Las vulneraciones interminables de Ámbar Cornejo

Gran cantidad de mujeres se reúne en el frontis de la PDI de Limache para realizar una velatón en homenaje a Ámbar Cornejo después de la captura de su presunto asesino, Hugo Bustamante. FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO

Fue en septiembre de 2012 cuando la adolescente, de entonces 8 años, le contó a sus profesoras de Educación Física que había sido abusada sexualmente por la expareja de su mamá. La causa terminó en noviembre de 2013, cuando el Tribunal Oral en lo Penal de Viña del Mar condenó al único acusado. Hoy el drama en el que siempre vivió la joven suma una nueva arista. El papá de la mujer con la que pasó sus últimos meses fue formalizado por producción y almacenamiento de pornografía infantil, vinculado a Ámbar. Ese mismo imputado es investigado por la fiscalía desde enero por presunto abuso sexual en contra de ella.


Fue en septiembre de 2012 cuando Ámbar Cornejo, de entonces 8 años, le relataba a dos profesoras de Educación Física que la expareja de su madre había abusado sexualmente de ella. De inmediato el colegio llamó a la mamá de la niña, Denisse Llanos para informarle lo ocurrido.

Ese mismo día, el 27 de septiembre de 2012, sus profesoras la llevaron hasta Carabineros donde realizó la denuncia y declaró por primera vez lo ocurrido. Luego fue derivada al Hospital de Peñablanca y, posteriormente, al recinto asistencial de Quilpué, para que se realizaran las primeras pericias del caso.

El imputado era Juan Carlos Pérez Aguirre, la expareja de Llanos. Ambos se conocieron antes de que Ámbar naciera. Habían pololeado y luego de que Llanos se separara del padre de la niña, inició una relación con Pérez. Ambos tuvieron varias separaciones entre medio: volvían, terminaban, volvían. La última separación habría sido en 2009. Pero eso no terminó con toda la relación. Entre ambos tuvieron dos hijos, uno de ellos falleció cuatro meses después de haber nacido y el otro es el hermanastro de Ámbar, quien hoy tiene 14 años.

Tanto Llanos como Pérez se juntaban para que el papá pudiera ver a su hijo. Lo hacían en la plaza Belén de Villa Alemana. También Llanos iba los fines de semana con sus dos hijos hasta la casa de Pérez en esa misma ciudad, para cobrar la pensión de alimentos de su hijo menor.

Lo primero que develó Ámbar a sus profesoras fue que una amiga de su curso, habría sido víctima de abuso sexual. Luego, cuando las maestras iban a llamar a la mamá de esa compañera, Ámbar logró contar la verdad: la situación de abuso que describía en realidad le había ocurrido a ella.

De inmediato el colegio se puso en contacto con Llanos. Meses después, la mamá de la niña declararía que las profesoras, por teléfono, le dijeron que tenía que ir a Carabineros, ya que su hija iba a declarar ante la policía uniformada. Luego agregaría que nunca habló con Ámbar sobre esto, solo supo lo que la niña relató a Carabineros. Y luego tampoco lo hizo. Según comentó, a su hija la estaban llevando al Centro Antilhue de Villa Alemana y ahí estaba haciendo terapia con una sicóloga y una asistente social. De acuerdo a su mismo testimonio, ambas profesionales le comentaron que estaban tratando de hacer que la niña olvidara lo que le pasó y que, por lo tanto, si Ámbar no quería contar, no le preguntara nada.

Ese mismo 27 de octubre, cuando Llanos se enteró de los hechos, terminó todo contacto con Pérez.

Lo que vino después fue una causa penal que se ventiló en el Juzgado de Garantía de Villa Alemana y que terminó el 25 de noviembre de 2013 en el Tribunal Oral en lo Penal de Viña del Mar, cuando se comunicó la sentencia condenatoria en contra de Juan Carlos Pérez Aguirre. El Ministerio Público logró acreditar que el condenado, “al menos en una oportunidad, anterior al mes de septiembre de 2012″ abusó “de la menor de iniciales A.D.C.LL., nacida el 14 de febrero de 2004. Los hechos ocurrieron cuando ocasionalmente la madre de la menor y ésta, visitaban al acusado Pérez Aguirre, en la comuna de Villa Alemana”.

Pérez fue condenado a tres años de presidio menor en su grado medio. Se le impuso, además, “la pena accesoria de suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo de la condena” y fue beneficiado “con la medida alternativa de remisión condicional de la pena”. A su vez, el tribunal lo condenó “a la pena de interdicción del derecho de ejercer la guarda y ser oído como pariente en los casos que la ley designa y a la sujeción de la vigilancia de la autoridad por el lapso de los diez años siguientes al cumplimiento de la pena principal, la que se cumplirá informando cada tres meses a Carabineros de la unidad más cercana, su domicilio actual y asimismo, a la pena de inhabilitación absoluta temporal”. Además, tuvo que pagar las costas del juicio y se decretó la prohibición de acercarse a Ámbar.

