policial. Según fuentes conocedoras del caso, la investigación se encuentra bastante avanzada, y las pericias confirmarían lo relatado por los funcionarios policiales. Esto, a partir del análisis que realizó la Policía de Investigaciones (PDI) en el sitio del suceso y que coincide con los resultados hasta ahora conocidos.

El informe de Morales, y que fue publicado por “La Otra Diaria”, se elaboró revisando los antecedentes que estaban en el expediente del homicidio, estableciendo que el joven había recibido un disparo por parte de los funcionarios policiales quienes habrían apoyado un arma en su cabeza. Ahora, los investigadores tienen dos pericias claves que descartan esa hipótesis. El primero de ellos se trata de un informe tanatológico médico legal solicitado por la fiscalía, quien pidió al SML revisar lo sostenido por el preinforme de Morales. En dicho análisis, el servicio estableció la inexistencia de algunas características morfológicas de la herida producida por el proyectil, lo que lleva a descartar que el disparo se produjo a quemarropa y que en cambio fue realizado de 2 a 3 metros.

El segundo análisis se trata de un informe elaborado por la PDI respecto a las pericias balísticas en el lugar, las cuales han logrado establecer la trayectoria, tipo de proyectil y el arma que fue utilizada. Aquello permite acreditar que efectivamente Marchant murió producto del disparo del funcionario, sin embargo, descarta la tesis de la ejecución.

El análisis realizado por el exjefe de Tanatología se trataba de un preinforme. Sin embargo, hasta ahora no ha entregado el documento completo a los investigadores. Por su parte, la Fiscalía de Alta Complejidad de La Araucanía realiza dos investigaciones sobre este caso, la primera de ellas respecto a los hechos ocurridos ese día, y por otro lado, la muerte de Marchant, la participación de carabineros y la posible violación a los derechos humanos.

Junto con eso, el Ministerio Público ha enviado copias de la carpeta de investigación, y de estos antecedentes, al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y al Consejo de Defensa del Estado, quienes hasta ahora no se han querellado. A la fecha tampoco se ha realizado algún tipo de exhumación del cuerpo de Marchant, de quien ni siquiera se sabe exactamente dónde fue enterrado, esto después de un mediático funeral que era resguardado por personas fuertemente armadas.

El funeral de Pablo Marchant Gutiérrez, integrante de la CAM abatido en un enfrentamiento con Carabineros.

Las conclusiones del SML

Con el fin de aclarar las discrepancias que existían entre el preinforme de Morales y los peritajes que había realizado inicialmente el SML, junto a la PDI, el 10 de diciembre de 2021 la fiscalía solicitó al instituto legista analizar y revisar las conclusiones del metaperitaje del médico cirujano.

Al igual que en el primer informe, el SML sostiene que la causa de muerte de Marchat fue un “traumatismo encefalocraneano (...) por herida con arma de fuego, escopeta”. A partir de aquello, el análisis se realizó en las heridas del fallecido y las lesiones que dejaron en su cuerpo los perdigones del arma que le habría dado muerte.

En el documento, al que tuvo acceso La Tercera PM, el SML asegura que los bordes de la herida “están limpios, sin ahumamiento ni quemadura en la piel, solo erosión y contusión, lo que nos demuestra que el taco ya se había abierto antes de penetrar la piel”. A juicio de la doctora Nubia Riquelme, quien elaboró el informe, si se hubiese disparado a quemarropa, “los perdigones más el taco disparados a corta distancia, actuarían como proyectil único, pero a mayor distancia se van dispersando, y su área de dispersión está en relación a la distancia que separa la boca del cañón del punto de impacto del proyectil, y en esta lesión hay perdigones en el borde superior de la lesión de cuero cabelludo, y también los hay en el borde inferior de esta lesión”.

Morales en su informe sostenía que la herida de Marchant “reúne todas las características de un disparo con apoyo del cañón en el punto de entrada del proyectil balístico”. El informe del Servicio Médico Legal establece que para que aquello sea cierto “en los orificios de entrada dependiendo de la distancia, la pólvora deja indicios por gases de la explosión, por la llama, el humo y granos de pólvora. La llama provoca quemadura y los pelos se queman, quedando torcidos y la quemadura en ocasiones suele verse de color amarillento, en la piel se pueden encontrar granos de pólvora no quemada. En disparos a boca de jarro, el humo se deposita sobre la herida y la ennegrece”.

