María Ancalaf, la matriarca de la comunidad Choin Lafkenche que indaga la fiscalía por el caso de secuestro con homicidio

Peritajes de la PDI en las cercanías del predio, donde los secuestradores tenían a las víctimas, en Collipulli.

La mujer de 55 años ya había sido detenida el 24 de mayo, por desórdenes previos a la muerte del carabinero Francisco Benavides, en Collipulli. Es una de las mujeres más respetadas dentro de la comunidad y no registra condenas anteriores por delitos vinculados a violencia rural. Según recordó uno de los torturados, la hermana de Víctor Ancalaf le dijo: "Somos una mafia".


El 2 de junio no es un día cualquiera para María Ancalaf Llaupe (55). Es la fecha de su cumpleaños, donde recuerda que en 1966 sus padres, Heriberto Ancalaf Mosi y Julia Laupe Nomuncura, la recibieron entre sus brazos, en un campo de la comuna de Las Hortensias, en Cautín, en la Región de La Araucanía. Siempre los 2 de junio fue una fecha para atesorar.

Y este año la fecha nuevamente marcó un hito en la vida de María, pero ahora más vinculado a la muerte que a la vida misma.

Es que ese día fue cuando la mujer tomó el teléfono y llamó a “El Jani”, de quien sospechaba de haberse robado armas y marihuana que la mujer habría escondido en las tierras de su comunidad Choin Lafkenche, en el camino San Andrés, en Collipulli. Fue el punto de partida de una “investigación” que terminó con dos personas torturadas, y una de estas fallecida, desangrada y quemada.

Así lo relató una de las víctimas de los apremios y dos de los 12 imputados que ya declararon ante la fiscalía. María es una de las principales sospechosas del caso, siendo detenida el 19 de junio a las 8.05 horas por la Policía de Investigaciones (PDI).

¿Por qué María está al centro de la historia? Porque es la jefa familiar del grupo que habría participado de la golpiza, fue a quien reconoce el padre de una de las víctimas como quien le advirtió que su hijo estaba siendo interrogado por su gente, y fue quien mantuvo las conversaciones previas con quien sacó la peor parte en el caso: “El Cacharra”, quien finalmente terminó incinerado y lanzado al río.

Hermana de un ex CAM y el crimen de Benavides

María Ancalaf es hermana de Víctor Ancalaf Llaupe (56), exmiembro fundador de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM). Según fuentes policiales, ambos no mantienen una relación cercana, ni mantienen afinidades político-sociales en común, solo hay una especie de cordialidad, dado el vínculo sanguíneo de ambos.

Víctor Ancalaf, luego de salir de la CAM mantuvo un bajo perfil y poco se le vio en los movimiento reivindicatorios de los últimos años, hasta que el 1 de agosto de 2018 reapareció, pero para liderar el diálogo de las comunidades mapuches con el entonces ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno.

Todas estas conversaciones, sin embargo, terminaron en noviembre de ese año. El homicidio de Camilo Catrillanca, a manos de un efectivo de Carabineros, en la comunidad Temucuicui, fue el punto final para los acercamientos de diálogo entre el gobierno y las comunidades mapuches de La Araucanía.

El nombre de Ancalaf desapareció, hasta este año. El 20 de mayo un accidente de tránsito entre un trabajador del Parque Eólico Malleco, que terminó con un transeúnte fallecido, tensionó a los habitantes de la comunidad Choin Lafkenche, quienes desplegaron una serie de protestas en la carretera, en el camino San Andrés, pidiendo la salida de los propietarios del proyecto.

El 24 de mayo, las protestas se radicalizaron, y mientras Víctor Ancalaf participaba de las conversaciones con los representantes del Parque Eólico y la Municipalidad de Collipulli, en la Ruta R-35 efectivos de Carabineros eran recibidos con disparos y piedras por parte de los comuneros del lugar. Una de las balas disparadas desde la orilla de la carretera dio en el sargento Francisco Benavides, quien falleció más tarde en un centro de atención médica.

Entremedio de los desmanes cayó María. La mujer fue detenida junto a otras cinco personas por los delitos de ocultamiento de identidad, desórdenes y por oponerse a la acción de Carabineros. Fuentes policiales añadieron que la mujer también, además del interés por sacar al Parque Eólico, era partidaria de la reivindicación del fundo Taitamito, de propiedad del empresario agrícola César Hompart.

“Eran una mafia”

El día que comenzó el secuestro, María sostuvo una conversación con “El Cacharra”, según reconoció a los fiscales uno de los testigos de las torturas. La mujer, de acuerdo a esta versión, habría concluido que fue “El Jani” quien se robó las armas y la marihuana que tenía en su casa.

“El Jani”, la víctima que logró escapar de los secuestradores, recordó así -en su declaración judicial- el frente a frente a que tuvo con María: “Ella conversó conmigo y me preguntó por qué yo había robado las especies, que ella me había dado su confianza para hacer las peguitas, pero yo les respondí que no las tenía, respondiéndome que ellos eran una mafia y que les diga la verdad a los pelos si no me iban a matar”, dijo.

El círculo familiar de María estaba compuesto por Jonathan Abarcia Ancalaf, su hijo, Julieta Pérez Ancalaf y su pareja, Ricardo Aránguiz, apodado “Richy”, e Ignacio Pérez Ancalaf, apodado “Nacho”. Todos fueron detenidos por su presunta participación en el caso.

Otro que interactuó con la mujer fue el padre del “Jani”. El hombre recordó ante los fiscales, el 11 de junio, que fue a la casa de María a preguntarle por el paradero de su hijo, ya que tenía información que ella lo había llamado, antes de desaparecer de la casa. Según el testimonio del testigo, Ancalaf le respondió: “Qué bueno que vino usted que es el papá. Su hijo está aquí, pero lo tienen en otro lado. Se perdió un arma acá y por eso lo tenemos acá. Le dimos la confianza, se veía un buen cabro, no hallo qué hacer con él. Hasta que aparezca el arma su hijo no va a salir de acá, pero está bien, yo no sé si será él, pero quizás otros andan usándolas”, señaló.

Con las sospechas andando sobre el grupo, María -según el relato de los imputados en el expediente judicial- pidió actuar rápido y en una carpa, lejos de su casa. Como el padre de una de las víctimas ya había ido a preguntar por su hijo, pidió moverse una vez que contactaran al “Cacharra”.

Lo que vino después es conocido: el “Jani” escapa, el “Cacharra” sufre las peores represalias de la tortura, hasta que fallece. Uno de los imputados posicionó a María, también, en la planificación del escape y la desaparición del cuerpo del hombre asesinado: “Cuando llegaron venían con botellas de soda cáustica que dijeron habían comprado en distintos lugares, y dijeron que habían pasado donde la señora María y que ella les dijo que quemaran todo para que no quedara evidencia”.

Finalmente, siete días después del secuestro y aquel inusual cumpleaños, María fue detenida. Quedó en prisión preventiva, junto a su hija Julieta, quien también ocupa un capítulo aparte en esta historia. Ambas, junto a los demás imputados, arriesgan penas de presidio calificado perpetuo.

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