Ilumínese
¿Ha intentado relajarse en un lugar demasiado iluminado? Es tan difícil como trabajar en uno sombrío. No basta con que nos evite chocar con los muebles y las paredes, la iluminación tiene una enorme influencia en nuestros estados de ánimo; cuando es la apropiada nos facilita las tareas, nos hace sentir seguros y cómodos. El potencial real de un espacio solo se expresa bajo la luz correcta. Dos destacados diseñadores de iluminación nos guían para encontrarla.
El estudio de iluminación Diip está pasando por un excelente momento. Entre sus proyectos recientes cuentan la Línea 3 de Metro, el Boulevard Casa Costanera, la Sala Histórica del Museo Naval, la Facultad de Arquitectura, Artes y Diseño, y la de Educación de la UDP. Pero además son cada día más requeridos para proyectos residenciales. “Ha crecido mucho la demanda por especialistas en iluminación en ese ámbito. Parte importante del proceso es la interacción con el cliente, para explicarle cuáles son sus opciones. Tratamos de que entiendan lo que pasará. Respondiendo a la arquitectura y la decoración, llegamos a las soluciones junto a ellos”, explica Gonzalo Sáez. “No llegamos diciendo ‘esto es lo que hay que hacer’. Más bien preguntamos cuáles son sus gustos, cómo van a trabajar los interiores, más o menos qué tipo de decoración montarán, si habrá arte. No trabajamos en casas vacías sino entre sofás, cuadros, arrimos; bajo vigas y cielos”, agrega Felipe Vicuña, su socio. Él es arquitecto de la Universidad Andrés Bello y magíster en Lighting Design del Politécnico de Milán; Gonzalo es diseñador con mención en iluminación arquitectónica de la misma universidad. Así como ellos enfrentan cada nuevo proyecto con preguntas de ese tipo, alguien que quiera sacar el máximo partido a sus espacios debe comenzar por ahí: identificando los usos específicos que estos tienen. De esta manera se determina la función que la luz debe cumplir.
Aunque son más inestables en su funcionamiento, su vida útil es más corta y consumen más energía en relación a tecnologías más recientes, la ampolleta de filamentos que inventó Edison hace más de 100 años, hasta ahora, ha sido la más empleada a nivel residencial. Esa situación debería cambiar cuando están desapareciendo de las tiendas y ferreterías, pero básicamente se debe al alto costo de los buenos leds y a que en las casas suele privilegiarse la luz de más calidad en términos de pureza. El Sol, la fuente de luz por excelencia, es incandescente. Las ampolletas de filamentos y las alógenas -que funcionan bajo el mismo principio, pero con un gas que extiende su vida- también lo son, y por eso presentan los colores de una manera más parecida a lo que el Sol lo hace. “Bajo un led o un fluorescente que no es de buena calidad o no está bien indicado la piel se puede ver pálida, no sana, en tonos de verde o morado; la comida puede verse menos rica. Mucha gente dice ‘no quiero un fluorescente de carnicería’, pero tenemos al menos 5 posibilidades de temperatura de color. Hay matices, pero tú debes decidir si optas por la eficiencia energética o la mejor presentación de los colores”, explica Gonzalo
También se considera la diferencia en metros cuadrados y horas de uso. En promedio las luces en una casa permanecen encendidas 5 horas al día. Normalmente se busca más el confort y la versatilidad, tener mayores posibilidades de contraste, para subir desde algo íntimo a una reunión con invitados, por ejemplo. “Logras eso muy fácil y económicamente con incandescentes o alógenas y un dimmer. Puedes presentar un mismo espacio de distintas maneras de acuerdo a tu estado de ánimo o el uso que vas a darle en el momento. El living puede ser un lugar de estudio, para reunir a la familia o para pololear. Puedes tener la cantidad de luz adecuada por 5 mil pesos”. El dimmer además puede prolongar la vida útil de las ampolletas hasta el doble. Siendo el uso lo determinante, fluorescentes y leds no tienen ningún inconveniente en lugares como bodegas y jardines.
A pesar de lo difícil que es hacer generalidades, sin el contexto de una arquitectura puntual, Felipe Vicuña y Gonzalo Sáez entregan algunas recomendaciones para distintos espacios.
BAÑO
Ubicar la luz del baño en el cielo es parecido a ponerse una linterna bajo la barbilla: marca todas las sombras de la cara, es como para una historia de terror. La mejor luz en el baño es blanda y difusa, frontal. Un par de apliques bonitos a los lados del espejo permiten a las mujeres maquillarse y a los hombres afeitarse más cómodamente. Si el baño es grande, si hay más trabajo en el diseño o elementos de lujo, puede haber luces de apoyo sobre estos para destacarlos.
