“Todos los disparos fueron orientados a matarnos”: el crudo relato de las víctimas en querellas por atentado a Molino Grollmus

Helmuth Grollmus (85) y su hijo Christian (55) presentaron una querella por el ataque del que fueron víctimas en Contulmo en agosto pasado, el cual fue calificado como un acto "de carácter terrorista" por el Presidente Boric. Mismo camino inició Carlos Grollmus (79), quien sacó la peor parte de esa fatídica noche: la amputación de una de sus piernas. Las víctimas invocaron los delitos de incendio, homicidio frustrado, porte ilegal de armas y maltrato animal.


“El ataque al Molino Grollmus, cuando atacan a Hellmuth, a Christian y a Carlos Grollmus, en particular a Carlos dejándolo en una situación terrible, y queman el molino, eso es un acto de carácter terrorista”.

De esta manera, en su visita a La Araucanía el 10 de noviembre, el Presidente Gabriel Boric reconocía la existencia de hechos “terroristas” en la Macrozona Sur, ejemplificándolo con lo ocurrido el 29 de agosto en la comuna de Contulmo, en la Región del Biobío. Esa vez, un grupo de encapuchados, vestidos con ropa de camuflaje tipo militar, ingresaron al Molino Grollmus, para quemar y lesionar a los habitantes del lugar.

Desde entonces la fiscalía busca a los responsables del atentado, sin embargo, hasta el momento aún no se logra dar con los autores de uno de los ataques más violentos del año, dada la gravedad de las lesiones de las víctimas. Carlos Grollmus (79) recibió un disparo en su pierna, lo que obligó a los doctores a amputarla.

Para robustecer el caso y pedir diligencias en la investigación, la familia Grollmus activó una ofensiva judicial por partida doble: mientras Hellmuth (85) y Christián Grollmus (55), padre e hijo respectivamente, presentaron una querella en octubre, Carlos hizo lo propio en noviembre.

“En ningún minuto dejaron de disparar”

En la primera acción judicial, Hellmuth y Carlos Grollmus -representados por el abogado penalista Luis Hermosilla- dieron crudos detalles de lo que fue la tarde y noche de ese 29 de agosto.

“Únicamente estábamos los dos en la casa cuando, aproximadamente 20 individuos desconocidos, con el rostro cubierto, prácticamente todos vistiendo ponchos o mantas color café, portando armas de fuego tipo escopetas, armas de grueso calibre y armamento corto, hicieron ingreso de manera sumamente violenta al inmueble por el portón principal, el que se encontraba debidamente cerrado, y procedieron a disparar fuertemente contra la casa, mientras comenzaron a quemar el molino, el aserradero de leña, la leñera y prácticamente todas las dependencias, construcciones y mobiliario que se encontraba en el inmueble”, recordaron en la querella.

Allí, agregaron que “ante tan violento ataque buscamos el armamento que tenemos en casa -todo debidamente inscrito- y nos defendimos para resguardar nuestra integridad física. Utilizamos escopetas calibre 12 y calibre 36, respectivamente, y una pistola calibre 9 mm. Mientras comenzamos a defendernos, los atacantes en ningún minuto dejaron de disparar contra la casa”.

Mientras les disparaban -relataron en la querella- se percataron que estaban quemando el molino, el aserradero y el museo, pero además estaban golpeando a Carlos Grollmus (79), quien vive en la casa del frente y, además, es primo de Hellmuth. El ataque duró 40 minutos y todo el inmueble resultó siniestrado. “Todos los ataques y disparos fueron orientados a matarnos, pero afortunadamente nos pudimos proteger en la casa y repeler su ataque con nuestras armas”, indicaron en la acción judicial.

“¡Los vamos a quemar!”

Carlos Grollmus también dio detalles del grave atentado en la acción que presentó el mes pasado.

En el documento ingresado al tribunal, su abogado -el penalista Rafael Poblete, de Concepción- señaló que el hombre de 79 años fue apuntado con una escopeta en la cabeza, escuchando que le gritaban “camina, gringo CTM”, llevándolo como “escudo humano” para protegerse ellos de los disparos que podrían venir desde la casa patronal, a cuyos residentes les gritaban “¡los vamos a quemar!”.

Además de los delitos de incendio y homicidio frustrado, Grollmus consigna el delito de maltrato animal, dado que su cachorro “Cahuiri” también fue otra de las víctimas del atentado. En la querella su abogado relata que en el momento de los disparos, el perro -de raza fox terrier- se abalanzó contra uno de los delincuentes, “el que le pegó una patada y luego (...) le disparó, acribillando a la pequeña mascota”.

Como la presentación de una querella por Ley Antiterrorista solo es una facultad que recae en el Ministerio del Interior, las víctimas solo invocaron los delitos de incendio, homicidio frustrado, porte ilegal de armas y maltrato animal.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.