Sustentabilidad: Basura en composición
¿Qué hacer con ese celular, notebook o impresora que ya no funciona? El rápido avance de la tecnología ha permitido que estos aparatos sean reemplazados fácilmente y en un corto plazo. Si bien pueden venderse, existen otro tipo de alternativas para deshacernos de ellos: reciclar, reutilizar o simplemente crear algo completamente original.
Tirar en nuestra basura doméstica celulares, notebooks, tarjetas de memoria, MP3 y cargadores siempre va a ser la peor opción.
Las partes de estos aparatos al ser expuestos como desechos se tornan en una amenaza para el medioambiente y las personas porque su potencial de contaminación es altísimo: contienen elementos tóxicos como el plomo, mercurio y cadmio; sustancias altamente nocivas que pasan directamente al agua, contaminándola. Según una investigación de Zoom Inmobiliario, en Chile el 80% del equipamiento de computadores y 95% de los celulares son desechados por sus dueños sin ningún tipo de tratamiento.
Sin embargo, existen alternativas para evitar que esto suceda. Recycla (www.recycla.cl) fue la primera en Latinoamérica en reciclar de forma segura la chatarra electrónica. “Tomamos como ejemplo una empresa canadiense y se fundó como emprendimiento social (generando trabajo para internos de la cárcel), ambiental (realizando reciclaje) y económico (autosustentable económicamente). Lo que se conoce como Triple Bottom Line”, explica su cofundador Mauricio Núñez. Cuenta con su propia planta de reciclaje, donde “los equipos electrónicos se recuperan: plásticos, metales, tarjetas electrónicas, cables, conectores, entre otros. Todo lo anterior se recicla, creando un beneficio económico y ambiental, ya que al utilizar material reciclado se evita utilizar recursos naturales y combustibles fósiles para generar más materia prima”. Basta con un llamado o un mail a Recycla para coordinar la entrega de los e-waste.
Chilenter es otro ejemplo. Consiste en lo que ellos llaman las 3R: reutilización y reacondicionamiento de computadores. Reciclaje de las piezas que ya no sirven en empresas autorizadas. Y por último reducción. Esto impide que los residuos lleguen a un vertedero común, alargando su vida útil y evitando que contaminen cursos de agua, suelo y aire, reciben solo computadores de instituciones privadas y públicas. Como su misión es contribuir a la superación de la brecha digital en Chile, durante el 2012 entregaron computadores reacondicionados a alrededor de 1.300 instituciones.
A nivel municipal, Punto Limpio fue la pionera en todo tipo de reciclaje y sus contenedores de basura tecnológica son bastante solicitados. “Su recorrido parte desde el Punto Limpio, donde los desechos peligrosos son trasladados en camiones autorizados a plantas específicas para su disposición final”, explica Yessica Tsutsumi, directora de Aseo y Ornato de la Municipalidad de Vitacura.
El Metro junto con Claro iniciaron en 2009 la red de reciclaje de celulares de mayor cobertura de la capital, que hoy en día cuenta con contenedores en 108 estaciones. En 2012 se recolectaron casi 40 mil celulares, 6.530 cargadores, 5.035 baterías y 2.138 manos libres. Estos son retirados y transportados por la empresa DEGRAF a la planta, donde se pesan y clasifican. Los celulares son desmantelados: sus baterías son enviadas a disposición final y del resto se recupera lo que se puede volver a utilizar. Finalmente, metales y plásticos vuelven como materia prima al ciclo productivo.
Hay quienes reutilizan y reciclan para diseñar o crear piezas de arte. El norteamericano Gabriel Dishaw unió su amor por las zapatillas Nike y el reciclaje. Para sus esculturas usa toda la tecnología que ya no sirve, explica que “cada uno de los materiales que uso los recolecto entre amigos y familiares. Pero la mayoría los encuentro fuera de mi casa, donde quienes conocen mi trabajo los dejan allí pues saben que van a tener un mejor uso”. En Chile, Denise Blanchard es otra artista que usa basura tecnológica. “Me seduce ver los computadores, máquinas, motores, desde su interior. Veo sus partes y al desarmarlos es como ‘destriparlos’. A partir de eso creo obras que los espectadores no se imaginan o no reconocen el material. Ese es el juego-creación que me gusta jugar”, cuenta. Entre sus figuras hay pequeñas sillas y esculturas hechas con teclados, chips, alambres y bluetooths.d
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