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¿Dónde está el progresismo en Israel?: el cambio generado en el panorama político por los ataques de Hamás

Actualmente, Demócratas –creado tras la fusión del Partido Laborista y Meretz, dos pilares históricos de la izquierda israelí– tiene apenas cinco escaños en el Parlamento.

Una persona se encuentra frente a un camión lanza agua de la policía israelí que se utiliza para dispersar a los manifestantes que bloquean una calle durante una protesta contra los planes del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu de reformar el sistema judicial, en Jerusalén, el 24 de julio de 2023. Foto: Archivo Ariel Schalit

Cuando el líder de la oposición de izquierda y exsubjefe del Estado Mayor Militar de Israel, Yair Golan, criticó duramente al Ejército y al gobierno de Benjamín Netanyahu –en mayo pasado– por las acciones israelíes en Gaza, generó una serie de respuestas y remeció la política del país que experimentó un cambio desde los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023, que dejaron 1.200 muertos y 250 rehenes.

“Un país sensato no lucha contra civiles, no mata bebés por afición y no se propone expulsar a una población”, dijo Golan, líder de la coalición de izquierda. “Israel va camino de convertirse en un Estado paria entre las naciones, como lo fue Sudáfrica en su día”, añadió. Si bien después suavizó sus palabras, no se retractó: “Un gobierno que dice que podemos abandonar rehenes y matar de hambre a niños es un gobierno que habla como portavoz de Hamás”.

Los ataques de Israel contra Gaza, que han dejado más de 60 mil personas muertas, sumado al bloqueo a la entrada de más de 430 camiones de alimentos, incluyendo carne congelada, pescado, productos lácteos y verduras, ha generado que 251 personas hayan fallecido producto de la desnutrición. La situación humanitaria ha hecho surgir la interrogante sobre cuál es el rol de la izquierda, que ha abogado por la solución de dos estados, en Israel.

Una vista aérea muestra a personas sosteniendo una pancarta en hebreo que dice "Corte Suprema" mientras participan en una manifestación contra la reforma judicial del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Jerusalén, el 11 de septiembre de 2023. Foto. Archivo ILAN ROSENBERG

“A falta de una visión alternativa convincente a la perpetua subyugación de los palestinos bajo la bota del Ejército israelí, la izquierda parlamentaria israelí ha sido condenada a la irrelevancia”, escribió el portal israelí +972.

En un artículo, el activista Mordejai Levy explicó que “los partidos de izquierda son las instituciones políticas más antiguas de Israel. Se fundaron antes de la creación del Estado y fueron la fuerza política dominante en sus primeras décadas”. Sin embargo, desde la década de 1990 su poder ha disminuido constantemente, hasta el punto de que en las últimas elecciones a la Knéset celebradas en 2022 apenas lograron el voto.

Levy señala en su publicación que los votantes no desaparecieron, sino que solo cambiaron su comportamiento político: de una identificación partidista y el voto por los partidos de izquierda a una oposición política y el voto en contra de los partidos de derecha.

“Para ilustrar este patrón de comportamiento, se presentaron datos de votación para la Knéset en dos comunidades con diferentes características demográficas: el kibutz Mizra, una comuna socialista identificada con los votantes de izquierda, y Beit-Shean, una ciudad que es un bastión de los votantes de derecha. La conclusión es que la manera de que los partidos de izquierda recuperen su dominio es mediante la reintegración de la identidad judía con los valores de la justicia y la igualdad”, escribió Levy.

Golan, que es un respetado mayor general retirado, es el actual presidente de los Demócratas, una colectividad que se formó en junio de 2024 a partir de la fusión del Partido Laborista y Meretz, dos pilares históricos de la izquierda israelí, que actualmente cuenta con cinco escaños en la Knéset de un total de 120.

Ante el difícil panorama actual, Golan pidió en mayo una fusión preelectoral con los dos partidos centristas más grandes para competir con el bloque de derecha del primer ministro Benjamín Netanyahu, pero recibió una reprimenda de fuentes anónimas cercanas a su posible socio, Yair Lapid.

Yair Golan en una conferencia. Foto: Archivo

“Debemos unirnos antes de las elecciones y formar el partido más grande dentro del bloque, un partido que sea la alternativa para liderar el próximo gobierno y marcar el rumbo de Israel”, dijo Golan en una conferencia titulada “El Israel democrático ganará”, organizada por la fundación Berl Katznelson.

Instó al líder de la oposición, Yair Lapid –que preside el partido de centroizquierda Yesh Atid–, y a Benny Gantz –que preside el partido centrista Unidad Nacional–, a “ponerse manos a la obra” y trabajar juntos para ofrecer a los votantes lo que él llamó una alternativa sionista democrática.

Golan enfatizó la necesidad de reconstruir la columna vertebral política, de seguridad y democrática de Israel, criticando duramente al actual gobierno de derecha como “antisionista y antidemocrático”. Dijo que el único camino viable a seguir incluye poner fin a la guerra contra Hamás, asegurar el retorno de los rehenes retenidos en Gaza y buscar un horizonte diplomático claro respecto a los palestinos.

