Salvador Ramos, el problemático estudiante secundario autor de la masacre en Texas

Personas reunidas consolándose en las afueras de la escuela primaria Robb, en Texas, Estados Unidos. Foto: REUTERS/Nuri Vallbona

El joven de 18 años cursaba el último año de la enseñanza media, faltaba mucho a clases y tenía conflictos para llevarse bien con sus compañeros. El martes irrumpió en un colegio de enseñanza básica y mató a 19 estudiantes y dos profesoras.


Salvador Ramos, de 18 años, llegó a la escuela primaria Robb, ubicada en Uvalde, Texas. Estacionó el auto y se dirigió vestido completamente de negro, tapado por la capucha de su ropa, a una de las salas. Acto seguido, disparó de forma indiscriminada a los presentes en el lugar, todos niños de entre 7 y 10 años, más las dos profesoras a cargo de la sala. Su acción se transformó en el segundo tiroteo escolar más letal de la historia de Estados Unidos: 21 muertos, donde 19 de ellos son niños.

Armado con una pistola y un rifle semiautomático AR-15, informaron los investigadores del caso, y con más de 375 rondas de munición, fue abatido por la policía en un intercambio de tiros, muriendo tras la barricada improvisada que levantó dentro de la sala de clases, a días de que los niños salieran de vacaciones. ¿Quién era Salvador Ramos?

La solitaria vida de un pistolero

De pelo negro ondulado y rasgos que deambulan entre la niñez y la adultes, Salvador Ramos mira fijo a la cámara en la fotografía distribuida por la policía local. Sus conocidos dijeron al diario The New York Times, que el joven era un estudiante de último año de enseñanza media, que faltaba a la escuela con frecuencia y luchaba por llevarse bien con sus compañeros de clase.

Familiares esperando noticias afuera del Centro Cívico de la ciudad siendo consolados por el Arzobispo de San Antonio, Gustavo Garcia Seller. Foto: AP/Dario Lopez-Mills).

La escuela primaria Robb, ubicada en Uvalde. Un pueblito cercano a la frontera con México donde, según el último censo, casi la mitad de las personas que viven alrededor del colegio han vivido en la misma casa durante los últimos 30 años. Además es una localidad donde el 80% se identifica como hispánica.

El tartamudeo y la condición económica de su familia hicieron a Ramos una persona arisca desde niño, explicaron sus amigos a CNN, pues durante esa época sufrió de constante acoso escolar.

“Su comportamiento empezó a deteriorarse”, le dijo Santos Valdez Jr. al Washington Post, joven que se alejó de Ramos una vez notó que algo extraño pasaba con su comportamiento . “Me dijo que se había cortado la cara con cuchillos una y otra vez por diversión”, agregó.

Uno de sus más cercanos era Jeremiah Muñoz, cuatro años mayor que Ramos. Lo conoció cuando el tirador iba en su primer año de secundaria a través de internet, pues ambos eran fanáticos de los videojuegos, puntualmente de Fortnite y Call of Duty, los populares juegos de disparo. En conversación con el NY Times, Muñoz recordó que los compañeros de clases solían molestar a Ramos, burlándose de su ropa o haciendo referencias a su hermana y madre.

Una foto subida a sus redes sociales en la que se veía al joven con delineador en sus ojos suscitó el ataque virtual de sus conocidos, quienes lo trataron despectivamente a través de insultos homofóbicos.

Pero la situación familiar tampoco parecía ser la mejor, agregó el amigo del tirador, pues solía escuchar a través del chat de voz incorporado en la consola que utilizaban a Ramos discutiendo a gritos con su madre mientras jugaban. La petición más repetida era que necesitaba ir a la escuela porque no estaba haciendo nada productivo con su vida, razón por la que constantemente abandonaba la casa y se iba por días a la casa de su abuela. Actualmente la mujer de 66 años se encuentra ingresada en el hospital de San Antonio por una herida de bala. Las autoridades creen que, previo a salir a su matanza, le habría disparado.

La senda de un cometido infame

Las pistas, hoy evidentes, no despertaron alarmas previo a la matanza. Desde su cuenta de Instagram, Salvador Ramos ya había publicado hace cuatro días fotos de las armas con las que planeaba realizar su accionar. Una pistola y un rifle semiautomático. Ambas compradas de forma totalmente legal.

Si bien aún no se sabe las razones ideológicas o personales que lo llevaron a matar a disparos a niños de menos de 10 años, las autoridades ya pudieron rastrear el origen de la compra de las armas, así como dar con chats privados que dan muestras de la premeditación del acto.

El 16 de mayo, una vez cumplidos los 18 años y, por ende, dar por superadas las restricciones legal para comprar armas en su Estado, el tirador se acercó a una tienda y realizó la compra. 375 rondas de balas y las dos armas con las que disparó indiscriminadamente.

Un dato relevante para entender la facilidad con la que se puede comprar este tipo de armas es que, según un informe de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos publicado este mes, la producción anual de armas aumentó desde 3,9 millones en 2000, hasta 11,3 millones en 2020. Esto se traduce en que en Estados Unidos hay muchas más armas que ciudadanos: 400 millones de armas de fuego versus los 331 millones de habitantes.

Una mujer en California informó que, horas antes de que Ramos saliera de su casa en dirección a la escuela, recibió un mensaje privado de parte del joven a través de Instagram en el que afirmó que le iba a contar “un pequeño secreto”, para luego decirle que saldrá a tomar aire. Minutos más tarde, la matanza se había cometido.

Equipos de policía y bomberos en la escuela primeria Robb, tras la matanza escolar de Uvalde. Foto: William Luther/The San Antonio Express-News vía AP).

A las 11:32, hora local, empezó el tiroteo, informó el jefe de policía del Distrito Escolar Independiente Consolidado de Uvalde, Pete Arredondo. Según lo informado por BBC, dos agentes fronterizos fueron heridos en el intercambio de disparos que se realizó entre las fuerzas de orden y el tirador, pero ambos se encuentran estables en un hospital.

Las autoridades repudiaron transversalmente el ataque, mientras que el Ppresidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que “los fabricantes de armas han pasado dos décadas comercializando agresivamente armas de asalto”, para luego decir: “por el amor de Dios, debemos tener el coraje para hacer frente a esta industria”.

A menos de dos semanas del tiroteo en Buffalo, donde un supremacista blanco mató a 10 personas en un supermercado movido por ideologías racistas, Estados Unidos vuelve a ser golpeado por la tragedia de las matanzas con armas de fuego.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.