Punya Mishra: “La IA no distingue entre verdad y falsedad, lo que puede ser problemático en el aprendizaje”
De visita en Chile para participar del lanzamiento del programa International College de la Universidad Andrés Bello, este experto en educación y nuevas tecnologías de la Arizona State University, nos habla de las ventajas y limitaciones de integrar la Inteligencia Artificial en la sala de clases. “La naturaleza del aprendizaje es social, y si lo trasladamos a estar sentado frente a un dispositivo perdemos algo fundamental, que es intercambiar ideas con diferentes personas”, dice.
Hijo de una escritora y autora de más de 17 libros, recién a los 60 años el ingeniero y doctor en Psicología de la Educación indio Punya Mishra pudo leer una de las obras de su madre.
¿La razón? Ella escribía en su lengua nativa, un dialecto llamado oriya, que el pequeño Punya jamás aprendió porque durante su niñez sólo le enseñaron a hablar el idioma que le abriría las puertas del mundo: el inglés.
Sin embargo, como no hay mal que dure un siglo, gracias a la inteligencia artificial generativa Punya Mishra generó un código para crear una app que le ha permitido traducir los textos. “Por eso, puedo decir que la tecnología es increíblemente poderosa si la vemos desde la perspectiva correcta”, afirma.
Lo dice, también, después de dedicar más de la mitad de su vida a investigar cómo las nuevas tecnologías han permeado la forma en que las personas aprendemos y enseñamos, cuánto podemos delegar en ellas y qué debe ser de escrutinio exclusivamente humano.
Ahora, desde su rol como director de la cátedra Innovative Learning Futures, dependiente del Mary Lou Fulton College de la Arizona State University (ASU), su dedicación más reciente ha sido intentar comprender qué rol tiene y tendrá la IA generativa: una herramienta completamente distinta a todo lo que se había desarrollado antes.
“Nunca antes habíamos tenido una tecnología capaz de hablar con nosotros, de usar la primera persona, de simular emociones. Una tecnología que diga cosas como ‘¡Oh, qué maravilla!’ o que intente complacernos”, ejemplifica el académico y agrega:
“Además, sabe mucho, pero también es propensa a inventar cosas. Las personas creen que este problema que tiene la IA hoy con las alucinaciones (es decir, datos o respuestas que asegura son correctas, pero tienen errores garrafales) desaparecerá, pero yo no lo creo. Es una característica inherente a su funcionamiento”.
Frente a este escenario, y ante la creciente tendencia mundial de incorporar la IA en los procesos educativos -a veces a diestra y siniestra-, Mishra tiene una postura clara:
“Lo principal es comprender la naturaleza de esta tecnología, que es probabilística. Al darle una secuencia de palabras, simplemente calcula la probabilidad sobre cuál debiera ser la siguiente palabra lógica. No comprende el mundo real. No distingue entre verdad y falsedad, lo que puede ser muy problemático en un contexto de aprendizaje”, dice, y pone un ejemplo:
“Si le pides que cree una imagen de un sistema solar, no puede hacerla sin estropearla, pero te afirmará que es perfectamente correcta. Sin embargo, eso no significa que no pueda realizar tareas realmente potentes. Esa es su gran paradoja. Lo más importante es que los educadores reconozcan sus fortalezas, sus debilidades y sus errores, y a partir de ahí tomen decisiones en lugar de asumir implícitamente que lo que hace está bien”.
La IA generativa, dice, “es como tener que tratar con un estudiante inteligente, borracho, psicópata y parcial a tu lado todo el tiempo. ¿Sabes? Es maravilloso tener un buen estudiante. Pero este es como que si se hubiera tomado un trago. Inventa cosas. Es difamador e intenta complacerte. Te dice: ‘Oh, eres tan inteligente’, entonces te hace sentir seguro contigo mismo. Y eso, quizá, no sea tan bueno en un entorno de aprendizaje, ¿verdad?”.
“No creo en la retórica de que usar la tecnología es inevitable”
Hace unos días, Punya Mishra estuvo en Chile hablando sobre este tema en el marco del lanzamiento del programa UNAB International College, que permitirá a los alumnos de pregrado de esa casa de estudios obtener un doble grado.
En ese contexto, Mishra, director de Aprendizaje Innovador del Instituto de Ingeniería del Aprendizaje de ASU -que en 2026 tendrá dos programas disponibles para estudiantes UNAB-, dio una clase magistral en la que entregó pautas para comprender la IA, lo que puede hacer, lo que no y cómo los educadores pueden aprender a usarla de manera apropiada y eficaz.