“No hay política de izquierdas en Israel; esta es una realidad que muchos pasan por alto”, tuiteó el activista por la paz palestino Hamze Awawde en julio del año pasado. Sus comentarios se produjeron después de que la Knéset aprobara una resolución que se oponía a la creación de un Estado palestino por 68 votos a favor y 9 en contra, con solo los legisladores de partidos liderados por palestinos votando en contra. “Si bien existen algunos movimientos de izquierda de base, la política de izquierdas como fuerza política simplemente no existe en Israel”, aseguró.

El historiador israelí y columnista del diario Hareetz, Adam Raz, dijo a La Tercera que el mapa político en Israel cambió después de los ataques de Hamas y explicó que, como es la tradición en los partidos de izquierda, Demócratas se encuentra a favor de la solución de dos estados y lo otro es que respaldan un estado de bienestar, de la socialdemocracia.

“La izquierda en Israel hoy en día es muy pequeña. Y estamos hablando de la izquierda sionista, la izquierda judía. No estamos hablando de los palestinos sino de la Knéset israelí, que solo tiene cinco escaños en el Parlamento. Y entonces surge una pregunta porque Golan ahora encabeza la nueva lista que se presentará a las próximas elecciones dentro de un año, más o menos. Así que necesitamos ver qué distingue realmente a esta nueva lista de otras más centristas y progresistas”, añadió.

“La completa marginación de la izquierda, impuesta por la policía israelí politizada, no ha hecho más que acelerarse desde el 7 de octubre. Incluso los familiares de rehenes israelíes , que exigen un alto el fuego para liberar a sus familiares, son acosados y difamados como traidores izquierdistas. La creciente represión de la sociedad palestina también ha limitado radicalmente el horizonte de la disidencia o la acción política colectiva durante el último año”, escribió +972.

“Desde apenas unos días después del ataque de Hamás, los ciudadanos palestinos se han enfrentado a una campaña de intimidación, persecución, vigilancia y acoso respaldada por el gobierno. Sin embargo, durante el último año hemos visto a activistas israelíes de izquierda persistir en sus esfuerzos por construir poder en pos de un futuro más pacífico, justo e igualitario para israelíes y palestinos”, añadió.

“Nadie se hace ilusiones de que la presión interna de la izquierda sea el factor decisivo para obligar a Israel a poner fin a su masacre en Gaza; al contrario, todos instan a los gobiernos extranjeros a que dejen de enviar armas a Israel. Predominan la resignación y la desesperación contenidas. Pero consideran su activismo como el mínimo indispensable desde su posición de relativo privilegio, aun reconociendo el limitado impacto material de sus acciones”, indicó el portal en su análisis.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Foto: Instagram @b.netanyahu

“La sociedad israelí cambió rápidamente después del 7 de octubre, el discurso cambió, una gran parte de la izquierda israelí aprueba las acciones del gobierno de Netanyahu en Gaza, la brutalidad sobre cómo Israel ha conducido la guerra. Hay que recordar que, nueve meses antes, hubo una gran manifestación en Israel contra el gobierno de Netanyahu, pero tras el 7 de octubre la sociedad israelí en su conjunto legitima la campaña de bombardeos aéreos, la hambruna en Gaza y todo lo que ya conocen. Después del 7 de octubre es mucho más difícil criticar la idea del Ejército israelí”, indicó Raz.

Por otro lado, el diario Hareetz explicó en un artículo el papel político formativo que desempeñan las academias premilitares de Israel y que señalan es algo que la izquierda ha olvidado. Se trata de los Mekhinot, programas voluntarios de liderazgo de año sabático para jóvenes israelíes que fueron establecidos por sionistas religiosos de derecha con un objetivo político estratégico.

El periódico dice que “estas academias constituyen un fenómeno educativo único que hoy ofrece una gama de programas dirigidos a grupos religiosos, laicos y mixtos de judíos israelíes. Sin embargo, durante las tres décadas transcurridas desde la fundación de la primera mekhinah, la iniciativa ha tenido un éxito notable en el desarrollo de una nueva élite religiosa de derecha”.

Hoy en día, los graduados de la primera generación de Mekhinot religiosos ocupan una amplia gama de cargos públicos destacados: dentro del sistema de seguridad israelí, en el gobierno y en el ecosistema mediático.

Durante los años de los Acuerdos de Oslo (1993) y el asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin (1995), sostuvo Hareetz, los fundadores de las nuevas academias laicas estaban divididos sobre el papel político que debían desempeñar estos programas. Mekhinat Rabin, la primera en establecerse, promovía explícitamente la educación política de izquierda y se ha mantenido como la institución insignia de la izquierda laica. Sin embargo, la mayoría de las demás academias laicas no defendían una ideología política específica, sino que favorecían un currículo más amplio que exploraba el compromiso social y la identidad judía.

“Mientras gran parte de la centroizquierda se centra en tender puentes con un público sionista religioso que nunca ha mostrado un verdadero interés en sumarse a sus esfuerzos, la derecha de los colonos religiosos continúa cultivando líderes ideológicos y una élite política poderosa. Esto también es una consecuencia del proceso de privatización premilitar: el vacío desregulado en el que operan estas academias permite un grado de flexibilidad ideológica y pedagógica que jamás podría existir en el sistema de educación pública”, escribió el diario.

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