Nueva York y Toronto

Visité ambas ciudades durante febrero, aprovechando la no exigencia de engorrosos trámites para entrar. Todo rápido y fácil, y en ambos casos sabían absolutamente todo de mí.
Estas dos atractivas urbes, no siendo capitales, son las más importantes de ambos países, muchas veces criticadas, pero son finalmente en donde todos, absolutamente todos, quisieran vivir o al menos conocer: son seguras, hay trabajo, mezcla cultural y racial, son puntuales, permiten todo tipo de expresiones, de gran actividad cultural, hay respeto por todo... se ‘juega’ a otro nivel. En general todo es más caro (salvo los ‘sales’, que son de verdad).
Lo primero que llama la atención es el frío que hay en ese período, días con -17 °C y nosotros veníamos de un Santiago con +33 °C; es decir en unas 24 horas teníamos unos 50° de diferencia, un gran cambio climático relativo y no es complicado adaptarse.
Lo segundo que impresiona es que todo está funcionando, ni la nieve ni el frío son excusas para detener estas ciudades; en NY hay mucha vida en todas partes, se calefacciona todo a altas temperaturas: tiendas, casas, restaurantes, museos, estaciones de buses, pasajes e incluso plazas cubiertas. Es común ver gente en camisa en estos recintos (esto indica que podría haber unos 20°). La estrategia en Toronto es que existe la red peatonal subterránea más grande del mundo (The Path); algo que partió en 1900 para conectar unos locales por debajo de una calle, se convirtió en una extensa red. Afuera puede haber -25° y aquí abajo, por la calefacción, el escaso contacto con el exterior y la inercia térmica del suelo, hay unos 20°. Mientras que arriba, en el exterior, hay una actividad mínima, aquí abajo hay de todo (comercio, bancos, restaurantes, entretenciones y el metro), es una ciudad escondida.
Estas ciudades han logrado reducir su consumo energético en general, otra razón del porqué sobra petróleo ahora en el mundo; cuentan con aislación térmica en las edificaciones, pero por sobre todo han mejorado la eficiencia de los equipos y cambiado de actitud. Tanto es así que no se aprecian en ellas muchos autos de supertamaño ni de lujo como años atrás. En Santiago, siendo mucho más pobre, hay más, así como también en cuanto a obesidad, hay menos que antes. Diría que por acá estamos al contrario, aumentando: probablemente sea el síntoma del ‘nuevo-rico’.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
3.
¿Vas a seguir leyendo a medias?
NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE