MasDeco

Editorial

Hace rato que estamos esperando las lluvias o un poco de frío; finalmente, que el invierno se haga presente. Pero poco o nada ha pasado, a pesar de los pronósticos de que llega “el niño” o “la niña”... ojalá llegue la familia completa y pase algo, el aire de Santiago está irrespirable y el país de norte a sur con sequía, que no aguanta un año más. Esta situación  es algo cada vez menos anormal o extraordinario, transformándose en la norma, y lamentablemente como país estamos cero preparados. Al igual que las políticas energéticas que han estado en latencia los últimos veinte años, las políticas de agua y riego son casi inexistentes.

Lo hemos dicho otras veces, por las condiciones geográficas a todo lo largo del país, nuestros ríos son de corrientes muy rápidas; si llueve, crecen de manera inmediata, si no, se secan igual de rápido; no son ríos capaces de acumular agua, y lamentablemente cuando hay exceso de agua esta termina en horas en el mar.

Chile necesita una red de acopio de agua, embalses en todas las regiones, en lugares donde la agricultura ha invertido en tecnología, deteniendo el avance del desierto, pero magia no pueden hacer si no existen políticas públicas que los apoyen.

Lo más triste de esto es ver cómo la crisis de agua no solo ha afectado a plantaciones y cultivos, sino la calidad de vida de gente que hoy depende de camiones aljibes y que se han adaptado a esta situación, tomándola como algo normal o permanente.

En momentos de tantos anuncios de cambios y nuevas medidas, me gustaría escuchar algo concreto y con plazos reales sobre el agua, una necesidad país y de urgencia para muchos.

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¿Vas a seguir leyendo a medias?

NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE