La simpleza de las cosas
Funcional y simple son las cualidades esenciales de esta casa, que mezcla grandes piezas de diseño de una forma completamente eficaz y utilitaria.
La historia de esta casa es muy especial. Partió siendo un DFL2 de 140 m2 construido hace cuarenta años por el pintor y arquitecto Pablo Burchard “una de las pocas casas que proyectó”, nos cuenta su actual dueño el arquitecto Ramón Valdés, uno de los socios de Sala Vitra, quien tiene además la representación exclusiva de Vitra en Chile. “En los años ochenta Álvaro Aguirre y Carlos Alberto Urzúa, arquitectos que hoy proyectan grandes edificios, le hicieron a ella una ampliación de 28 m2. No deja de ser simpática esta situación” agrega entusiasmado.
Ramón llegó hace cuatro años desde La Dehesa. Lo recibieron la casa con su historia y un barrio urbano, “donde hay diversos servicios y equipamientos, áreas verdes y calles con veredas para caminar. Estoy feliz aquí, cerca de mi oficina y a un paso de todo” señala. Y es que desde hace tiempo tenía ganas de volver a conectarse con la ciudad.
Los cambios que le hizo al llegar tuvieron que ver con la construcción del volumen de dos pisos de estructura metálica, que une los dos bloques originales de la vivienda, con amplias ventanas que aprovechan la luz y la vista al nororiente. La otra modificación importante tuvo que ver con la fachada de acceso. Aquí lo que se hizo fue eliminar la reja, que hace que su frente se integre completamente a la vereda. “Ojalá se repitiera más en Santiago, porque aporta al espacio público”.
A Ramón siempre le han gustado los muebles, de hecho muchos de los que hay aquí los tenía desde antes de comenzar su trabajo para Vitra, todos originales. “Son diseños clásicos y modernos, piezas que tengo hace tiempo, de esos que duran toda la vida” señala. En el living esta mezcla se da de una forma habitable, rica y funcional, “llama la atención este espacio, que está compuesto casi en su totalidad por muebles que se podrían percibir como fríos y la verdad es que pasa todo lo contrario, son cálidos y se usan muchísimo”. Y claro que dan ganas de sentarse en el Elephant de Charles & Ray Eames, que a simple vista parece un juego de niños, pero que en realidad aquí es usado como una cómoda banqueta. O en el sofá Polder en rojo, diseñado por Hella Jongerius, otro de los favoritos para compartir en esta parte de la casa.
Ramón siempre pensó que esta casa debía mantener su carácter sencillo y práctico ante todo. “A mí gusta la simpleza de las cosas: en la decoración, la arquitectura, el diseño, en todo. Aquí todo se hizo pensando a una escala pequeña, que es muy funcional porque en un espacio reducido están todas las comodidades. Mientras más cosas uno tenga más enredado es”.
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