Andrés Zaldívar (DC): “A lo mejor soy el Quijote luchando contra molinos, pero no tenemos derecho a sepultar a la DC”

14/10/2022 FOTOGRAFIAS ANDRES ZALDIVAR FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

El exministro reconoce que su partido está en una crisis de luchas personales, pero descarta renunciar. “Voy a estar en el partido hasta cuando me muera”, asegura. Por lo mismo, cuestiona a quienes se han ido. “Están provocando un daño a algo que ellos construyeron”, lamenta.


Está sentado en el escritorio de su casa en Vitacura, rodeado de cientos de fotografías, fruto de 65 años de militancia en el Partido Demócrata Cristiano (PDC). Ahí, el expresidente del Senado Andrés Zaldívar (86) coordina la redacción de una carta junto a otros de los extimoneles de la decé, un nuevo esfuerzo de su parte para intentar salvar a su partido en crisis. A eso dedica su tiempo en estos días, luego de un breve viaje al desierto florido.

¿Cómo describiría el estado actual de la DC?

Está en una crisis muy compleja, pero no de fondo, sino que hay un conflicto de luchas personales que se profundizó al ir por el Apruebo. Es un problema de convivencia, como se ha dicho.

Pero de todas formas hay diferencias políticas importantes.

Pero por supuesto. Un grupo pretende imponerse a otro grupo, pero no son mayoría, no expresan la mayoría partidaria. Yo creo que todo pasa por eso.

En el último tiempo personeros como José Pablo Arellano, René Cortázar y Claudio Orrego han renunciado a la DC. ¿Cómo se lo toma?

Se han ido valiosos militantes (...). Yo creo que han cometido un gran error, una muy mala decisión. A Claudio Orrego, con todo cariño, le digo: está equivocado. En su carta (Orrego) decía que está de acuerdo con todo, que está feliz, pero que renuncia por “problemas de convivencia”. Eso es un error que no puedo avalar. Al irse, están provocando un daño a algo que ellos construyeron. ¿Y se van para qué? ¿Para hacer otro partido? Puede ser que les resulte, pero no tiene sentido.

¿Habló con Claudio Orrego después de su renuncia?

No. Voy a hacerlo. A él le tengo gran cariño. Su padre fue una persona que estuvo muy cerca mío, sobre todo durante la dictadura. Tengo su foto en mi escritorio.

¿Cómo se toma lo que han deslizado los senadores Matías Walker y Ximena Rincón, de irse y crear un partido propio?

Yo mismo les he dicho que no se vayan, que permanezcan y rectifiquemos nuestras cosas internamente. No es necesario cambiarse de domicilio cuando la casa se está incendiando, hay que apagar el incendio. Además, con los que se están yendo seguramente nos vamos a encontrar en el camino (...). No sé si tendré tiempo para encontrarme con ellos...

¿Hay alguien que le haya manifestado que está arrepentido de irse?

No, no lo van a decir nunca. El ser humano es muy difícil que te reconozca que cometió un error. Estoy seguro que muchos de ellos van a estar siempre con el pensamiento de si lo hicieron bien o mal.

Si la convivencia no cambia después de la junta nacional, ¿en qué pie queda la DC?

No, tiene que cambiar, de unos y de otros. Tenemos que ponernos de acuerdo.

Entre la DC, que estuvo por el Rechazo, apuntan a dar un giro al centro. ¿Qué le parece?

La DC siempre ha estado en la centroizquierda, siempre ha estado por los cambios. Nacimos en la política por la justicia social, no por el centro.

Ignacio Walker confía en que la centroizquierda pueda converger. ¿Le gustaría?

Soy partidario de lo que se hizo en la Concertación. Ese tipo de coalición nos dio la posibilidad de hacer uno de los proyectos políticos más eficientes que ha conocido el país. Lo reconoce hoy día todo el mundo, de la izquierda a la derecha, todos tienen nostalgia de los 30 años. Hoy día me da pena cuando los organismos más importantes del mundo económico y financiero ponen a Chile en el último lugar de América Latina, cuando durante la Concertación llegamos a ser el primero.

