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Para recordar

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Ahora que vuelve el invierno, también se instala la inquietud por el gasto energético. Recordemos que existen tres instancias de acción: en primer lugar, la casa debió haberse orientado bien con respecto al sol (recintos claves hacia el norte). Además debe estar bien construida en cuanto a aislaciones térmicas en muros, cubiertas (idealmente el piso también) y con ventanas con cámara de aire selladas. Ojalá la construcción sea compacta y sin dobles alturas en su interior.

Como segundo requerimiento está el contar con buenos equipos de calefacción, por nada del mundo de combustión interna (en general en base a parafina o gas), salvo que se ventilen los interiores frecuentemente, cosa que es más bien utópica, pues muy pocos lo hacen. Los calefactores de este tipo queman oxígeno interior, liberan gases tóxicos y grandes cantidades de agua (combinación pésima para los pulmones: gases, humedad, calor y poco oxígeno). Obviamente, los equipos ideales son los conocidos como de ‘tiro balanceado’, aquellos que toman el aire del exterior y liberan los gases de combustión y humedad al exterior sin afectar el aire de los recintos. Estos, además, son seguros y de baja mantención.

En principio lo que mejor funciona son los sistemas de calefacción tipo ‘centralizado’, pero son al mismo tiempo muy costosos de implementar. Estos funcionan mediante una caldera (a gas o petróleo en general) que calienta agua en una zona exterior y luego la bombea a los interiores, entregando el calor mediante el piso (losa radiante), radiadores murales o bien mediante cielos radiantes. El sistema por losa reparte de modo bastante parejo la temperatura, siempre y cuando la terminación del suelo no sea de madera ni alfombras, pues retardan la entrega del calor. El que va por los cielos es efectivo pues irradia el calor parejamente, lo malo es que este calor luego se acumula en las partes altas de los recintos. Los de radiadores son muy efectivos, pero la repartición del calor no es tan buena debido a muebles y otros obstáculos. Tienen la gran ventaja de que son operables independientemente, el gran inconveniente es que se ven todo el año y complican la ubicación de los muebles.

Para todos los sistemas es de gran importancia consultar por el régimen de mantenciones, su vida útil y sobre las facilidades para sus reparaciones (no olvidar que todo lo humano falla); aquí lo ideal es que su diseño contemple inspección y reparación; los vía losa son muy complicados de mantener. En este caso hay que revisar muy bien el sistema, aun más si se va a comprar una casa con más de 15 años.

Finalmente, la tercera línea de acción para reducir los gastos energéticos en una casa es el propietario mismo, quizás el factor determinante: estos deben cerrar cortinas, sellar ventanas si no lo están, abrirlas solamente en las mañanas al hacer aseo, cerrar los recintos que no se usan para no calefaccionar toda la casa, no sobrecalentar los interiores... entre 18 y 21º es suficiente (si es más bajo, perfectamente posible, abríguese más o use el famoso ’guatero’; es muy rentable).

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