La espiral de vulnerabilidad

Una de las piezas fundamentales de todo el drama que le tocó vivir a Ámbar Cornejo es el rol que jugó su madre. Actualmente, Llanos está con protección por parte de la fiscalía y figura como testigo de la causa en que se indaga el femicidio y violación que habría cometido Hugo Bustamante en contra de la adolescente. De hecho, su testimonio es el elemento fundamental de todo el caso, ya que fue gracias a su declaración que se pudo encontrar el cuerpo de Ámbar y saber las circunstancias en que habría ocurrido el crimen. Incluso una de las hipótesis, que nunca se podrá comprobar, es que el hacha, las cuerdas y el cuchillo —que tenía Bustamante cuando ambos fueron detenidos en Lliu Lliu— estaban en la mochila del imputado debido a sus intenciones de matar a Llanos. Ella era la única que sabía del asesinato y de acuerdo al testimonio de la mujer, Bustamante le habría indicado que la asesinaría a ella y a su hijo si contaba lo que había ocurrido.

Por su parte, el papá de Ámbar, Ulises Cornejo, presentó una querella en contra de su expareja en calidad de presunta encubridora del delito de homicidio calificado.

En la causa de 2012 existen algunos antecedentes que dan cuenta de la historia de vulnerabilidad que siempre rodeó a Ámbar y su entorno. Llanos habría vivido “en una dinámica familiar con violencia entre los padres, y con una mala relación con la mamá”.

La muerte de su tercer hijo le habría generado una depresión que nunca fue “tratada debidamente”. Esta situación la llevó a incurrir “en conductas negligentes en el cuidado de los niños”. Fue en ese contexto que en 2008, el jardín infantil al cual asistían sus hijos solicitó una medida de protección a favor de ellos y los internaron en un hogar. Estuvieron ahí hasta 2009: “Luego de un año de esta medida, en que los niños fueron internados en un hogar, la madre, la señora Denise, volvió al cuidado de los niños y se fue a vivir con una tía materna”

La asistente social que evaluó a Llanos expuso en el juicio de 2013, que en las declaraciones entregadas por ella existen algunas contradicciones, las cuales, según comentó la profesional, “se atribuyen a los montos de culpa que genera en la madre el haber propiciado un contexto en el cual su hija habría sido víctima de una situación de abuso”.

En esos mismos antecedentes, se contó que Ámbar vivió en “contextos de estrés emocional o angustia” y que “se aprecia que percibe el medio de manera amenazante y con contenidos agresivos, lo cual merma de manera significativa sus habilidades sociales”.

En ese mismo contexto, Ámbar fue testigo de la relación de su madre con Pérez en la cual, de acuerdo a los hechos expuestos en el juicio, “se apreciaba claramente una dependencia económica y posiblemente a su vez una dependencia afectiva, lo cual da cuenta de una dinámica de poder”.

En los alegatos de clausura, el Ministerio Público señaló ante el tribunal que Ámbar Cornejo estuvo “sometida en un círculo vicioso que lo introdujo su familia, un círculo de miseria humana en el sentido afectivo sentimental (...) Un círculo vicioso que permitió que se realizaran los hechos que hemos visto”.

Otra arista del caso: almacenamiento y producción de material pornográfico infantil

Ayer la Brigada del Cibercrimen de la PDI detuvo a Manuel García Queirolo. El imputado fue formalizado hoy por la fiscal María José Bowen por los delitos de almacenamiento y producción de material pornográfico infantil, vinculado a Ámbar Cornejo. El imputado quedó en prisión preventiva y se decretó un plazo de investigación de 90 días. En su celular, que fue incautado por el Ministerio Público, contenía más de 400 fotos de la adolescente las cuales, según dijo Bowen, eran de “carácter sexual”.

García era la expareja de Llanos y a su vez era el papá de Maritza García, la mujer con quien Ámbar vivió durante los últimos cuatro meses. García Queirolo era el dueño de casa de esa vivienda y, a su vez, estaba siendo investigado, desde enero de este año, por la fiscalía de Villa Alemana por presunto abuso sexual en contra de Ámbar. Esa indagatoria fue abierta por el Ministerio Público luego de una denuncia que fue derivada por uno de los programas de intervención del Sename en el cual participaba la adolescente de 16 años, desde el 22 de enero de este año.

De hecho, fue el 31 de julio cuando el director de este programa —llamado “Programa de Intervención Especializada PIE Gabriela Mistral Villa Alemana-Limache-Olmué”— solicitó al Tribunal de Familia de Villa Alemana que se decretara la medida cautelar de prohibición de acercamiento a Ámbar “por un periodo de 90 días a fin de interrumpir y prevenir nuevas vulneraciones de derechos hacia la adolescente”. La joven estaba desaparecida desde el miércoles 29 de julio. Luego fue la curadora ad litem de Ámbar quien insistió en esta petición.

Finalmente, fue el 4 de agosto cuando el Tribunal de Familia de Villa Alemana decretó lo siguiente: “Conforme lo informado por el programa y a fin de mantener la integridad física y psíquica de la joven, y visto lo dispuesto por el artículo 71 de la Ley 19.968, se decreta la siguiente medida cautelar: Prohibición de acercamiento de don Manuel García Queirolo”. Lo mismo se dictaminó en contra de Hugo Bustamante. Pero Ámbar, a esa fecha, ya había fallecido.

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