La muerte del príncipe Felipe: su rol en segundo plano como principal apoyo al reinado de Isabel II

Foto: Reuters

El fallecimiento del duque de Edimburgo marca el inicio de una transición generacional para la familia real británica, según los expertos.


“Hice lo que creo que fue lo mejor que pude”, le dijo alguna vez el príncipe Felipe a la BBC. Aunque como consorte de la reina Isabel II no tenía un rol constitucional, nadie fue tan importante como él en la vida de la monarca, destaca la cadena británica.

Felipe, que murió este viernes a los 99 años, asumió un rol extremadamente difícil para cualquiera, quizá más para un hombre acostumbrado al mando naval, que, además, tenía fuertes opiniones sobre una gran variedad de temas. “El fallecimiento del duque de Edimburgo marca el inicio de una transición generacional para la familia real británica”, destacó el diario The Wall Street Journal.

El duque de Edimburgo fue parte indisociable de todos los eventos que han rodeado a la monarquía británica desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Felipe vivió los primeros años de su vida moldeado por eventos históricos, comenzando por el período de entreguerras durante su nacimiento, el 10 de junio de 1921, como el príncipe Filipos de Grecia y Dinamarca en la isla griega de Corfú.

La crisis política en Grecia durante principios de los años 20 llevó a su tío, el rey Constantino, a abdicar en septiembre de 1922 ante las presiones republicanas que le reprochaban sus inclinaciones germanas. Cuando un tribunal revolucionario sentenció a muerte a su padre, el futuro duque de Edimburgo fue evacuado por su familia, con solo 18 meses de edad, en una caja de naranjas, recuerda Europa Press.

Un homenaje al príncipe Felipe se proyecta en una pantalla grande en Leicester Square en Londres. Foto: AP

La Segunda Guerra Mundial se encontró a un Felipe ya convertido en cadete militar en el Colegio Real de la Marina Británica en Dartmouth, en el inicio de un periodo de instrucción que lo llevó a ostentar en julio de 1943 el cargo de segundo al mando del destructor HMS Wallace durante el desembarco aliado en Sicilia.

Felipe renunció a su título cuando contrajo matrimonio con la entonces princesa Isabel el 20 de noviembre de 1947 en la abadía de Westminster, momento en que renunció a su título para convertirse en ciudadano británico, convertido al anglicanismo como nuevo duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón de Greenwich.

Según The New York Times, Felipe “trató de guiar al siglo XX a una monarquía incrustada con los adornos del XIX”. Pero a medida que el escándalo eclipsaba a la pompa, a medida que las bodas reales iban seguidas de divorcios sensacionales, su misión, según él lo veía, cambió. Ahora era ayudar a preservar la propia corona. Así, abrazó su papel real como un trabajo por hacer. “Tenemos que hacer que funcione esta cosa de la monarquía”, habría dicho alguna vez, apuntó el periódico.

“Su generación equiparó el servicio al país como servicio a los valores en los que creía”, afirmó Jamie Lowther-Pinkerton, exsecretario privado de los príncipes Guillermo y Harry. “El desarraigado pasado real de Felipe reforzó la convicción de que la supervivencia de la monarquía se basa y está limitada por un compromiso con el deber”, escribió en The New York Times la periodista británica Tina Brown, autora del libro The Diana Chronicles.

Detrás de escena, agrega The Wall Street Journal, a Felipe se le atribuyó la labor de impulsar a la monarquía a ser más abierta y accesible para el público británico. De hecho, estaba afiliado a unas 800 organizaciones, incluidas numerosas organizaciones benéficas. Al duque de Edimburgo se le atribuyen más de 20.000 actos oficiales, entre ellos 250 visitas al extranjero, lo que llevó al propio Felipe a describirse como “el descubridor de placas más experimentado del mundo”.

A veces enfrentando una corte profundamente tradicional, Felipe reformó el palacio e intentó aprovechar el creciente poder de la televisión para proyectar la influencia real. Presionó para que la coronación de la reina en 1953 fuera televisada y detrás de escena eliminó comportamientos anticuados que veía como conservadores. Fue el primer miembro de la realeza en dar una entrevista de televisión, destaca Reuters.

Sin embargo, más tarde en su vida Felipe fue criticado por obstaculizar la habilidad de la monarquía para adaptarse a los tiempos y sus detractores le adjudicaron, en parte, su manera controladora al fracaso de sus hijos en sus propias familias. La pareja tuvo cuatro hijos: Carlos, el príncipe de Gales (nacido en 1948); la princesa Ana (1950), el príncipe Andrés (1960) y el príncipe Eduardo (1964), tres de cuyos matrimonios terminaron en divorcios. Los observadores de la realeza, señala Reuters, apuntaron a Felipe como un padre dominante y frío, particularmente con sus hijos varones.

Ofrendas florales a las puertas del Palacio de Holyroodhouse en Edimburgo, Escocia. Foto: AFP

Pero su mayor logro fue, sin duda, la constancia de su apoyo a la reina. Él creía que su trabajo era, como le dijo al biógrafo del príncipe Carlos, Jonathan Dimbleby, “asegurar que la reina pudiera reinar”, consigna la BBC. Su principal valor fue ser “el único hombre del mundo en tratar a la reina como un ser humano, de igual a igual”, explicó una vez Lord Charteris, exsecretario privado de la monarca.

En un discurso pronunciado en una celebración para conmemorar el 50 aniversario de bodas de la pareja en 1997, Isabel II -poco proclive a hacer demostraciones de cariño en público- le rindió homenaje. “Es alguien que no se toma fácilmente los cumplidos, pero simplemente ha sido mi fortaleza y apoyo durante todos estos años. Yo, y toda su familia, y este y muchos otros países, le debemos mucho más de lo que él alguna vez reconocerá, o que alguna vez sepamos”. Su nieto, el príncipe Harry, dijo que la reina había dependido de Felipe. “Personalmente, no creo que ella hubiera podido hacerlo sin él”, afirmó.

Felipe mantuvo su ritmo de vida pública hasta mediados de la década pasada, cuando anunció su retirada de los focos a los 96 años de edad, en 2017, y el inicio de un período de recogimiento; una etapa crepuscular marcada por acompañamientos esporádicos en las visitas de su esposa, ingresos hospitalarios o incidentes como el ocurrido en enero de 2019, cuando hirió levemente a una mujer mientras conducía su Land Rover por la campiña británica.

“Sin embargo, nunca olvidó su obligación. Cuando finalmente se dio cuenta de que se estaba quedando sin fuerza, el frágil señor feudal de la vida y la integridad física de la reina le preguntó formalmente a la monarca si lo liberaría de su servicio. Suavemente y con amor lo dejó ir”, escribió Tina Brown sobre el ahora fallecido compañero de Isabel II.

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