Xi Jinping: Las claves del congreso del PCCh que le daría inédito tercer mandato

El Presidente Xi Jinping aparece en las pantallas durante la celebración del centenario del Partido Comunista Chino, en Beijing. Foto: AP

Se espera que en el cónclave quinquenal que empieza mañana en Beijing, el mandatario sea ratificado en el poder hasta 2027. La atención de los expertos se centra en el ascenso de figuras del Partido Comunista que podrían perfilarse como eventuales sucesores de Xi.


A partir de mañana se da inicio en Beijing al XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China: un evento que tiene lugar cada cinco años, y en el que cerca de 2.300 miembros se reúnen para discutir y elegir a los líderes del siguiente período. Se espera que el Presidente Xi Jinping acreciente su rol como el líder chino más poderoso en décadas, cuando los líderes del partido reestructuren el Politburó y el Comité Permanente.

Banderas de China desplegadas en una calle en Beijing. Foto: Reuters

En qué consiste

El congreso del PCCh, que en general dura una semana, es una reunión en la que sus miembros más importantes eligen nuevos líderes, discuten cambios en la constitución del partido y definen una agenda política para el país.

En esta instancia se redefinen los distintos anillos de poder en la jerarquía del partido. De los 2.300 delegados, 400 forman parte del Comité Central. De estos 400, 25 pertenecen al Politburó o Comité Político. De estos 25, entre cinco y nueve -dependiendo de lo que se decida en cada congreso- pertenecerán al Comité Permanente, en el que descansan las funciones más importantes del partido y el máximo líder, el secretario general.

La composición del Politburó y el Comité Permanente juega un rol centra para comprender los próximos años en China. Al cumplir 68 años, muchos miembros de cada nivel se retiran, dejando abiertas las vacantes para nuevos integrantes pertenecientes a niveles inferiores en la jerarquía.

Un visitante mira la pantalla que muestra a Xi Jinping en el Museo del Partido Comunista Chino, en Beijing. Foto: Reuters

Hacia un tercer período

Desde hace cinco años que se esperaba el tercer mandato de Xi: en ese entonces, rompió con la tradición de presentar un potencial sucesor, ascendiéndolo al Comité Permanente. Meses después, el cuerpo legislativo chino eliminó el límite de mandatos posibles para el Presidente del país, que es el título que adquiere en marzo el secretario general elegido en octubre. Estos dos hechos fueron leídos por los analistas como la luz verde para que Xi encare su tercer mandato hasta 2027.

Aunque la permanencia en el puesto de secretario general no tenía límites de edad, en las últimas décadas los líderes del partido lo han ido cediendo después de un segundo mandato. Además, Xi rompería con otra tradición al no retirarse: normalmente, las autoridades del partido con 68 o más años se alejan en el momento en que ocurre el congreso. Con 69 años, no se espera lo mismo del actual secretario general.

Alex Payette, cofundador del grupo Cercius y experto en el PCCh, comenta la situación de Xi luego de una década en el poder. “La posibilidad de que Xi Jinping siga a la cabeza del PCCh es muy alta, y pasa que muchas veces se malentiende la diferencia entre la voluntad de quedarse y la necesidad: estamos entrando al décimo año de Xi en el poder y su campaña anticorrupción, y se han creado muchos enemigos en el camino. En este punto, la cuestión es menos sobre si Xi quiere quedarse, y más sobre si siquiera es capaz de irse. Si él llegase a irse ahora, caería muy rápidamente en las manos de quien sea que ocupase su puesto”, señala el experto a La Tercera.

A causa del tiempo en el poder y la importancia que ha tenido Xi, muchos intentan ponerlo al nivel de otros grandes líderes chinos, incluido el mismo Mao Zedong. Xulio Ríos, sinólogo español y autor del libro La metamorfosis del comunismo en China, comenta al respecto: “Creo que se abusa en demasía de esa comparación. Xi no es Mao, ni en su poder -a pesar de ser mayor que el de otros líderes recientes- ni en su capacidad teórica, a pesar de la creciente significación de lo que llamamos xiísmo, como guía teórica de esta etapa”, explica a La Tercera.

“Xi aun debe consultar y consensuar muchas de sus decisiones importantes. Sí tienen ambos en común la lealtad política al partido, pero en Xi hay atisbos de liberalismo inimaginables en Mao. Su cierto apego al neolegismo también está ausente en Mao. La creciente adulación, o culto a la personalidad, sí los acerca”, agrega.

Xi Jinping y su primer ministro Li Keqiang llegando al Gran Salón del Pueblo, en Beijing. Foto: Reuters

Reemplazo para Li Keqiang

El primer ministro chino Li Keqiang fue, durante los últimos 10 años, el segundo hombre más poderoso de China y el partido. Ahora, con 67 años, va a tener que esperar hasta marzo para abandonar el cargo, pero se espera que su nombre ya no aparezca cuando se anuncien los nuevos líderes del partido. El mismo Li declaró en marzo que este sería su último año como premier, pero según CNBC, podría mantener su puesto en el Comité Permanente.

Según señala Reuters, Wang Yang (67) es uno de los candidatos más sonados para ser nombrado sucesor de Li este mes. Habiendo sido promovido al Comité Permanente en 2012, y con el título de vicepremier, Wang ayudó a supervisar las relaciones económicas de China con el exterior, incluyendo EE.UU. A pesar de venir de la Liga de la Juventud Comunista, una facción vista como “rival” de Xi, algunos analistas señalan que Wang se habría ganado su confianza manteniendo un perfil bajo y sirviendo lealmente junto a él.

