Arriba, abajo o de costado
Que importante es iluminar. Lámparas de pie, de muro, dirigibles o estáticas, colgantes o de piso, una variedad que hay que saber dominar a la hora de elegir y combinar, desde distintas posiciones la iluminación de un espacio, para así completar la visión de la figura y no distorsionar la imagen. Oriana Ponzini, experta en el arte de iluminar, nos dio los mejores tips para hacerlo.
“Las más usuales son utilizadas para provocar una iluminación indirecta que ilumine hacia el cielo. Normalmente, tiene como fuente de luz una lámpara halógena de 300 w y su encendido es con dimmer para poder regular la cantidad que se quiere. Por lo general, tienen un bajo costo inicial y un alto consumo, pero te permiten una amplia flexibilidad en el uso. Se pueden poner donde quieras y regular el nivel de iluminación, lo que te permite variar la apariencia de un lugar. Si tienes un cielo claro, se puede lograr una uniformidad en el espacio, ya que la luz indirecta suaviza sombras, por lo tanto es una muy agradable para tenerla como base en lugares para trabajar”, nos cuenta Oriana Ponzini, arquitecta y experta en iluminación. Este tipo es recomendable en zonas donde se ve televisión y se quiere tener una atmósfera de poca luminosidad general. También es buena para zonas de trabajo donde hay un complemento que da una luz generalizada en todas las superficies y que ayuda a que los ojos no se cansen, a lo que se le suma una luz localizada hacia donde se trabaja. “También, si hay un living con una estructura de techo a dos aguas o con un techo de madera bonito y lo quiero destacar, es apropiado usar una iluminación indirecta dada por una lámpara de pie, con una ampolleta halógena. La antigua lámpara de pie que es con pantalla, es muy cómoda para ponerla detrás de un sofá. La luz te llega por detrás hacia el libro y no crea reflejos molestos. Ideal es acompañarla con pantallas opacas para no tener la fuente luminosa muy cercana a la cara”, aclara la arquitecta.
Están las de brazo fijo y otras como la Tolomeo que tiene un brazo articulado. La ventaja que tiene, por su brazo y pantalla dirigible, es que te permite cambiar la dirección de la luz, por lo tanto, puedes cambiar el carácter del espacio y dirigir la luz hacia el piso, el muro o el cielo y crear una atmósfera dinámica gracias a ello. “Existen para pared, de mesa o de pie y se pueden usar con distintas potencias que van desde 20 w hasta 100 w, dependiendo de lo que se quiera lograr”, comenta la especialista.
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Lámparas de muro
“La luz se ve cuando se refleja sobre una superficie, por lo tanto, cuando emites una luz, debes pensar en qué muro se va a reflejar. Si se quiere ser eficiente hay que ponerla cerca de una pared. Cuando llegas a un espacio, te gusta ver los límites, de esta manera en los que hay vida, se necesitan ver las superficies iluminadas, no así en los espacios íntimos, donde las cosas son privadas”, explica la arquitecta. Uno relaciona lo público, abierto, ordenado y limpio con colores claros y mucha luz. Esto se da en los lugares más impersonales como baños y cocina. Es distinto si quieres hacer un baño con muro general suave, para crear una sensación de luminosidad, a cuando se quieren hacer acentos.
Si quiero un baño suave es bueno usar un equipo con una lámpara fluorescente o una lámpara incandescente atenuada, pero si quiero hacer acento voy a trabajar con lámparas incandescentes, reflectoras y halógenas.
En un living se pueden usar, por ejemplo, para destacar obras de arte. Los apliqués también son una buena alternativa, ya que dan una luz multidireccional, amplían los espacios, no necesitan una base de apoyo -como lo es una lámpara de sobre mesa- y pueden ser solamente de luz indirecta o multidireccional; son decorativos y aportan al espacio.
Tienen la ventaja de ser una fuente multidireccional y ser, además, un artefacto ornamental que viste el espacio. “Tiene la desventaja de ser un elemento fijo dentro del lugar y si es una lámpara con cierto volumen necesitas altura de montaje. En la arquitectura barroca, que tenía tantos detalles ornamentales en sus terminaciones, una lámpara de lágrimas, que multiplica por mil cada rayo de luz, era muy necesaria para destacar cada uno de esos pliegues arquitectónicos. También, puedes tener colgando un simple tubo fluorescente que entrega la luz multidireccional de una forma limpia, sencilla, eficiente y fácil de mantener que, por ejemplo, para una cocina contemporánea resulta una linda respuesta”, aconseja Oriana.
Las más comunes son las lámparas globo, “yo las usaría en una zona de circulación, ya que sus luces son multidireccionales. Además, por estar muy presentes en tu campo visual no deben tener mucha intensidad y hay que tener cuidado porque, por lo general, son de materiales frágiles”, nos dice Oriana.
“Su función es entregar luz hacia la cara para destacar los rasgos de las personas a ese nivel”, explica la especialista. Lo que interesa es tener una lámpara con buena base, con peso para que no se de vuelta, y que tenga una pantalla traslúcida que cumpla con la función de traspasar la luz hacia la cara y borrar las sombras que produce el reflejo que viene desde el techo. “Hablando de lámparas incandescentes, yo no usaría más de 60 watts para una lámpara de sobremesa, porque lo que interesa es dar una luz suave, no intensa”, suma Oriana.
- Usar apliqués de velador es buena idea, ya que libera la reducida superficie que uno tiene pensada para la lámpara de velador. Se ponen a 1,10 metros de altura, que es lo que uno necesita. "Lo ideal es que tenga un brazo articulable que permita dirigir la luz dependiendo de cómo sea el brillo del papel del libro que tú leas", destaca la arquitecta.
- Con las lámparas incandescentes se pueden usar dimmer para ahorrar energía y no perder la calidad de la luz.
- Siempre es bueno averiguar cuál es el rendimiento cromático de la fuente de luz que se está comprando.
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