Review | Lightyear, una aventura en el espacio y el tiempo que logra justificar a un Buzz diferente

Esta suerte de reinicio, que presenta al personaje de una película que inspiró al popular juguete conocido por todos, es un llamativo viaje de ciencia ficción que logra salir adelante al escudriñar en un héroe que tiene que solucionar los problemas derivados de su condición de mejor soldado espacial.


El proceso de promoción de Buzz Lightyear no fue el mejor para aclarar el panorama sobre la nueva película de Pixar. Por eso no faltó que la pregunta: “¿Es esto realmente necesario?” saliese a colación de forma recurrente con cada tráiler, a pesar de que sinceramente esa interrogante puede ser expuesta casi con cualquier proyecto franquiciado de Hollywood.

Pero no solo los primeros segundos de la nueva película explican rápidamente el contexto de su presentación, siendo la película favorita del pequeño Andy en 1995 e inspirando la creación del juguete que terminaríamos viendo en Toy Story, sino que el resto de su metraje logra justificarla de la mano de una interesante historia plagada de llamativos conceptos de ciencia y ficción.

De partida, aquí nos presentan una historia en la que Buzz Lightyear, el mejor soldado galáctico del Comando Estelar, es parte de una travesía de exploración. Investigando un nuevo mundo, llamado Tikana Prime, el ranger se topa con una serie de peligros que le dejan en claro que el planeta es demasiado peligroso como para pasar mucho más tiempo sobre su superficie.

A partir de ahí, Buzz y su oficial al mando, su mejor amiga llamada Alisha Hawthorne, batallan contra alimañas e intentan emprender el vuelo en la nave que transporta a muchas más personas, pero la máquina sufre daños importantes y todos son obligados a evacuar. Y en ese entorno, Buzz se siente culpable, ya que no está acostumbrado al fracaso, pero igual algo de razón tiene, ya que fue incapaz de confiar en un novato que los acompañaba en la misión de reconocimiento.

La historia luego da un salto de un año, presentando cómo la tripulación logró crear una colonia con la infraestructura necesaria para realizar reparaciones, pero tienen un problema no menor: no han logrado desarrollar el combustible hiperespacial que les permita retomar el viaje galáctico.

Con Buzz ofreciéndose como voluntario para emprender un vuelo alrededor del sol del sistema, y constatar si el nuevo combustible tiene los componentes correctos, el vuelo experimental de solo cuatro minutos lo termina enfrentando a un problema gigantesco para el que simplemente no estaba preparado. A raíz de los efectos de la relatividad del tiempo, sobre el terreno de Tikana Prime han pasado cuatro años y muchos lo habían dado por muerto.

Enfrentando a los efectos del paso abrupto del tiempo con cada viaje de prueba, Buzz sigue adelante de forma obstinada con la misión. No obstante, cada viaje provoca que vea cómo su amiga forma su familia, quede como la comandante a cargo de toda la colonia e inevitablemente envejezca. Y es que aunque para Buzz ha pasado muy poco tiempo en su decena de viajes, sobre Tikana Prime han seguido adelante con su vida por más de 60 años.

En todo ese esquema, la historia inevitablemente cambia cuando un nuevo comandante toma las riendas, busca poner fin a las pruebas de Buzz y aceptar la vida de la colonia sobre Tikana Prime. Pero no solo Buzz estará completamente en desacuerdo, sino que un nuevo viaje de pruebas lo llevará a perderse cuatro años más en los que una extraña nave ha comenzado a atacar la colonia.

Todas esas situaciones van desenvolviendo una historia que sale adelante gracias a todos los múltiples conceptos que emplea, desde la relatividad hasta el espacio-tiempo, por lo que Lightyear puede convertirse en todo un gozo para los fans de la ciencia ficción. Y aunque también hay muchos guiños al cine del género, lo más relevante - y el principal gancho de la película - termina siendo la propia exploración de este Buzz. Ahí está la forma en que debe comenzar a confiar en la pericia de otros, confrontar sus propias decisiones y, finalmente, afrontar los problemas de ceguera que genera su excesiva determinación.

Estableciendo ese escenario llamativo en términos de ciencia ficción, Lightyear tiene un vuelco un poco más adulto, algo que de todas formas es casi una norma en las producciones Pixar, pero de todas formas amplia su abanico al poner en la balanza al deber y la obstinación. Quizás por eso cuando mejor cuaja la película es en los momentos en que escudriñan en la forma en que el orgullo propio de un soldado puede ser su más grande debilidad.

Es ahí en donde hace clic la propuesta de Lightyear, a la que suman divertidos personajes secundarios que ayudan a confrontar y solventar el inevitable viaje de crecimiento de Buzz. Y sí, esta también es una aventura plagada de acción y secuencias innovadoras, pero los personajes son los que terminan importando mucho, mucho más.

Por eso da un poco lo mismo que esta película no logre alcanzar las cotas altas a las que llegó Toy Story, ya que a la larga termina volcándose a un cuento propio que se logra desligar del mundo en donde los juguetes cobran vida. Lo más importante es que aquí realmente hacen funcionar a un Buzz de carne y hueso digital, lo que de por si era el mayor desafío considerando lo que ya se había hecho con un personaje supuestamente de plástico, pero que tenía un corazón de oro.

Lightyear ya está disponible en cines.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.