En los últimos años bajo Xi, Wang se ha mostrado con tendencias reformistas más moderadas, en contraste a líneas más duras del partido en temas sensibles como Taiwán, Xinjiang y el Tíbet. “Es, sin lugar a dudas, el más liberal de todo el Politburó”, dijo Willy Lam, experto de la Universidad China de Hong Kong, a Reuters.

También hay quienes ven en Hu Chunhua (59), el más joven de los viceprimeros ministros promovidos en 2018, un candidato a suceder a Li Keqiang. En este tiempo, Hu ha estado supervisando la disminución de la pobreza, la agricultura, el comercio durante la pandemia y las políticas económicas cada vez más dirigidas desde el Estado.

Sobre esta última posibilidad, Xulio Ríos señala que podría abrir especulaciones respecto al sucesor de Xi, en cinco años más. “Si Hu Chunhua sucede a Li Keqiang al frente del gobierno, Chen Min’er, jefe del PCCh en Chongqing, quizá podría aflorar como delfín. Anticipar un sucesor sería lo aconsejable para evitar riesgos que pudieran afectar a la estabilidad. Un no señalamiento de un hipotético sucesor acercaría a Xi a la consideración de líder vitalicio y podría presagiar una crisis sucesoria a medio plazo. Si, como parece, la seguridad política es una premisa mayor para Xi, se alejará de ese escenario”.

Además de Chen Min’er (62), The Washington Post coloca como eventuales sucesores de Xi a Hu Chunhua (59), Ding Xuexiang (60) y Li Qiang (63). “Si suben al escenario en el Gran Salón del Pueblo al final del congreso, podrían proporcionar pistas sobre el grado de control de Xi como líder del partido y Presidente de China”, indicó.

Foto de los miembros del Comité Permanente del Politburó que fueron promovidos el año 2012, cuando Xi Jinping llegó a la Secretaría General del partido. Foto: Reuters

Correlación de fuerzas en el Politburó

Aún cuando la continuidad de Xi está casi asegurada, el secretario general tendría otros objetivos políticos que cumplir. Por una parte, querrá nombrar la mayor cantidad de aliados y pertenecientes a su facción del partido en posiciones de poder e influencia. Ahora bien, enfrenta a otras facciones que podrían impedir eso: por un lado, la “banda de Shanghai”, liderada por el exsecretario general Jiang Zemin, y por el otro, la facción más cercana al otro exsecretario general, Hu Jintao, y la Liga de la Juventud Comunista.

Las selecciones y promociones que se hagan durante este congreso podrán servir así como un barómetro para saber cuánto es el poder de Xi al interior del sistema político chino, así como la futura dirección del país. Esto se sabe al final del cónclave, cuando los nuevos líderes del partido hagan una entrada al Gran Salón del Pueblo en Beijing, caminando en orden de importancia.

“Son muchas las formas en las que se pueden clasificar las diferentes facciones o clanes que coexisten en el PCCh. En este sentido, este congreso puede significar el fin de la influencia supina y prolongada del clan asociado a la figura de Jiang Zemin. Es probable que se queden fuera del Comité Permanente del Politburó. Por el contrario, la continuidad de Wang Yang o el ascenso de Hu Chunhua, ambos asociados a la Liga de la Juventud Comunista, augura una cierta prolongación. Todo ello en un contexto marcado por una acelerada concentración del poder en torno al secretario general y, a la vez, de fragmentación de los clanes territoriales y sectoriales así como de las corrientes que ideológicamente pudieran discrepar de algunos aspectos de su política”, comenta Ríos.

Los residentes de Hong Kong hacen fila para hacerse tests de Covid. Foto: AP

Determinaciones frente al “Covid Cero”

La manera en que China ha manejado la pandemia, a través de la política “Covid Cero”, se ha vuelto una marca de la gestión de Xi. Mientras gran parte del mundo intenta volver a la normalidad, las autoridades chinas han intensificado sus esfuerzos para contener los brotes, a través de cuarentenas estrictas y testeo masivo. En las últimas semanas, más de 70 ciudades han estado bajo encierro parcial o total, afectando a cerca de 10 millones de residentes.

Alex Payette considera que esta política continuará, más allá de lo que pase en el congreso del PCCh. “No esperemos que el ‘Covid Cero’ desaparezca hasta el fin de 2023, sino hasta el inicio de 2024. Notarás que a medida que pasa el tiempo, se habla cada vez menos de ‘curar la enfermedad’, y mucho más de implementar ‘medidas de gestión’. En cierto grado, la vacunación de la población china no está en las tres prioridades del gobierno, y manejar el Covid se ha vuelto un fin en sí mismo para el congreso. Se ha vuelto una explicación para todo: ¿por qué le economía está mal? Covid. ¿Podemos cortar salarios en altos ejecutivos? Covid. Y así”, señala.

En ese sentido, Payette acusa una suerte de instrumentalización política de la pandemia. “A medida que el tiempo avance en 2022, verás que el Covid se ha vuelto la excusa de casi todo, y cada cambio drástico se ha justificado en el Covid. Y en este momento no hay interés en quitarlo, en acabar con él, porque se ha vuelto la explicación de cualquier decisión política, el gobierno se apoya en esto y le es muy conveniente. Y la segunda cosa es que mantener el ‘Covid Cero’ es una forma de probar la lealtad de los líderes locales de cada ciudad. Si alguien se niega a aplicar la política ‘Covid Cero’, eso muestra deslealtad con el Comité Central y Xi Jinping. No hay interés en quitar la pandemia, es muy conveniente por una variedad de razones y es un tema altamente politizado”, considera el experto.

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