¿Cuál es el rol que tiene actualmente de la DC?

Es muy complejo, porque somos casi ignorados. A veces no nos invitan a las conversaciones.

¿Ignorados por el gobierno?

No solo por el gobierno. No somos parte de coalición con nadie, estamos solos. El partido tiene que buscar alianzas y entenderse con otros actores.

¿Su militancia en la DC tiene algún límite?

Voy a estar en el partido hasta cuando me muera. He destinado mucho tiempo en conversar con todos los senadores, diputados, con la actual mesa y la anterior, con los expresidentes. Voy a seguir trabajando y no me voy a cansar, porque creo que el partido no tenemos derecho a sepultarlo.

FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

¿En qué momento asumió el rol de contener a las personas para que no se vayan?

Desde que empezaron los síntomas de quiebre, con la discusión entre aprobar y rechazar.

¿Se lo hizo notar a la directiva del partido?

Yo tuve aquí a Felipe Delpin, sentado en ese sillón. Le dije: “Felipe, no sigas el camino del Apruebo. Van a cometer un error”. Por último, le dije, decreta la libertad de acción. Incluso quedó de acuerdo (...). Después le dije que integren la mesa, que llame a Ximena (Rincón) y a Eric Aedo, quienes son los dos jefes de comité. Integrarlos siempre ha sido la regla del partido. “Sí, lo voy a hacer”, me dijo. No lo pudo hacer. Terminó renunciando porque se sintió sobrepasado por su propia gente.

¿Con la senadora Yasna Provoste habló? Algunos sugieren que ella es la más influyente de la directiva.

Sí, he hablado. Creo es muy intransigente. Tengo muy buena relación con ella, de cariño. Pero tiene una cosa clara: que en el partido se ha producido un conflicto entre dos o tres liderazgos que pretenden proyectarse.

¿Tiene sentido mantener con vida un partido que reúne a personas que son tan distintas?

Hay que juntarlos, hay que decirles: “Ustedes tienen la obligación de entenderse”. En el gobierno de Frei padre yo fui a juntas nacionales en que uno creía que íbamos a salir pegándonos a palos, pero salíamos con acuerdos. Lo peor de todo es cuando la gente hace de la política algo de tipo personal.

¿Qué lo motiva a hacer estas gestiones para unificar al partido?

Estaría traicionándome a mí mismo si guardara silencio cómplice. Un sentir del país ve en la DC un actor que ha sido capaz de hacer cambios con moderación y eficiencia. Esta DC yo no quiero dejarla morir. A lo mejor soy el Quijote, luchando contra los molinos de viento. Si pasan por encima mío, hice todo lo que estaba en mis manos.

Quizás hay parlamentarios que, por considerar que están en un vaivén, tienen más libertad. Se podría interpretar eso del acercamiento que hubo con republicanos. ¿No es así?

Es que no hay conducción. Entonces, claro, unos van por un lado y otros van por otro. Pero son cosas visuales, pero nadie ha firmado un pacto con el Partido Republicano, ni lo va a firmar.

¿Cómo es la recepción de los militantes cuando usted los llama?

Tengo una cosa que me habilita para ser más creíble: tengo una edad que no me hace ambicionar a nada, salvo el bien de mi país y del partido en el cual yo he crecido y le debo mucho. No ando detrás de una senaduría (se ríe).

¿Cómo se toma que el expresidente Eduardo Frei y otros militantes estén con riesgo de expulsión?

En vez de apagar el incendio, le han echado más bencina.

¿Él quiere permanecer en el partido?

Sí, yo estoy seguro. No, no, no. Yo creo que no, por ningún motivo renunciaría, no se lo he escuchado nunca.

¿El expresidente está muy preocupado por el estado de la colectividad?

Como todos. Y no solo preocupado, sino que a uno le duele. A mí me duele mucho. Para mí sería mucho más tranquilo estar en el desierto florido (se ríe).

FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

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