En este caso, señala, “si bien hay desgarros de cuero cabelludo estos fueron producidos por las fracturas de la calota al estallar por la onda expansiva del disparo (...) no había en los bordes coloración negruzca, ni ahumamiento, tampoco había cabello quemado en esta área”.

Junto con eso, en el informe se agrega que en la herida se encuentran dos pequeños fragmentos del taco plástico transparente que sale de la escopeta, “lo que revela que el taco se abre antes de entrar al cráneo y penetran solo partes de él, pues de haber entrado completo como en un hipotético caso de disparo a boca de jarro, se habría encontrado el taco completo, incluso sin estallar y con la totalidad de los perdigones en su interior (...) por lo cual la suscrita no considera que la lesión fuera producida a cañón tocante ni a corta distancia”.

La tanatóloga concluye que por “la dispersión de los perdigones, la dirección de estos, la ausencia en el orificio de entrada de características propias de un disparo a “boca de jarro”, (...) se trata de un disparo a una distancia de 2 a 3 metros aproximadamente y en términos de balística esto es a larga distancia (...) los perdigones satélites provocan las pequeñas lesiones contusa descritas en los bordes de esta herida de cuero cabelludo, hombro, en el brazo, cara anterior de hemitórax izquierdo.”

Una lesión única

Otro de los argumentos esgrimidos por el exjefe de Tanatología del SML, y analizados ahora por esa misma institución, era respecto a las heridas que Marchant presentaba en un hombro, brazo y tórax, además de las características biológicas de estas, lo que lo llevaban a concluir que dichas lesiones se había producido posteriormente al disparo en la cabeza, en un segundo disparo.

Junto con determinar que se trata de las heridas producidas por el mismo y único disparo, la doctora Riquelme asegura que “en este caso se trata de una lesión única, por lo que por dispersión, los perdigones entraron en la piel del occiso milésimas de segundos antes que en la cabeza, y que si bien con esa lesión craneoencefálica la muerte fue inmediata, hubo algunos segundos entre la lesión y la paralización del corazón por el automatismo, este latió durante unos segundos llevando sangre por el torrente arterial produciendo las características de vitalidad de las lesiones”.

Además, las heridas encontradas en el cuerpo de Marchant están ubicadas en la zona de la cara y del hombro, pero en el cuello no hay rastros, lo que según los investigadores demuestra que la posición que él tenía cuando recibió el disparo era portando el fusil, y concluyente con lo que dice carabineros, respecto a que él tenía el arma en posición de disparo, es decir, encogiendo el hombro y cercano a la oreja.

Fuentes de la investigación confirman que la fiscalía estaría solicitando otro peritaje más para confirmar los dos que ya existen y que permitirían concluir la investigación.

El fusil de Marchant

Las primeras diligencias en el lugar en que murió Pablo Marchant, determinaron que el miembro de la CAM portaba un fusil M16 durante el ataque armado. Dicha arma fue sometida a análisis químicos de la PDI, quienes determinaron que al “interior del cañón se detectaron residuos químicos provenientes de un proceso de disparo, por lo que dicha arma había sido utilizada recientemente”. Aquello coincide con las 11 vainillas encontradas en el lugar y que coinciden con el arma que portaba Marchant.

Junto con eso, también se realizaron pruebas químicas en las manos de los carabineros y del joven fallecido, encontrándose residuos de disparos en las manos de Marchant y en la de uno de los funcionarios.

Finalmente, el informe establece que en base a la cantidad “de evidencia balística encontrada en el sitio del suceso, es posible indicar que, aparte del armamento de Carabineros y del fusil encontrado, el día en que ocurrieron los hechos hubo participación de, a lo menos, dos fusiles más”. La investigación respecto a estos hechos la está realizando el Laboratorio de Criminalística (Lacrim) de la PDI.

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