Consejo de Rectores de Universidades Chilenas rompe con 70 años de tradición y agrega ‘Rectoras’ a su nombre

De izquierda a derecha las rectoras Araya (Umce), Rojas (U. de La Serena), Devés (U. de Chile), Durán (Utem) y Pino (U. de Aysén) tras la sesión de este jueves en Arica.

De forma unánime, el pleno de las máximas autoridades universitarias definió cambiar su denominación a partir de este jueves. "Se hace cargo de los nuevos tiempos", resumen algunas de las mujeres que componen la instancia.


Tras casi 70 años de historia, el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch) da un paso hacia adelante en igualdad. Uno que hace un buen tiempo clamaban las rectoras participantes de la instancia: el nombre de la instancia, que solo hacía alusión al género masculino, ahora también incluirá al femenino.

Así quedó zanjado tras la sesión plenaria de este jueves llevada a cabo en Arica, en la Universidad de Tarapacá, donde luego de una iniciativa del Comité Ejecutivo, el Cruch, por unanimidad de su pleno, cambió su nombre a Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas. “Es un hito de igualdad”, dicen en la interna del consejo. Y es que la historia del Cruch, hasta hace no poco, estaba marcada completamente por hombres, algo que comenzó a cambiar en los últimos años.

Y es que apenas ocho rectoras -cinco son actuales- han sido parte de la instancia desde su nacimiento, en agosto de 1954, cuando la ley estableció la composición de este organismo colegiado, autónomo, con personalidad jurídica de derecho público, con el objetivo de coordinar la labor universitaria del país.

Según información del propio Cruch, la primera mujer en ser parte del consejo entre 2004 y 2008 fue Mónica Jiménez de la Jara, rectora en aquella época de la U. Católica de Temuco. Luego vinieron, aunque nombradas por la entonces Presidenta Michelle Bachelet, Roxana Pey (2015 a 2016) y Teresa Marshall (2016 a 2019), ambas por la Universidad de Aysén.

Recién en 2019 la tendencia comenzó a mostrar tintes más acordes a los tiempos que corren, cuando ganaron por primera vez para una mujer, en elecciones democráticas, sus respectivas rectorías -y con ello pasaron a ser parte del consejo- Natacha Pino (U. de Aysén) Marisol Durán (Utem), Elisa Araya (Umce) y las más recientes Rosa Devés (U. de Chile) y Luperfina Rojas (U. de La Serena).

Rojas dice sobre el cambio de nombre que “como mujer y como académica, es un paso muy relevante, es sustancial. Felicito en este caso al rector Emilio Rodríguez, que lideró esto como vicepresidente ejecutivo del Cruch. Es fundamental, es muy importante visibilizar la labor que podemos desarrollar las mujeres en los distintos ámbitos que nos desenvolvemos. El Cruch tiene actualmente cinco mujeres rectoras y espero que esto sea el inicio para que haya muchas más, que más adelante aspiren a tener cargos en este nivel. Hasta ahora nos ha costado mucho llegar a estos niveles directivos de relevancia”.

Asimismo, la rectora Araya añade que esta incorporación “implica un reconocimiento del rol de la mujer, un abrir puertas a distintas mujeres en distintos ámbitos, para decir que los liderazgos y los espacios de decisiones, políticos y de conducción, también son espacios para ellas, donde si las mujeres desean, pueden acceder”. En ese sentido, cree, “es una deuda pagada por el Cruch de poner esta perspectiva de género, pero además trabajar para apoyar el desarrollo de las mujeres”. E insiste: “Esta era una deuda pendiente que le permite al Cruch estar acorde con las políticas de género de las instituciones, como la Umce que la presentó el año pasado, y a la promoción de la mujer y su no discriminación en las distintas áreas. Es una gran noticia. Hace visible que efectivamente hay cinco mujeres a cargo de universidades del Estado, pero además es un gesto hacia todas las académicas, para que puedan sentirse integradas y vean que este es un camino que pueden adoptar”.