Durante su exposición presentó, además, su famoso método “TPACK” (sigla en inglés para Technology, Pedagogy y Content Knowdledge), que promueve que, al abordar cualquier tipo de enseñanza -de música, matemáticas, artes, historia o la materia que sea-, un profesor debe tener claro sus objetivos de aprendizaje, cómo enfocará los contenidos y qué tecnología le ayudará a lograrlos.
“Por ejemplo, si quieres memorizar los nombres de las capitales de los países del mundo, una tarjeta de memoria es la mejor opción. No necesitas Wikipedia, ni un blog ni nada parecido. Pero si quieres que los estudiantes se conviertan en buenos escritores, entonces tienes que hacer que escriban y revisen los textos de sus compañeros”, dice Punya Mishra.
“En resumen, el TPACK afirma que el tipo de conocimiento que un docente necesita va más allá del simple dominio del contenido. Por supuesto, es fundamental, pues sin dominar el contenido, ¿qué se puede enseñar?”, añade.
-¿Terminará la IA reemplazando a los profesores?
-Creo que todavía no está claro cómo acabará esto, porque la IA puede considerarse un complemento del profesor, lo cual me parece una forma inteligente de verlo. Pero cada vez se ve a más gente que dice que podrá reemplazarlo, y creo que esa idea es muy problemática por lo que ya he mencionado -advierte el experto indio.
“De lo que sí estoy seguro es de que la naturaleza del conocimiento docente tiene que evolucionar para adaptarse a esta nueva tecnología, porque es muy potente y extraña. Si la usas con regularidad, acabarás viendo qué puede hacer bien y qué no, y creo que es fundamental que los docentes lo hagan. No hay otra opción que lanzarse y empezar a experimentar. La naturaleza del conocimiento docente tiene que cambiar ante este nuevo tipo de criatura, entre comillas, que ha entrado en nuestro ecosistema educativo”.
-Pero hay aspectos que son irremplazables de un educador.
-La naturaleza del aprendizaje es social, y si lo trasladamos a estar sentado frente a un dispositivo perdemos algo fundamental de la educación. Esta se basa en intercambiar ideas con diferentes personas. Esa interacción es crucial para el aprendizaje; es decir, el hecho de que tengas una idea distinta a la mía y podamos debatirla. Esa es la base de la democracia y la base de la educación.
-¿Qué consejo les daría a aquellos maestros que tienen reparos en incorporar la tecnología?
-Primero, quiero decirles que evito tachar de deficientes o temerosos a quien toman esta opción. A veces, sí puedes enseñarles a los niños sobre la fotosíntesis, por ejemplo, llevándolos al parque y haciendo experimentos allí mismo, sin usar la tecnología. ¿Quién soy yo para juzgar? No creo en la retórica de que es inevitable usarla, o de que si no la usas, te quedas atrás. Eso es lo que puedo decirles: que no tienen ninguna presión de usarla. Su trabajo es ser buen profesor, que sus alumnos comprendan lo que es necesario comprender.
Los efectos de la IA fuera de la sala
Más que las consecuencias de la IA dentro de la sala, la Punya Mishra le preocupan las que podrían darse fuera de ella.
“Hace poco escribí una publicación sobre los niños en la India: un estudio etnográfico muy exhaustivo sobre niños de 12 y 13 años en un pueblo cercano a donde vivían mis padres. A ellos se les estaba impartiendo contenido de extrema derecha, casi fascista, a través de YouTube, hasta el punto de que empezaron a cuestionar los libros de texto de historia que les daban en la escuela”, cuenta.
“El diseño de las redes sociales, de plataformas como YouTube y WhatsApp, que priorizan la interacción por sobre el conocimiento y el desarrollo personal, y que se centran en el tiempo que pasas en ellas, ha distorsionado el clima sociopolítico global”, asegura Mishra, quien ve en plataformas como Chat GPT este modelo que alimenta y promueve pasar mucho tiempo frente a la pantalla, principalmente para alimentarse de los datos que le vamos entregando.
De todas maneras, Mishra prefiere ser cauto. En el pasado, su predicción sobre el efecto e influjo de los adelantos tecnológicos ha terminado cambiando en 180 grados y quizá esta vez, en unos años más suceda algo similar, dice.
“En 2007, 2008, cuando se popularizaron las redes sociales, pensaba: ‘Guau, esta es la nueva revolución de Newton, ¡todos podremos convertirnos en editores de contenido! El próximo Renacimiento ha llegado’. Ese era yo. Ahora me doy cuenta de lo ingenuo que fui, porque en ese momento no comprendía el poder de los algoritmos y cómo nos harían vivir en burbujas informativas que han radicalizado nuestro pensamiento. Ahora, cuando pienso en la IA, digo que en 10 años más no quiero mirar atrás al Punya de 2025 y decir: ¡Qué idiota fuiste! ¡Has vuelto a hacer el ridículo!”.
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