El sábado Arabia Saudita ejecutó a ocho personas que habían sido condenadas a pena capital por delitos de drogas y homicidio.

Según reporta Deutsche Welle, se trata de uno de los días más sangrientos de este año en lo que respecta a la pena de muerte.

Siete de los condenados eran extranjeros -cuatro somalíes y tres etíopes- y fueron ejecutados en Najran, en el sur del país, debido a que se les acusaba contrabando de hachís. Un artículo publicado en National Center for Biotechnology Information recoge que el hachís es la droga más popular en el Reino de Arabia Saudita, particularmente entre los jóvenes, y que su auge se concentra en las fronteras norte y sur del país.

El octavo ejecutado, en tanto, era un ciudadano saudí al que se le acusaba de matar a su madre. Su muerte tuvo lugar en la provincia de Asir, en el suroeste del reino.

El número de ejecuciones en 2025 asciende al menos a 230, según un recuento de AFP citado por DW. La mayoría de ellas está relacionada con delitos asociados a las drogas. Un informe de Amnistía Internacional publicado en junio de este año advierte que ha habido una escalada en las ejecuciones, especialmente de personas extranjeras condenadas por drogas.

Entre enero de 2014 y junio de 2025, asegura el informe, Arabia Saudita ejecutó a 1.816 personas. Una de cada tres fue ejecutada por delitos asociados a drogas. El 75% de ellos era extranjero. Según la Organización Europea Saudí para los Derechos Humanos (Esohr), este año el reino podría superar las 345 ejecuciones alcanzadas en 2024.