La rectora Durán, en tanto, expone que “la decisión que ha tomado hoy el pleno del Cruch es realmente un hito histórico. Se hace cargo de los nuevos tiempos y los nuevos desafíos que están teniendo no solo las instituciones de educación superior, sino que la sociedad en su conjunto. Lo valoramos enormemente, da la posibilidad de que muchos y muchas nos sintamos representados en instituciones como ésta. Estamos dando un paso y ese paso va a servir para ir motivando cada vez más la participación de mujeres en espacios como estos en las instituciones de educación superior”.

Y si bien la presencia femenina -cinco- puede todavía no ser demasiado cuantiosa, este es el momento en que en el Cruch hay mayor representatividad simultánea de mujeres. Es más: de 2004 hacia atrás ni siquiera había una.

Todo ese contexto influyó para este cambio de nombre, el que se concretó en la reunión de este jueves que se llevó a cabo en el campus Saucache, en la Facultad de Medicina de la U. de Tarapacá. Ahí, el pleno del Cruch aprobó el cambio de nombre del consejo.

“Es una señal muy importante, porque de alguna manera el actual consejo se hace cargo de lo que viene ocurriendo en el país también en los últimos años, pero de acuerdo también a los compromisos internacionales que Chile tiene con distintos organismos en esto de visibilizar cada vez más el rol que las mujeres jugamos en la sociedad”, señala al respecto la rectora Pino, quien agrega que “hacerlo visible y dejarlo explícito en lo que significa ser un consejo de rectoras y rectores, más allá de lo que pueda significar en el nombre, es la señal. Significa que todas las rectoras que hemos llegado a este espacio somos visibles desde que nos nombran. Estábamos al debe en eso, lo conversamos en el comité ejecutivo y lo bueno es que unánimemente se consideró que era necesario e importante. Es un paso más y sin duda no es el último”.

La modificación, dicen conocedores de los detalles, se trabajará en dos etapas. La primera será el cambio a nivel administrativo, el cambio de denominación en piezas gráficas, redacción de la comunicación interna y registro de la marca Consejo de Rectoras y Rectores como propiedad del consejo. Estos cambios, añaden los mismos entendidos, no necesitan de un trámite legal para ser ejecutados y ya fueron aprobados por el pleno.

Luego viene la etapa del trabajo en la gestión del cambio a nivel legal, el cual requiere tramitación de una iniciativa legislativa y será analizado con más tiempo. Lo que sí está claro es que la marca ‘Cruch’ se mantendrá tal cual. “La R ahora englobará a rectoras y rectores”, señalan en el entorno del consejo.

En ese sentido, la rectora Devés asegura que las señales que da el Cruch en cualquier área son importantes, porque “representa a universidades que están a lo largo de todo el país, y por lo tanto el diálogo es con la sociedad en un sentido muy amplio”. Por eso, dice, el mensaje detrás de este cambio es que “la educación superior la hacemos hombres y mujeres, que hay mujeres que han trabajado a lo largo de toda su vida por aportar al sistema y que hoy también lideran a las universidades”. Y cierra: “De alguna manera honra a una situación que existe, porque somos cinco mujeres, es un consejo efectivamente de rectoras y rectores y eso no se expresaba en la denominación. Es un nombre que cuenta la realidad a niñas, jóvenes y estudiantes, profesores y profesoras. El lenguaje es importante y hace realidades, aunque aquí la realidad vino antes que el lenguaje”.

Mientras, el rector Rodríguez, desde su cargo de vicepresidente del Cruch, dice que “en lo simbólico, desde hoy, estamos visibilizando algo que es muy significativo y relevante: las rectoras han llegado al consejo, que están tomando un rol protagónico dentro de nuestras universidades y visibilizar esta realidad nos parece altamente importante, toda vez que también se coincide con una serie de política y sugerencias de organismos internacionales y nacionales”.

A su vez, Osvaldo Corrales, presidente del Consorcio de Universidades del Estado y rector de la U. de Valparaíso, asegura: “No puedo sino sentirme gratificado y alegre por el reconocimiento de hoy. Hace un par de años tenemos presencia de rectoras en el sistema tradicional y el cambio viene a reconocerlo y, además, da una señal pública que nuestras universidades están comprometidas con la igualdad de género. En el consorcio de estatales tenemos un directorio prácticamente paritario, lo que responde a los cambios que este país ha ido experimentando”.

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