EXTERIORES
"En el exterior nos enfocamos en iluminar los planos verticales de la casa para que se vea que hay movimiento. Cuando hay trabajo de paisajismo destacamos lo más característico. Generamos una composición que sea funcional y a la vez aporte a la estética de la casa", explica Felipe.
Por norma las escaleras y otros lugares de mucho tránsito deben tener mayor intensidad de luz.
DORMITORIO
En este espacio Diip trabaja normalmente con tres layers o capas de luz. Una asociada a los veladores, que es una luz de lectura, la última que se apaga. Otra asociada al clóset si lo hay, que es más de trabajo, para poder encontrar lo que se busca en él. Y otra general que, dependiendo de la escala, puede ser un par de apliqués en un muro, que entreguen iluminación blanda y suave.
COCINA
Como área de trabajo requiere mucha luz, para manipular cuchillos y otros implementos delicados. Los niveles deben ser más elevados y el tipo debe ser plano para evitar las sombras. La luz fluorescente es perfecta aquí con una buena especificación de temperatura. Siempre de cálidos a neutros, en un rango de 2.700 a 4 mil grados Kelvin. Eso aún presenta las verduras o las carnes en su verdadero color. Normalmente se venden como luz día o blanco cálido. "La cocina tiene cada vez más protagonismo dentro de la arquitectura moderna. Muchas veces se abren al comedor o al living. Por eso hay que ponerle especial atención a la iluminación ahí", comenta Gonzalo.
Hoy hay equipos de bajo costo que usan fluorescentes y son estéticamente atractivos. “Puedes usar una lámpara colgante de doble emisión, que dé luz indirecta hacia el cielo y una directa que caiga. La luz indirecta siempre es más rica, más blanda”, dice Felipe. Cuando la altura es reducida los colgantes tienden a venirse encima del usuario y es recomendable una luz adosada al cielo.
Especialmente en las cocinas amplias, las luces de apoyo sobre los mesones, bajo los muebles aéreos, aportan dinamismo. “Puedes apagar las generales y dejar las de apoyo para crear una escena muy interesante. Dos escenas son suficientes para una cocina”, indican. Los fluorescentes ya no son solo tubos. Hay circulares y con base de ampolleta incandescente. Comúnmente la gente las llama colas de chancho o de bajo consumo.
Un comedor de diario da la oportunidad de tener algo más decorativo, con personalidad, de plástico, vidrio o metal. Muchos expertos hablan de 70 cm como distancia apropiada entre la superficie de la mesa y el colgante, pero Gonzalo opina que depende del gusto del usuario y del diseño de la lámpara, si es resplandeciente u opaca, entre otros factores.
COMEDOR
Los colgantes deben colgar. Muy pegados al techo pierden su condición de objeto flotante. Sobre la mesa del comedor, en opinión de los expertos que consultamos, puede ir un poco más baja, siempre y cuando no dificulte los usos naturales de esta.
“Es rico que sea parte de la experiencia de sentarse en la mesa. Puede ser algo transparente, que no interrumpa la visión. Una vez más, depende de la forma de la luminaria y el contexto. Tampoco es una obligación tenerlo. Si el comedor, por ejemplo, esta pegado a ventanales con muy buena vista quizás no te gustaría taparla y preferirías algo adosado al techo o muy permeable volumétricamente”, dice Gonzalo.
Un plafón pegado al cielo o un anillo de luces embutidas suelen ser más anónimas en cuanto a presencia, pero son muy útiles como apoyo cuando hay más gente que la acostumbrada.
Aparment Therapy señalaba en un artículo reciente que cada espacio requiere al menos tres luces independientes. Felipe y Gonzalo prefieren hablar de tres situaciones de iluminación diferentes, que pueden lograrse con una sola luz: baja, media y fuerte. Los rieles de luz son buenas opciones para comedores con muros amplios, cuando los usuarios tienen interés especial por el arte y tienen cuadros que van cambiando regularmente. El riel es versátil y permite poner o quitar luces de acuerdo a las necesidades que surjan. Además aporta aspecto de galería.
Los bañadores de muros distribuyen asimétricamente la luz. Se utilizan con cuadros particularmente grandes cuando se espera que la luz se distribuya bien en el plano vertical. Pero generalmente, por la complejidad de su instalación, se incluyen en la construcción de la casa, en proyectos muy específicos.
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