Columna de Nahla Hassan: Aún no nos apunamos



Por Nahla Hassan, periodista y conductora de TNT SPORTS

La operación Calama sigue en marcha. Decir a buenas y primeras que fue un fracaso no me parece bien. Francis Cagigao ha sido claro desde un comienzo: el verdadero objetivo de jugar en el norte era aclimatarse de cara al partido en La Paz. El martes sabremos si el plan dio resultado o si definitivamente nos apunamos. Ahora bien, Chile jugó mal ante Argentina y eso no tiene doble lectura.

Colectivamente la Roja de Lasarte no mostró ideas claras, se vio un equipo plano y lineal. Saltó a la cancha con cuatro centrales, dos de ellos en posición de lateral: se leía desde el comienzo que las proyecciones al ataque no llegarían por las bandas. En el medio campo, tres que venían recuperándose de una lesión y que estaban a media máquina. Erik Pulgar estuvo lejos del nivel que nos tiene acostumbrados, la primera salida en más de una oportunidad fue Maripán y no se logró un equilibro en esa zona de la cancha. Un tridente ofensivo de ensueño, que ilusionaba en la previa, pero que no logró conectarse con el medio campo.

Eso sí, hay jugadores que están tocados con la varita, como Charles Aránguiz. Se recuperó antes de lo pensado, llegó con pocos minutos y en cancha marcó diferencias. El tema es que no encontraba compañía.

A estas alturas, pareciera que Lasarte se ahoga en su intento de encontrar una identidad, una idea de juego. Más allá de los nombres propios o del parado táctico, la era de Machete en la Roja no tiene un ADN propio.

Hoy las ilusiones llegan gracias a individualidades: Ben Brereton Díaz hace fácil lo difícil, como su gol de la esperanza al minuto 20. Alexis con su calidad para controlar, girar, marcar pases al espacio y esa capacidad de tratar de aleonar al resto del equipo para adelantar las líneas cuando el marcador estaba en contra. Marcelino Núñez se pone la 10 de la selección y no le pesa, aunque no estuvo a su máximo nivel, considerando que viene saliendo de una lesión. Joaquín Montecinos encara sin importar a quién tenga adelante y su inyección de energía es lo que se necesita por 90 minutos. Y Charles…bueno, por algo es El Príncipe.

Qatar se ve lejos y sentimos que nos quedamos abajo del avión, pero cuando menos lo pensamos puede caer un estanque de oxígeno, algo que esta generación nos ha demostrado que se puede pasar. Como dijo Gary: “No estamos muertos, seguiremos peleando”.

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