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Arqueología urbana

El decorador Lázaro Rosa-Violan abre la puertas de su casa-estudio en Barcelona, un enorme piso de 580 m² más 600 de terraza de una atmósfera moderna donde recupera elementos con fuerte personalidad y crea ambientes únicos.

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"ME GUSTAN los espacios con alma -cuenta Lázaro Rosa-Violan, uno de los decoradores españoles más solicitados en la actualidad-; para lograr mis atmósferas busco objetos antiguos, muebles reciclados de otros lugares, me gusta la sensación de que los objetos ya estaban allí con el tiempo, odio las imitaciones y lo falso". El más perfecto ejemplo es este enorme piso de 580 metros cuadrados y otros 600 de terraza donde Lázaro y su perro Bosco viven, más unas  8 personas que llegan en horario laboral, ya que Lázaro instaló allí las oficinas de su estudio Contemporain Studio. Lázaro adora nutrirse del arte, diseño, decoración y fotografía. Se dedicó a la pintura en el pasado, hasta que abrió un restaurante en Formentera con su hermano y otros socios; el interior de aquel restaurante estuvo a su cargo, y tal fue el éxito que desde entonces todo fue creciendo a pasos agigantados.

living En un antiguo almacén de algodón del s. XIX se despliega el salón; los pisos de madera, la altura de 5 metros, las molduras, los pilares y hasta la chimenea con embocadura francesa hacen gala de ese pasado. En ese contexto destacan los sofás chesterfield, los asientos tunecinos en porcelana, la butaca Roi -diseño de Lázaro-, las lámparas de cielo de Paco Rabanne y por supuesto las esculturas de Henri Moore.

Su enorme capacidad para imaginar interiores únicos, de calidad poética, lo consagró cuando el empresario gastronómico Luis Camòs montó una docena de restaurantes cheap y chic dispersos por Barcelona (La Polpa, Flamant, Balthazar, etc.), y fueron un éxito rotundo. Recuerda que cuando fundó su estudio por el 2003 no había buenos bares y restaurantes que tuvieran una atmósfera especial, buen servicio y comida sin la necesidad de pagar mucho.

En los últimos 8 años su cartera de clientes creció notablemente: hoteles como el Pulitzer, La Malcontenta, Praktik, el reciente D.O en Barcelona y más obras en Roma, Buenos Aires, Ibiza, Filipinas y Puerto Rico.

Su casa fue en el pasado un almacén textil en un edificio de principios de siglo -"no bien  estuvo en venta me lancé a comprarlo"-; se mudó en 2005 y ahora funciona como laboratorio de ideas. Recuerda que los antiguos dueños habían trabajado hasta el último día y estaba lleno de feos muebles de oficina; se pintó, se agregó otro baño y a las dos semanas se instalaron. Los muebles fueron llegando de a poco; eran sobrantes de proyectos y se colocaron sin ninguna distribución especial. Cuenta que esto, sumado a sus compras en los viajes y ciertas antigüedades hicieron el resto: un gran salón de 200 metros cuadrados lleno de luz natural -donde nunca faltan las flores-, un baño con boiseries de madera, una biblioteca, dormitorios, una cocina y comedor más una gran terraza de aire colonial para estar siempre de vacaciones; un sinfín de cosas en un lugar por demás gigante en el que trabaja, vive y recibe a sus clientes, pudiendo conciliar todas estas funciones en una.

INSPIRACIÓN

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